introducción
PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia
Política,
Año 13, N° 25, pp. 3-13
Enero- Junio de 2020
ISSN 1853-7723
introducción
La Universidad
de Buenos Aires, en tanto institución privilegiada para la formación y la
reproducción de las elites sociales, políticas y culturales de nuestro país, ha
revestido de una importancia considerable durante el siglo XX. Particularmente
algunas de sus facultades, como la de Derecho y la de Filosofía y Letras,
experimentaron transformaciones con el correr del siglo XX que permitieron que
diferentes profesores universitarios y eminentes graduados participaran de
discusiones sobre el funcionamiento de las instituciones políticas en tiempos
de ampliación del sufragio y sobre el perfil que debería tener la Universidad
posterior a la reforma en la sociedad argentina (Halperin Donghi, 1999; 2000;
2004a; 2004b; Persello, 2000; Tato, 2009; Roldán, 2006).
Este proceso de
transformación y modernización en la Universidad tuvo diferentes dimensiones:
una eminentemente institucional de la propia universidad (un campo de estudios
que se ha consolidado en las últimas décadas) con especial énfasis en las
facultades mencionadas (Buchbinder, 1997; Halperín Donghi, 2002; Buchbinder,
2005); otra, en cambio, de carácter intelectual, a través de los debates
políticos, jurídicos, culturales que se produjeron en su seno a la luz de la
democratización (Devoto y Pagano, 2009; Devoto, ed., 2006; Buchbinder, 2012,
pp. 115-142; Zimmermann, 2013); y otra referida a las transformaciones
culturales que acompañaron dichos procesos, lo cual involucra diferentes
dimensiones de análisis, entre ellas, la aparición de revistas, libros y editoriales
vinculados al ámbito universitario (Roldán, 2006; De Diego, 2014; Bruno, 2009; Gutiérrez y
Romero, 1989; Lida, 2014).
La experiencia
de la democratización que vivió la Argentina en este triple sentido (político,
social y cultural) impactó de lleno en el campo académico para renovarlo en su
interior, así como también en su manera de posicionarse ante la sociedad, la
cultura, la política y, en especial, frente a la opinión pública, a la que
tendrá que interpelar utilizando como recurso el prestigio propio de los
profesores de la universidad de la época. Así, en este dossier intentamos
reunir una serie de contribuciones sobre la vida pública de los profesores
universitarios, que se traducirá en su creciente protagonismo en diversas
facetas tanto de la política como de la cultura del período, como así también
en la construcción del tejido institucional-organizativo de las Facultades en
las cuales se desempeñaron principalmente.
Particularmente,
las dos facultades de la Universidad de Buenos Aires en las cuales desplegaron
parte de sus actividades los profesores aquí analizados fueron espacios que
experimentaron una rápida transformación. La Facultad de Filosofía y Letras
había sido fundada en 1896 bajo una fuerte impronta del positivismo (Buchbinder,
1997). En 1913, en un contexto de creciente presión nacionalista, bajo la luz
de las celebraciones del Centenario, se creó la cátedra de Historia de la
Literatura Argentina, a la que pronto le sucedería el Instituto homónimo. La
renovación de institutos de investigación, que iban en pos de una
profesionalización de las humanidades, preocupación ya latente en varios de los
profesores de la casa que comenzaron a ejercer funciones docentes —si bien
todavía como subsidiarias de otras tareas profesionales más rentables en el
comienzo de siglo—, se consolidaría en el período aquí estudiado, sea por el
propio relevo generacional o por verdadero anhelo de transformación, aun cuando
el funcionamiento de varios institutos de investigación se hacía con escasos
fondos u otras carencias de tipo institucional. La renovación se vivió también
a través de la presencia pública de sus profesores en diferentes foros a través
de sus conferencias y publicaciones en el Instituto Popular de Conferencias o
salones como Amigos del Arte, por ejemplo; del seno de la Facultad emanó
incluso una revista como Nosotros que, fundada por Roberto Giusti y
Alfredo Bianchi cuando eran estudiantes, no fue concebida por sus iniciadores
como una revista estudiantil y ni siquiera universitaria, sino más bien de
amplia vocación americanista e hispanoamericanista (Lida, 2015). Filosofía y
Letras vivió, además, luego de la Reforma universitaria, un crecimiento
explosivo en lo que respecta a sus institutos de investigación, lo cual es
revelador de la creciente preocupación por la profesionalización, como así
también por absorber en la medida de lo posible a los recursos humanos allí
formados. Aun cuando el funcionamiento de varios institutos de investigación se
daba en condiciones económicas adversas, algunos de ellos, como es el caso del
Instituto de Filología —creado a instancias de los vínculos que el decano
Ricardo Rojas cultivó con el Centro de Estudios Históricos de Madrid y con la
Institución de Libre Enseñanza— se movieron con más comodidad y pudieron así
descollar en la universidad argentina e hispanoamericana (Lida, 2014). Desde
ese lugar, además, se tendieron puentes tanto con las transformaciones sociales
del período, por ejemplo, a través de la participación pública de los
profesores e investigadores universitarios en las pujantes industrias
culturales de entreguerras y en la causa antifascista a fines de la década de
1930.
