Alejandro Morea, El Ejército de la Revolución. Una historia del Ejército Auxiliar del Perú durante las guerras de independencia. Rosario: Prohistoria ediciones, 2020, 226 pp. 

Por Mario Etchechury Barrera

Investigaciones Socio Históricas Regionales- Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnica

Rosario, Argentina

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 16, N° 31, pp. 304-306

Enero- Junio de 2023

ISSN 1853-7723

 

 

Como todos los buenos libros, es difícil ubicar el de Alejandro Morea en un único registro historiográfico o perspectiva analítica. Su investigación, fruto de una tesis defendida en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, puede ser leída como una historia social y política del Ejército Auxiliar del Perú en el norte del antiguo Virreinato del Río de la Plata tras la crisis imperial, entre la creación de la primera Junta de 1810 y el hundimiento del último de los Directorios, en 1820.  Pero también se trata de un sugerente abordaje del entero proceso revolucionario rioplatense desde otro ángulo territorial y con el énfasis puesto en otros actores, más descentrado respecto al eje hegemónico de Buenos Aires, lo que abre un contrapunto interesante con la historiografía disponible. El libro ofrece además un pormenorizado análisis de ese Ejército Auxiliar en tanto “microcosmos”, con sus cambios y permanencias, pero tomándolo, sobre todo, como un observatorio para analizar tres cuestiones más generales: “el ejército ante la política revolucionaria; la politización de los ejércitos y la militarización de la política” (p. 23). Estos aspectos son desarrollados en cuatro capítulos centrales, que conjugan con destreza los avatares políticos del proceso revolucionario y una cronología de etapas, construida alrededor de las sucesivas campañas militares, sin caer en ninguna teleología simplificadora. La investigación se apoya en varias premisas consistentes: la primera, que justifica el título de la obra -solo en apariencia sencillo- es que estamos ante el auténtico “ejército de la revolución”, debido, entre otros factores, a su permanencia temporal, a la variedad de actores que enfrentó y al elevado número de jefes y oficiales de relevancia que transitaron por sus filas, cuyas alternativas siempre estuvieron estrechamente ligadas a la singladura de los proyectos políticos de Buenos Aires. Dicho esto, Morea elude considerar a esta fuerza de guerra como un mero “brazo ejecutor” de los designios de las autoridades porteñas. Por el contrario, en ocasiones, vemos aparecer al Ejército Auxiliar como una suerte de “tercero en discordia”, situado entre las juntas, triunviratos o directorios formados en Buenos Aires y los gobiernos provinciales. En efecto, una de las mayores virtudes del libro es su examen del modo en que las cúpulas de comandantes y oficiales funcionaron como un complejo espacio y “caja de resonancia” de conflictos, donde se ventilaron y dirimieron disputas por el poder, en tensión con la línea político-militar promovida por los distintos gobiernos revolucionarios. A partir de estas premisas, por ejemplo, explota con habilidad algunas reflexiones de Tulio Halperin Donghi en Revolución y Guerra (1972), acerca de la existencia de un parteaguas en la orientación y cometidos del Ejército Auxiliar a partir de 1815/1816. Entonces pasó de cumplir el rol de punta de lanza para llevar la revolución al Alto Perú a ser un actor protagónico en los esfuerzos por neutralizar la disidencia “interna” de los nuevos líderes que se habían consagrado en las provincias del Litoral de las Provincias Unidas, primero al amparo y luego en disidencia con el oriental José Artigas. Esto último le permite analizar en detalle la que quizás sea la etapa del Ejército Auxiliar menos abordada por la historiografía tradicional, que a partir de ese momento clave de 1815 se solía focalizar en el derrotero de la estrategia continental del general José de San Martín y su círculo de colaboradores. Ahora bien, cuando el autor pasa revista a la política dentro del Ejército Auxiliar, no solo hace jugar estas visiones antagónicas mayores, sino que además trae a colación un sinnúmero de conflictos interpersonales, conspiraciones y motines, un “mar de fondo” muchas veces faccioso, sin el cual es imposible entender los vaivenes de la revolución al norte de las Provincias Unidas. Asimismo, Morea estudia con solvencia los procesos de reclutamiento y los cuadros de oficiales del Ejército Auxiliar a lo largo de toda la década de 1810, una concienzuda labor que, entre otras cosas, nos ofrece una visión prosopográfica de la “carrera de la revolución” y las conexiones entre instancias de gobierno civil y militar. Por último, en varios pasajes del libro se sugieren interesantes pistas sobre una cuestión medular de la experiencia colectiva: las redes de camaradería y espacios de sociabilidad generados dentro del Ejército Auxiliar tras años de luchas, que pueden haber tenido un considerable impacto en la construcción de nuevos imaginarios colectivos, más amplios que las “patrias” o “pagos” de origen de cada oficial o combatiente. Estas cuestiones hablan de la riqueza de un trabajo que, como toda investigación académica de calidad, lejos de postularse como una “obra definitiva” siempre abre una nueva agenda de preguntas.