“Una larga marcha”. El Partido Comunista Revolucionario y la búsqueda del "camino de la revolución" en la Argentina (1962-1974)
Por Juan Manuel Cisilino
Centro de Investigaciones Socio-Históricas,
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (Universidad Nacional de La Plata - CONICET),
PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 17, N° 34, pp. 131-135
Julio- Diciembre de 2024
ISSN 1853-7723
La tesis propone un abordaje sistemático e integral acerca de la trayectoria del Partido Comunista Revolucionario (PCR), desde la gestación de la fractura en el seno del Partido Comunista (PC) a partir de 1962 hasta la oficialización de su identificación con el maoísmo en 1974.
Nuestra perspectiva se inscribe en el enfoque desarrollado por Cristina Tortti y su equipo de investigación: empleamos la categoría de “nueva izquierda” para remitir al extendido movimiento de oposición social, política y cultural, que se desplegó durante las dos décadas de inestabilidad que siguieron al derrocamiento de Perón. Con ella, buscamos identificar un lugar dentro del campo político, en el que se articularon la protesta y la oposición al régimen con consignas revolucionarias y repertorios radicalizados de confrontación. Esta mirada ha permitido identificar las coincidencias –y también subrayar las diferencias- entre diversos actores y ámbitos, que proliferaron por aquellos años. Entre ellos, se encuentran las corrientes políticas como el PCR, que surgieron al interior de los partidos de la “izquierda tradicional”, a partir de la impugnación de direcciones consideradas reformistas.
Con esas claves, abordamos nuestra investigación considerando al PCR como emergente de la “nueva izquierda”, en tanto manifestación particular de la radicalización de una corriente comunista en el seno del más importante de los partidos de la “izquierda tradicional” y como exponente de problemáticas claves en los sesenta-setenta, que condensamos bajo el concepto de “camino de la revolución” en la Argentina. De ese modo, inscribimos los orígenes del comunismo revolucionario en las profundas transformaciones atravesadas por la izquierda argentina durante los sesenta, particularmente en el contexto de los debates sobre el “camino propio” del proceso revolucionario argentino, la emergencia del maoísmo como corriente diferenciada en el Movimiento Comunista Internacional (MCI) y la reelaboración de prácticas políticas y de los modos de vincularse con las masas (especialmente con aquellas identificadas con el peronismo) por parte de corrientes que se propusieron transformaciones revolucionarias. Desde ese punto de vista, el énfasis de nuestro enfoque en retrotraer el análisis a comienzos de los sesenta resultó valioso para comprender cómo se fue gestando la formación del nuevo partido, los debates que lo recorrieron, los afluentes que convergieron en lo que hemos llamado su proceso fundacional y en la impronta distintiva que el PCR fue asumiendo en un proceso signado por una trama política y social más amplia.
A partir de estas llaves analíticas y a través de una estrategia metodológica cualitativa, que articuló el análisis documental de fuentes escritas con entrevistas en profundidad a protagonistas, evidenciamos el proceso de construcción de la identidad política del PCR a lo largo del período y analizamos las concepciones político-estratégicas, los debates (internos y con otras fuerzas) y las prácticas políticas que delinearon su concepción del “camino de la revolución” en la Argentina y su perfil distintivo en el amplio campo de la “nueva izquierda”.
Para ello, articulamos nuestro análisis en torno a tres ejes fundamentales, que se desarrollaron a través de cada una de las tres partes que estructuran la tesis. El primero refiere a los orígenes del comunismo revolucionario y a los debates político-estratégicos acerca de las vías de la revolución y las modalidades de lucha armada en sus primeros años, en el contexto de las distintas perspectivas sobre el proceso revolucionario en la Argentina que atravesaron al campo de la “nueva izquierda”.
El segundo eje se centra en la “política de masas” que se desprendió de esos postulados estratégicos, es decir en las formas de vinculación con los sectores que buscaba movilizar y en las prácticas políticas del PCR en ámbitos del movimiento obrero industrial y rural, estudiantil y cultural. Para ello, resultó clave considerar sus posturas frente al peronismo, sobre todo por la gran influencia que esta corriente tuvo en el movimiento obrero en particular.
El tercero de los ejes apunta al análisis del largo proceso de identificación con el maoísmo y sus implicancias en la línea política partidaria. La articulación de estos tres ejes ha exigido inscribir esos procesos, prácticas y debates en el contexto local y global de las polémicas político-ideológicas del Movimiento Comunista Internacional, así como también en el campo más amplio de los actores de la “nueva izquierda” argentina y en la trama social y política que recorrió los sesenta-setenta en nuestro país.
Estas discusiones y prácticas, en un contexto de creciente conflictividad social e inestabilidad política, moldearon el perfil distintivo del PCR. Por esa razón, sostenemos que el proceso de construcción de su identidad política, en el período que analizamos, se desarrolló a partir de un proceso de triple demarcación.