Por otro lado,
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales fue fundada en 1874 y fue otro de
los espacios académicos de más rápida transformación en volumen dentro de la
Universidad. La Facultad, tempranamente, fue concebida por los propios
profesores y alumnos, como un espacio de formación de elites dirigentes
argentinas (Sanguinetti, 1974; Ortiz, 2015; 2017). En sentido, y en paralelo a
la multiplicación de alumnos y profesores, se gestaron importantes debates
sobre la profesionalización de las carreras y la reformulación de los planes de
estudios a inicios de siglo. El tema de la transformación de los contenidos fue
objeto de controversias ya en la primera década, en el marco de una profunda
crisis que culminó en una reforma de los estatutos de la Universidad de Buenos
Aires, previo a las reformas de 1918. La propuesta de estimular el desarrollo
de aquellas disciplinas vinculadas con la formación de las élites políticas y
con responsabilidades de gestión en el ámbito estatal, y consecuentemente,
incentivar el desarrollo de aquellas asignaturas vinculadas con el derecho
administrativo, constitucional y político fue enfrentada a una posición
predominante “profesionalista”, que defendía los abogados tuviesen formación
amplia en materias codificadas para desempeñarse en un campo laboral complejo y
variado (Buchbinder, 2012). Al calor de estas discusiones los planes se
reformaron: en 1896, las cátedras de derecho constitucional y administrativo se
desdoblaron; y en 1921, surgió una nueva división con la emergencia de “derecho
político” que funcionaba hasta entonces junto con la de derecho constitucional.
Muchos docentes y alumnos de la Facultad cruzaron posiciones reformistas en el
campo universitario con el político, abrazando las transformaciones políticas
iniciadas a partir de 1912, e incluso, algunos, proponiendo recetas más
radicales. Paradójicamente, durante los años veinte y treinta, la Facultad de
Derecho fue seno también de posiciones reaccionarias a los cambios que se
percibían en el sistema político argentino confluyendo en diagnósticos
pesimistas y de decadencia sobre las elites políticas, los partidos políticos y
la política de masas.
La trayectoria
de algunos docentes del derecho destacados, en sus múltiples afiliaciones como
docentes, jueces y políticos, permite, sin lugar a duda, considerar a la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales como una verdadera escuela de “hombres
de Estado”. Al igual que Filosofía y Letras, Derecho y Ciencias Sociales vivió
un período expansivo de subdivisión de cátedras y creación de institutos de
investigación a inicios de siglo, en el marco de las transformaciones de la
disciplina (Ortiz, 2008). Particularmente, los seminarios de Ciencias Jurídicas
y Sociales y de Derecho Político fueron espacios de intensa reflexión
intelectual, y junto con la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales,
operaron como cajas de resonancia de discusiones de los mismos docentes que se
dedicaban a la cosa pública.
