Guillermina Guillamón, Música, política y gusto. Una historia de la cultura musical en buenos aires, 1817-1838. Rosario: Prohistoria, 2018, 224 pp.

 

Por  José Ignacio Weber

Universidad de Buenos Aires

Buenos Aires, Argentina

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 12, N° 24, pp. 168-171

Julio- Diciembre de 2019

ISSN 1853-7723

 

 

Música, política y gusto…  presenta la investigación de doctorado de Guillermina Guillamón realizada en la Universidad de Tres de Febrero. Indaga en la relación entre los proyectos políticos del período 1817-1838 y la cultura musical, en particular de las versiones vernáculas de los idearios de la ilustración y el romanticismo y sus postulados estéticos en conflictiva definición. El estudio de dicha relación entre música y política sigue dos hipótesis complementarias: la intervención del poder político, directa o mediada, en la cultura musical con el fin de modelizar y modernizar los comportamientos; y la agencia de los sujetos que, por fuera de lo político, dinamizaron y dieron forma a las prácticas musicales y sus sentidos. El problema último al que se refiere es el del relevo de culturas y al arsenal sígnico-simbólico, por ende pragmático, puesto en juego para modelizar una nueva cultura, aun con continuidades. De este modo, lo que aquí se llama cultura musical se agrega a la disputa por los consensos en la nueva hegemonía y a la pedagogía para su difusión y aceptación.

El libro se estructura en una “Obertura” que expone el plan argumental, cinco capítulos y un epílogo que recapitula las conclusiones y propone desarrollos futuros. El primer capítulo da cuenta de la fundamentación teórica del problema y discute y defiende su pertinencia en el ámbito de referencia de la historia de la cultura. La construcción del objeto de estudio dentro de la historia socio-cultural en el gran ámbito de pertinencia de la historiografía general se nutre de su aplicación en estudios musicológicos recientes. Se supera la “falsa aporía” entre una historiografía cultural que ignora lo musical y una musicología que no lo trasciende cuestión obvia en el marco de la historia de la música y la musicología hace varias décadas. El objeto, la cultura musical, y la metodología para su abordaje se conforman en la intersección, principalmente, de la teoría de la representación Chartier, la antropología simbólica Geertz, la aproximación microhistórica, el concepto de sociabilidad Elias, la noción de mundos del arte Becker, la teoría de la mediación y la sociología musical especialmente del concepto de affordance. Esta propuesta teórica se sostiene sobre dos pretensiones fundamentales: la superación de las teorías bourdieuanas de campos difícilmente aplicable a espacios de la cultura todavía no autónomos y de la homología; y un punto de vista pragmaticista.

El segundo capítulo propone un recorrido por los principales espacios escénicos, institucionales y de circulación de bienes musicales. El Teatro Provisional, la Sociedad del Buen Gusto, la Sociedad Filarmónica, la Academia y la Escuela de Música fueron ámbitos de intervención más o menos directa del poder político sustentada en la capacidad de las actividades allí llevadas a cabo de modelizar suavizando, puliendo los comportamientos sociales. Así también, se señala la aparición, en momentos de retracción de estos espacios más oficiales, de lugares alternativos con prácticas populares y de vuelta al ámbito privado.

El apartado siguiente relata el afianzamiento del género lírico en Buenos Aires. Desde el ascenso y consolidación en el gusto de la ópera buffa italiana Rossini y su justificación y pedagogía en la prensa periódica como superación del modelo español y sus géneros; hasta el comienzo del hiato operístico y emergencia de la canción romántica, particularmente del programa de Echeverría y Esnaola. Este segundo momento, coincidente con una nueva sociabilidad en ámbito privado, se planteaba como una búsqueda de lo propio de la cultura argentina y, por lo tanto, como una superación de la experiencia estética de la política anterior a c.1830. La autora propone una hipótesis sugerente, cierta continuidad entre la trama y estructura narrativa de la ópera, especialmente rossiniana, y los tópicos de la canción romántica, sobre todo el desamor. Continuidad de un patetismo o sentimentalismo al que el público estaba habituado y que conectaría la diferencia genérica y de recepción entre ambas creaciones.

El cuarto capítulo aporta, a partir de la detección de un corpus documental poco transitado en el estudio de la música del período, a la comprensión de la normativización de la práctica teatral-musical desde la política. Las actas de Policía y los juicios del Tribunal Civil permiten dar cuenta de ello evidenciando hasta qué punto fueron también los propios agentes músicos, empresarios, lutieres, aficionados los que delimitaron el alcance de su práctica y las relaciones con los objetos que le eran propios.

El último capítulo de la sección expositiva indaga en la noción de gusto y la vuelve operativa. La propaganda y la crítica musical, a través de la prensa, definieron en la categoría del “buen gusto” un proceso doble: de adquisición de las disposiciones mínimas para emitir el juicio estético; y la determinación de normas de conducta, sensibilidad y pensamiento moderno. Es posible, señala Guillamón, distinguir dos momentos: la experiencia ligada al “grupo rivadaviano”, en la que el buen gusto se limitaba al horizonte de la elite dirigente, y la de la “joven generación romántica”, que extendió su aplicabilidad a lo popular. Destaca la detección de puntos de continuidades entre el ideario ilustrado y el romántico, especialmente en la influencia del sensualismo.

La principal contribución de esta tesis es la definición de la cultura musical como una noción operativa metodológicamente para vincular prácticas, espacios, soportes, actores y discursos, alineados con programas políticos pero sin que sus actores pierdan agencia. No dependiente totalmente de las periodizaciones de la historia política, permite dar cuenta de rupturas y continuidades en una lógica propia.