Alejandra Giuliani, Editores y política: entre el mercado latinoamericano de libros y el primer peronismo (1938-1955). Buenos Aires: Tren en movimiento, 2018, 284 pp.

 

Por  Marcela Coria

 

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Universidad Nacional de La Plata

La Plata, Provincia de Buenos Aires

Argentina

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 12, N° 24, pp. 165-167

Julio- Diciembre de 2019

ISSN 1853-7723

 

 

Editores y política de Alejandra Giuliani estudia la edición de libros en Argentina entre mediados de la década de 1930 y 1950. Esta obra, derivada de su investigación doctoral, constituye un verdadero aporte a la historia de la edición en nuestro país como así también en los estudios sobre el peronismo. Su singularidad radica en indagar los intersticios del mercado editorial en Buenos Aires con relación a las implicancias de un fenómeno tan complejo a nivel político, social y cultural como lo fue el gobierno peronista.

Aunque no existe una periodización unívoca de la historia editorial argentina, Giuliani analiza las propuestas de diversos estudios y propone al período comprendido entre 1936 y 1955 como la considerada “época de oro” del libro argentino en lo que refiere a la industria editorial para la exportación. En esa etapa se produjo un crecimiento cuantitativo de la producción y exportación de libros, pero también cambios cualitativos. Por ese motivo, la autora ensaya una mirada económica del mercado editorial, pero sobre todo sus tramas culturales, sociales y políticas. Esta perspectiva le permite problematizar los vínculos entre los editores y los organismos estatales con injerencia en el mundo de la edición, así como las estrategias y discursos de ambos actores.

La importancia del periodo radica en que constituyó un escenario favorable para los editores españoles que llegaban al país exiliados de la Guerra Civil Español (1936-1939), contando con experiencia en el área y sustento económico suficiente como para desplegar el mercado. Esa incorporación ocasionó un próspero desarrollo de casas editoras, y llevó a que, desde 1936, la producción aumentara exponencialmente. En este contexto, Giuliani advierte la escasa presencia de autores argentinos entre la bibliografía editada, en contrapartida a la existencia mayoritaria de escritores españoles. Entonces, este auge productivo no refería a un aumento en la edición de libros de autores nacionales, sino que se editaba según lo que estipulaba el consumo internacional, esto es, mayormente autores europeos, best sellers, traducciones, entre otros. Cabe agregar asimismo que este incremento no se vinculó a un aumento del consumo librero en nuestro país, ya que el propósito principal de esta ampliación en la producción editorial era la exportación.

En 1938 se inauguró la Cámara Argentina del Libro (CAL), primera asociación empresarial liderada por editores, que Giuliani propone pensar como un agente colectivo. Por un lado, analiza la figura de Gonzalo Quesada como el dirigente motorizador de iniciativas que llevaron a negociaciones entre el sector empresarial y organismos estatales. Y por otro, considera el rol comunicativo de esta institución a través de su publicación periódica Biblos editada desde 1941, la cual constituyó una fuente de información esencial para indagar en las políticas editoriales de las casas editoras asociadas a la CAL.

La autora advierte que hubo discrepancias entre las concepciones político-ideológicas de quienes conformaban la CAL y las instituciones gubernamentales destinadas a regular y fomentar la edición de libros. No obstante, postula que estas organizaciones lograron, en ocasiones, un trabajo coordinado que incluyó el despliegue de redes de difusión en países de América Latina, la organización de la multitudinaria Feria del Libro de 1943 e incluso vínculos con la Sociedad Argentina de Escritores (SAE), que tenía mejor relación con el gobierno.

Entre las iniciativas orientadas a disminuir el déficit de autores nacionales, en 1947 se sancionó la Ley 13.049, denominada de “crédito editorial”. Esta legislación autorizaba el establecimiento de un fondo especial de veinticinco millones de pesos m./n. reservados a préstamos, destinados a las empresas editoriales locales que imprimían en el país y que habían sido conformadas antes de 1946. Este punto resulta crucial para interpretar las vinculaciones entre instituciones del estado y la CAL. Giuliani se cuestiona en este punto el grado de intervención estatal, ya que, esta ley apoyaba también editoriales consideradas antiperonistas, contrario a lo presupuesto.

En síntesis, la autora reconstruye la dimensión política de la edición: el escenario donde se libraron disputas con funcionarios de gobierno, se discutieron políticas públicas y se impulsaron proyectos y medidas económicas, en el marco de un gobierno con destacadas políticas económicas y culturales que excedían el ámbito editorial.

Esta sucinta recensión no da cuenta de todos los aportes de esta investigación, fundamentada en un considerable corpus documental, pero intenta ponderar la importancia de conformar estudios que se ocupen de la historia de la edición en Argentina desde una perspectiva que incluya lo económico, lo social, lo cultural y lo político.