Como vemos, en
paralelo a la multiplicación de alumnos y profesores en la universidad, a
inicios de siglo se gestaron importantes debates sobre la profesionalización de
las carreras, reformulación de los planes de estudios a la luz del reformismo,
vinculaciones de la Universidad y sus centros con otros espacios científicos y
redes en el exterior, y profundización de vías de reclutamiento hacia otros
poderes del Estado y la diplomacia que, a través de la ruta de determinados
hombres públicos y docentes de las Facultades, permite indagar proceso de
intersección más complejos en torno a la universidad y la política (Cutolo,
1951; Imaz, 1964; Cantón, 1966; Bagú, 1969; Buchbinder, 2012, pp. 118-119; Ortiz,
2012; 2014). En este sentido, los elencos universitarios de las principales
universidades públicas del país y su proyección internacional merecen aún mayor
investigación, dado que éstas han sido las principales vías de reclutamiento de
las elites políticas, profesionales y científicas del país. Además, e
impulsados al calor de la reforma, diversos centros académicos adquirieron
proyección internacional durante la mitad del siglo XX, como advertiremos para
el caso de la Facultad de Filosofía y Letras.
Estudiar pues
las transformaciones en el campo universitario y de sus protagonistas es de
alguna manera ingresar al estudio de un terreno que excede el universo
estricto, más o menos restringido según los casos, de las aulas y claustros
universitarios. Se trata de una empresa que busca pensar la presencia social de
los intelectuales, en un marco de expansión de la cultura de masas y de
democratización cultural, así como también analizar las implicancias políticas
de sus participaciones púbicas. Algunas trayectorias individuales como las aquí
analizadas (Amado Alonso, Emilio Ravignani, José Nicolás Matienzo, Rodolfo
Rivarola, Ramón Castillo y Leopoldo Melo), a su vez, pueden iluminar estas
cuestiones a la luz de su presencia pública en la Argentina de la época, ya
fuere en la consolidación de los institutos de investigación, sus vínculos
internacionales, su presencia en espacios culturales o sus reverberaciones en
la política partidaria.
Este dossier
pretende contribuir al análisis de la vinculación entre la vida académica y
vida pública del período de entreguerras en estas dos facultades de la
Universidad de Buenos Aires, a través de la reconstrucción de algunas
trayectorias individuales relevantes. En este contexto, es pertinente recobrar
la importancia de los enfoques biográficos para recrear los trayectos de estos
docentes. Pero como ha señalado Paula Bruno, el abordaje biográfico aquí lo
entendemos como un recurso, como “excusa” para encarar una problemática
histórica que excede en sentido estricto al propio personaje estudiado (Bruno,
2016, pp. 267-272). En este dossier, entendemos que los bocetos biográficos
individuales son una excelente puerta de entrada para pensar transformaciones
sociales, culturales y políticas amplias, y no son meras hagiografías; son en
suma prismas privilegiados que nos permiten ingresar a una trama histórica
compleja donde se entrecruzan instituciones, sujetos, ideas, publicaciones,
espacios de sociabilidad y contextos de recepción. Incluso como atisbo de
biografías comparadas, tanto dentro de una misma facultad, como en diferentes
facultades de la misma Universidad de Buenos Aires, intentamos establecer, en
muchos casos, pistas sobre el tránsito de estas mismas figuras por otras
universidades e instituciones académicas del país (v.g., Universidad de La
Plata, Instituto Nacional del Profesorado Secundario, Museo Social Argentino)
como en sus intercambios con instituciones académicas del extranjero (los
vínculos con el Centro de Estudios Históricos y la Junta de Ampliación de Estudios
en España, por ejemplo, a través de Amado Alonso). En el caso de la Facultad de
Derecho, la circulación de profesores con doble asignación de cátedras fue
notoria entre la Universidad de Buenos Aires y la de La Plata, pero también es
posible advertir que estas mismas trayectorias se extendían a institutos
establecidos en otras universidades nacionales, como las de Córdoba, Tucumán y
del Litoral y las academias nacionales, como la de Derecho y Ciencias Sociales
o la Nacional de Historia.
En suma, el
entrecruzamiento de perspectivas de análisis -historia institucional,
intelectual, enfoque biográfico en la reconstrucción de trayectorias
individuales, historia transnacional- ayudan a poner de relieve las múltiples
aristas de estas contribuciones aquí escogidas.