En primer lugar, en relación con el PC, el comunismo revolucionario transitó un proceso de diferenciación y disputa (con fuertes huellas de continuidad) en el que defendió la lucha armada como única vía a la revolución y fue crecientemente crítico de la Unión Soviética hasta considerarla una potencia imperialista. Partiendo del análisis de las identidades políticas, mostramos cómo el PCR nació con la explícita pretensión de disputarle el lugar del “auténtico” partido del comunismo en la Argentina a su organización de origen, buscó construir su representación como la opción “realmente” revolucionaria, y promovió tanto una reapropiación de la tradición comunista, en función de sus posiciones políticas, como una reelaboración de su propio pasado a partir de los nuevos horizontes trazados. Esta demarcación con el PC fue una constante en sus procesos identitarios y en la construcción de una alteridad, operando como la legitimación de una línea divisoria infranqueable.
En segundo lugar, ante los modelos guerrilleros de otras corrientes de la “nueva izquierda”, el PCR fue partidario de una perspectiva insurreccional de lucha armada, afrontando una serie de debates internos en sus primeros años bajo la influencia de la Revolución Cubana, el Che Guevara y la irrupción del Cordobazo, referencias que, a su vez, fueron transversales al amplio espectro de las izquierdas. El singular saldo de estas discusiones en el PCR definió las tareas y moldeó los modos y prácticas con las que se vinculó con los sectores a los que aspiraba a dirigir. Desde esa perspectiva, esta corriente política articuló una concepción de “lucha armada de masas” y de “insurrección popular” con el “clasismo revolucionario” y su propia estrategia basada en el desarrollo de los cuerpos de delegados. Estas experiencias incidieron también en sus posicionamientos frente al peronismo y a la influencia de este en las masas obreras en particular.
Por último, ya dentro del campo del maoísmo a mediados de los setenta, el comunismo revolucionario elaboró una singular interpretación de sus tesis, diferenciándose de otras lecturas que encarnaron otros agrupamientos maoístas. Ese proceso implicó un conjunto de apropiaciones, reelaboraciones, racionalizaciones ex post y usos que posibilitaron tanto la legitimación de posiciones políticas previas como la justificación de una serie de virajes, amparados en la autonomía nacional para la formulación del “camino de la revolución”. Desde esa mirada, el PCR buscó comprender no sólo los cambios en la política soviética y las polémicas que atravesaban al MCI, alineándose con la República Popular China, sino también la realidad política nacional y sus particularidades, especialmente el fenómeno peronista.
Esta búsqueda por encontrar el “camino propio” del proceso revolucionario argentino se inscribió en la preocupación por el “problema nacional”, que ya entre los cincuenta y los sesenta había sido incorporado con fuerza a los discursos de los actores de la “nueva izquierda”. En la tesis mostramos cómo la configuración de una formulación propia de la llamada “cuestión nacional” fue decisiva en el proceso de identificación del PCR con el maoísmo y en la profundización de la triple demarcación que mencionamos. En ese sentido, nuestro análisis sobre su largo proceso de adhesión al maoísmo ha permitido elucidar la configuración singular de un puente entre marxismo y “lo nacional” y cómo en sus virajes políticos y “traducciones” de las tesis maoístas cobró una gran importancia una interpretación particular de la “cuestión nacional” en clave “antiimperialista” y “tercermundista”. Esto fue empleado en el comunismo revolucionario para una reinterpretación del peronismo y para una revalorización de la figura de Perón como un líder de la “burguesía nacional”, que, a pesar de su “reformismo”, forcejeaba con las dos superpotencias que se disputaban el control de la Argentina.
Una de las implicancias políticas más notorias de estos virajes a partir del uso de las tesis maoístas fue la que alejó al PCR de los partidos de la “izquierda tradicional” y de la mayoría de las corrientes de la “nueva izquierda”: nos referimos a la posición desplegada en el período 1974-1976 en torno a la amenaza de un golpe de Estado contra el gobierno peronista. En ese contexto, el comunismo revolucionario formulaba como única vía disponible para impedir “otro ´55” la defensa del gobierno constitucional de Isabel Perón y la concentración de los esfuerzos de la lucha popular contra “los golpistas”, a quienes se les imputaba un alineamiento “proyanqui” o “prosoviético”. Este posicionamiento fue decisivo en los realineamientos y en la reubicación del comunismo revolucionario en el campo de las izquierdas.
Nuestra tesis se propone como una puerta de entrada posible a diversos debates sociohistóricos y como una sólida base para futuras problematizaciones, en tanto el itinerario político del PCR, sus orígenes, prácticas y debates contribuyen a enriquecer el conocimiento de la “nueva izquierda” en el campo de la Historia Reciente y de su incidencia en la dinámica histórica y política de los sesenta-setenta.