La voz de la Mujer.
Periódico comunista-anárquico, 1896-1897. Buenos Aires: 2da edición UNQUI,
2018, 168 pp.
ISSN 1853-7723
El actual ejemplar de La Voz de la Mujer es la
reedición de la compilación facsimilar editada hace poco más de veinte años por
la Universidad Nacional de Quilmes del periódico comunista-anárquico escrito en
nuestro país casi exclusivamente por y para mujeres, entre 1896-1897.
La versión 2018 cuenta con un prólogo original de
Dora Barrancos y una nota editorial de María del Carmen Feijoó que ponen en
contexto el terreno de circulación de ideas, propuestas, lineamientos que
persiguen el campo comunista anárquico en general y el femenino en particular.
Profundiza esa información el análisis de Maxine Molyneux con un artículo que
detalla las trayectorias del feminismo anarquista y del grupo que compone La
Voz de la Mujer. De esta forma se perfila el escenario de fin de siglo en una
Buenos Aires que ve consolidar su urbe, atravesada por las oleadas migratorias
de las clases trabajadoras españolas e italianas que llegan al país en afán de
asentarse.
Las mujeres-trabajadoras-migrantes que escriben
para sus semejantes los ocho números aquí recuperados tienen un doble objetivo:
acabar con la explotación burguesa y con la explotación de la femeneidad. A lo
largo de toda la tirada se pronuncian contra la autoridad ejercida por el
patrón, el estado y el clérigo sobre los cuerpos obreros de mujeres, hombres y
niñxs. Contra aquellos y contra el hambre, la miseria, la guerra, proponen
levantar armas. Pero también, en consonancia con las corrientes feministas de
época, se pronuncian contra la utilización del cuerpo femenino para la
satisfacción -carnal, doméstica y espiritual- masculina. Sus consignas llaman a
luchar contra el matrimonio, la familia burguesa, la prostitución y otros tipos
de esclavitud. Exhortan a la consecución de la emancipación femenina, a la
participación de las mujeres en la lucha armada, a la consolidación de
relaciones igualitarias, al amor libre y al disfrute de la sexualidad deseada.
Con el transcurrir de las publicaciones, la premisa
del reconocimiento del libre albedrío femenino trasciende la cuestión de clase
y el guante de las escritoras anarquistas es recogido por sus compañeros. El
debate cobra intensidad hasta volverse lo que parece un núcleo alrededor del
cual se tensan las relaciones entre los hombres y las mujeres del movimiento.
En un intercambio de notas editoriales acusarán de falsos anarquistas a
aquellos que niegan la emancipación femenina, o piensan prioritaria la
masculina. A partir del quinto número, cambio editorial mediante, tal debate
será visiblemente mitigado y se agravarán las condiciones económicas para el
sostenimiento de las publicaciones.
Molyneaux, por su lado, deja filtrar una duda
¿responde la extinción del diario a esa incompatibilidad que los ideales de las
escritoras presentan respecto a los ideales de sus compañeros varones? ¿Es esa
tensión la que pone en jaque la circulación del periódico, agotando los
esfuerzos editoriales? Si bien carecemos de respuesta, la pregunta queda al
alcance de las investigadoras. En cualquier caso, la lectura de La Voz de la
Mujer interpela a las sensibilidades del presente, reactualizando los debates y
habilitando una estimulación mutua. Como Pepita Gherra dijo: “ayer
suplicábamos, rogábamos, mas hoy tomaremos lo que falta nos haga, cuando y en
donde podamos tomarlo. Las noches de largo y hambriento insomnio las
sustituiremos por las hecatombes de sangre de canallas. No tenemos Dios ni
ley”.