En un primer
artículo del dossier Eduardo Zimmermann traza los
puntos de contacto en las trayectorias intelectuales de José N. Matienzo y
Rodolfo Rivarola. Ambos tuvieron un largo derrotero en la docencia
universitaria en la que combinaron un saber particular, el de las ciencias
jurídicas, con un afán renovador que se proyectaría luego a sus posiciones
reformistas en lo político y lo social. Zimmermann explica que la profunda
convicción compartida por ambos era que los ámbitos universitarios, y en particular
las escuelas de Derecho eran el motor generador que debía impulsar un nuevo
movimiento reformista en la cultura política argentina de comienzos del siglo
veinte. El artículo recorre esos debates sobre la universidad, el federalismo y
las instituciones políticas hasta plantear como esos diagnósticos se aggiornaron
a partir de la primera experiencia de democratización con la llegada del
radicalismo al poder. Su preocupación seguía siendo dilucidar el cambio y la
continuidad en el desarrollo del régimen y la cultura política argentina tras
la reforma del sistema electoral.
El artículo de
Pablo Buchbinder propone una serie de coordenadas para pensar la trayectoria
política y académica de Emilio Ravignani. El artículo reconstruye su paso por
las facultades de Derecho y Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires y por la Universidad Nacional de La Plata.
Asimismo, el autor postula que el lugar de Ravignani en el sistema político
argentino entre las décadas de 1920 y de 1940 no puede analizarse sin tener
presente también los vínculos personales y redes establecidas en su trayectoria
universitaria y en su experiencia política de los años veinte y treinta en el
seno del partido radical. Tampoco pueden comprenderse sin tener en cuenta el
lugar institucional ocupado como director del principal instituto universitario
dedicado a la práctica de la historia, una disciplina central en la
construcción de la identidad y la conciencia nacional durante gran parte del
siglo XX.
Miranda Lida, por
otro lado, se centra en Amado Alonso, intelectual español que se instaló
durante dos décadas en la Argentina desde fines de la década de 1920, para
dirigir un instituto de investigación en la Facultad de Filosofía y Letras. A
través del análisis de su recorrido en la vida académica, universitaria y
además pública, política y cultural, Lida da cuenta de las estrategias que se
desarrollaron en la década de 1930 para contar con adecuados presupuestos de
investigación, a la par que Alonso llevaba a cabo gestiones ante poderes
públicos y otras entidades, tanto nacionales como transnacionales. De este
modo, debió tejer vínculos con diversos actores de la vida social y política, e
incluso se involucró activamente en diversas asociaciones de tipo antifascista,
además de solidarizarse con exiliados españoles en la Argentina.
Ignacio López,
por último, analiza comparativamente las trayectorias académicas de Leopoldo
Melo y de Ramón Castillo. Las rutas académicas y políticas de estos dos
profesores son presentadas en forma paralela puntualizando algunos de los
distintos entrecruzamientos (y posicionamientos) que tuvieron ambos docentes en
los claustros de la Facultad y en la vida política de los años veinte y
treinta. López propone que esos profesores mostraron un patrón de inserción
política similar y que es inescindible su trayectoria en el gobierno de la
Facultad durante los años veinte de su proyección política posterior, en los
gobiernos de la Concordancia.
De este modo,
este dossier permite pensar a la par y
abrir un abanico amplio de cuestiones; si bien se focaliza en un
conjunto acotado de actores provenientes del campo universitario, adquiere
cierta significación por el modo en que estos profesores, académicos e
intelectuales alcanzaron una cierta visibilidad pública, circularon por un
conjunto amplio de asociaciones, instituciones, agencias del Estado y en los
principales debates públicos de su tiempo, con presencia pública incluso en
diferentes medios de comunicación. Así, pues, su análisis desborda el marco
analítico e historiográfico de cualquier historia ad intra de las
universidades y abre posibilidades para seguir explorando.
Bibliografía:
Bagú, S. (1969). Evolución histórica de la
estratificación social en la Argentina. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales.
Bruno, P. (2009). La vida letrada porteña entre 1860 y
el fin de siglo. Coordenadas para un mapa de la elite intelectual. Anuario
IEHS, 24, 339-368.
