Por Ana Johari Mejia
Freie Universität Berlin
Berlín, Alemania
PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 16, N° 31, pp. 314-316
Enero- Junio de 2023
ISSN 1853-7723
Esta obra resulta una valiosa contribución al campo de la historia diplomática. Se trata de la versión en castellano de una tesis doctoral originalmente presentada en el Departamento de Historia de la Universidad de Essex en Colchester, Reino Unido, y que fue galardonada por la Secretaría de Relaciones Exteriores en 2017 con el Premio Genaro Estada a la mejor tesis de doctorado sobre la historia de las relaciones internacionales de México.
Bajo la sólida base teórica y la exhaustiva investigación llevada a cabo por la Dra. Itzel Toledo García, ofrece un análisis profundo y perspicaz del papel desempeñado por la diplomacia mexicana en el proceso de restablecimiento de las relaciones internacionales tras la Revolución. La autora plantea preguntas fundamentales, entre ellas, los esfuerzos realizados por los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles para mejorar las relaciones diplomáticas y establecer vínculos con potencias europeas. El estudio se centra en las relaciones de México con Alemania, Francia y Reino Unido durante el período de 1920-1928; socios económicos clave tanto durante el Régimen de Porfirio Díaz como en el período posterior a 1913.
La investigación examina los roles diplomáticos desempeñados por individuos y grupos durante el periodo estudiado, específicamente en las relaciones entre diplomáticos mexicanos y sus contrapartes alemanas, británicas y francesas. Pero la autora también recupera las relaciones de México con España, Rusia, Estados Unidos, Argentina o Chile, entre otros países, que han sido estudiadas por otros autores.
La obra se estructura en una introducción y cuatro capítulos. Los primeros ofrecen una visión panorámica del periodo estudiado, contextualizando el papel de la diplomacia mexicana y sus esfuerzos por restablecer y fortalecer las relaciones internacionales. Estas secciones nos permiten comprender la evolución histórica y los desafíos enfrentados por los gobiernos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles en su búsqueda por mejorar los lazos diplomáticos con potencias europeas.
Itzel Toledo arroja luz sobre la relación entre la identidad nacional y los objetivos de la diplomacia mexicana durante el periodo estudiado. Destaca que la Revolución Mexicana formó parte de una tendencia más amplia en América Latina y Europa, que buscaba construir una economía nacionalista y reducir la dependencia extranjera. En ese momento, surgieron interrogantes sobre qué significaba ser mexicano y cuál era la esencia de México como nación. Diversas iniciativas culturales se esforzaron por abordar estos temas y crear una identidad nacional sólida, algo similar a lo que se estaba haciendo en la Unión Soviética durante ese mismo periodo. La diplomacia cultural, también conocida como "poder blando", desempeñó un papel importante en este proceso de redefinición de la identidad nacional.
No obstante, obtener el reconocimiento internacional no fue fácil. Tres países, Estados Unidos, Francia e Inglaterra, condicionaron su reconocimiento a ciertas demandas, ya que buscaban compensar los daños sufridos por sus ciudadanos durante la revolución. Sorprendentemente, Alemania no impuso condiciones específicas. El texto clarifica que, aunque la creencia general sostenía que el reconocimiento diplomático fue otorgado en un momento posterior, en realidad, este acontecimiento tuvo lugar en 1921. Cabe destacar que, Plutarco Elías Calles, a la cabeza del gobierno revolucionario, demostró una inclinación especial hacia el país germano. Esta preferencia se vio reforzada por su cercanía personal con el presidente alemán de la época.
En este punto, podemos observar cómo las relaciones diplomáticas mexicanas tuvieron que lidiar con otros países, como Estados Unidos, que se perfilaba como una potencia que condicionaba las relaciones diplomáticas internacionales. Estados Unidos expresó su temor a que el comunismo pudiera ingresar a través de México, en un momento en que la Revolución Rusa y la Primera Guerra Mundial habían generado un clima de incertidumbre en el panorama internacional.
En resumen, la obra de Itzel Toledo ofrece valiosos aportes sobre la relación entre la identidad nacional, la diplomacia y los desafíos que enfrentó México durante el periodo estudiado. Se adentra en la importancia de la diplomacia cultural en la configuración y redefinición de la identidad de México, al tiempo que examina las complejas dinámicas de las relaciones internacionales, particularmente con Estados Unidos. Este análisis exhaustivo proporciona una comprensión más profunda del contexto histórico y arroja luz sobre las complejidades de los esfuerzos diplomáticos mexicanos durante ese tiempo. La obra se distingue por su enfoque multidimensional que abarca aspectos políticos, económicos y culturales, lo cual la convierte en una contribución significativa al campo de la historia diplomática.