Bruno, P. (2016). Biografía, historia biográfica,
biografía-problema. Prismas. Revista de historia intelectual, 20,
267-272.
Buchbinder, P. (1997). Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Buenos Aires:
Eudeba.
Buchbinder, P. (2005). Historia de las universidades argentinas. Buenos Aires:
Sudamericana.
Buchbinder, P. (2012). Formación de los sectores
dirigentes y controversias políticas en el ámbito universitario: el caso de las
Facultades de Derecho, 1890-1912. Boletín
del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 37,
115-142.
Cantón, D. (1966). El parlamento argentino en
épocas de cambio: 1890, 1916 y 1946. Buenos Aires: Editorial del Instituto.
Cutolo, V. (1951). La
Facultad de Derecho después de Caseros. Buenos Aires: Ed. Elche.
De
Diego, J. L. (ed.) (2014). Editores y
políticas editoriales en Argentina (1880-2010). Buenos Aires: Eudeba.
De Imaz, J. L. (1964). Los que mandan. Buenos Aires: Eudeba.
Devoto,
F. (2006). “Estudio Preliminar” a Juan Agustín García, La ciudad indiana, Sobre
nuestra incultura y otros ensayos. Quilmes: Universidad Nacional de
Quilmes.
Devoto,
F. y Pagano, N. (2009). Historia de la
historiografía argentina. Buenos Aires: Sudamericana.
Gutiérrez, L. y Romero, L. A. (1989). Sociedades
barriales, bibliotecas populares y cultura de los sectores populares: Buenos
Aires, 1920-1945. Desarrollo Económico,
29, 113, 33-62.
Halperín Donghi, T. (1999). Vida y muerte de la república verdadera (1916-1930). Buenos Aires:
Emecé.
Halperín Donghi, T. (2002). Historia de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires: Eudeba.
Halperín Donghi, T. (2004a). La Argentina y la tormenta del mundo: idea e ideologías entre 1930 y
1945. Buenos Aires: Siglo XXI.
Halperín Donghi, T. (2004b). La república imposible (1930-1945). Buenos Aires: Ariel.
Lida, M. (2014). Años dorados de la cultura argentina.
Los hermanos María Rosa y Raimundo Lida y el Instituto de Filología antes del
peronismo. Buenos Aires: Eudeba.
Lida, M. (2015). El grupo editor de la revista Nosotros
visto desde dentro. Argentina, 1907-1920. Historia Crítica, 58,
77-94.
Ortiz, T. (2008). Historia de la Facultad de
Derecho. Buenos Aires: La Ley.
Ortiz, T. (coord.) (2012). La Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires en la
formación de las elites. Buenos Aires: Facultad de Derecho UBA.
Ortiz, T. (coord.) (2014). Nuevos aportes a la historia de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires: Facultad de Derecho UBA.
Ortiz, T. (coord.) (2015). Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales. Enseñanzas de su historia. Buenos Aires: Facultad de
Derecho UBA.
Ortiz, T. (coord.) (2017). Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, protagonista de la historia
argentina, Buenos Aires: Facultad de Derecho UBA.
Persello, A. V. (2000). Los gobiernos radicales:
debate institucional y práctica política.
En Falcón Ricardo (dir.), Democracia,
conflicto social y renovación de ideas (1916-1930), Nueva Historia
Argentina, Tomo VI (pp. 59-100). Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
Roldán, D. (2006). Crear
la democracia. La Revista Argentina de Ciencias Políticas y el debate en torno
a la República Verdadera. Buenos Aires: FCE.
Sanguinetti, H. (1979). Historia política de la
Facultad de Derecho. Todo es Historia,
89, 8-35.
Tato, M. I. (2009). Nacionalistas y conservadores,
entre Yrigoyen y la “década infame”. En Bertoni, L. A., y Di Privitellio, L.
(comp.). Conflictos en democracia. La
vida política argentina entre dos siglos (pp. 149-160). Buenos Aires: Siglo
XXI Editores.
Zimmermann, E. (2013). «Un espíritu nuevo»: la
cuestión social y el Derecho en la Argentina (1890-1930). Revista de Indias, LXXIII, 257, 81-106.