EL ASOCIACIONISMO ITALIANO DE BUENOS AIRES DURANTE EL FASCISMO (1922-1939)

 

Ángel Leonardo Maggio

Instituto de Investigaciones Gino Germani,

Universidad de Buenos Aires,

Buenos Aires, Argentina

 

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 16, N° 32, pp.219-246

Julio- Diciembre de 2023

ISSN 1853-7723

 

Fecha de recepción: 29/05/2023 - Fecha de aceptación: 12/10/2023

 

Resumen

El objetivo de esta investigación es analizar el impacto del ascenso del fascismo en Italia y la política implementada en Argentina en el asociacionismo italiano de Buenos Aires. La comunidad inmigrante italiana había conformado una sólida estructura en base a las asociaciones mutuales, culturales y recreativas. El ascenso del fascismo provocó una profunda división entre quienes aceptaban y quienes se oponían al régimen, que se manifestó a través de estas instituciones. A esta división dada por el enfrentamiento ideológico se sumaron las entidades creadas por el fascismo, homólogas a las que había fundado en Italia y de similares propósitos que las preexistentes, con el objetivo de intervenir en la vida social del grupo. Sin embargo, el fascismo no logró incidir en la mayoría del grupo; el importante desarrollo del asociacionismo italiano de Buenos Aires permitió consolidar una dirigencia independiente del régimen.

 

Palabras Clave

Asociacionismo migratorio, inmigración italiana, fascismo, liderazgo étnico, identidades colectivas.

 

ITALIAN ASSOCIATIONISM IN BUENOS AIRES DURING THE YEARS OF FASCISM (1922-1939)

 

Abstract

This research analyzes the impact that the rise of fascism in Italy and the policies implemented in Argentina had had on Italian associations in Buenos Aires. The immigrant Italian community had formed a solid structure based on mutual, cultural and recreational associations. The rise of fascism caused a deep division between those who accepted and those who opposed the regime, which was manifested through these institutions. Over this ideological confrontation, fascism created entities similar to those it had founded in Italy and similar purposes to the pre-existing ones, with the aim of intervening in the social life of the group. However, fascism did not manage to influence the majority of the group the important development of Italian associations in Buenos Aires allowed the consolidation of a leadership independent of the regime.

 

Keywords

Migratory associationism, italian immigration, fascism, ethnic leadership, collective identities.

 

EL ASOCIACIONISMO ITALIANO DE BUENOS AIRES DURANTE ELFASCISMO (1922-1939)

El estudio del fascismo en Argentina ha motivado una significativa producción historiográfica.[1]  A partir de introducir nuevas fuentes, esta investigación se propone incorporarlas a los resultados de investigación obtenidos por diferentes trabajos y analizar la trayectoria de los líderes del asociacionismo italiano de Buenos Aires durante 1922 y 1939, previo al rechazo que comenzó a tener el fascismo para las autoridades argentinas y la opinión pública local (Cimatti, 2023, p. 137). A partir de las restricciones impuestas en diciembre 1941 por el gobierno argentino y las presiones que recibió de la oposición para abandonar la posición neutral en la Segunda Guerra Mundial los sectores antifascistas, progresivamente, comenzaron a tener mayor relevancia (Mugnani, 2008, p. 243).

El objetivo de este trabajo es indagar sobre el impacto que tuvo el fascismo en el asociacionismo italiano de Buenos Aires. Para esto, en primer lugar, es necesario analizar algunos antecedentes de la relación entre el gobierno italiano y la comunidad emigrada e identificar los cambios que se dieron a partir de 1922. En segundo lugar identificar cuántas asociaciones llegó a controlar –directa o indirectamente– el régimen fascista y cómo se organizaron aquellas instituciones que no adscribían al régimen.

A lo largo de este trabajo nos hemos valido de documentos elaborados por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia, como el Bollettino dell’Emigrazione, las actas de los congresos de los italianos en el extranjero de los años 1908 y 1911 y el Censimento degli Italiani all’Estero alla metà dell’anno 1927. A su vez hemos incorporado información procedente de distintos documentos hallados en el Archivo Histórico de la Cancillería Argentina que nos permitieron dar cuenta de las relaciones entre dirigentes comunitarios y autoridades oficiales y algunos registros de libros de actas de la Federación General de Asociaciones Italianas de Argentina. También hemos consultado el libro La Obra Nacional “Dopolavoro” (post-trabajo) en Italia, de 1937, para desarrollar los propósitos que tenía esta institución. Muchas de las trayectorias de los líderes aquí mencionados se han reconstruido a partir del diccionario biográfico de Dionisio Petriella y Sara Sosa Miatello (1976). Por último, hemos recurrido a los periódicos La Nación, La Vanguardia, La Argentina e Il Mattino d’Italia.

El cuerpo diplomático italiano y su relación con la comunidad emigrada de Buenos Aires

Las autoridades diplomáticas italianas en la Argentina desempeñaron, a partir de las alianzas establecidas con los grupos dirigentes del asociacionismo, un rol preponderante en la organización de la comunidad y en el desarrollo de diversos emprendimientos. Entre los principales actores, podemos destacar a Marcello Cerruti, Encargado de Negocios del Reino de Italia, quien fue determinante para la conformación de la Sociedad Italiana de Beneficencia del Hospital Italiano en 1853 y la asociación Nazionale Italiana en 1861. Por su parte, Negrotto di Cambiaso, Encargado de Negocios en 1912, participó de la asamblea constitutiva de la Federación de Sociedades Italianas de Buenos Aires. Mientras que Vittore Cobianchi, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario durante 1912 y 1921, fue muy importante en la conformación del Comitato Italiano di Guerra di Buenos Aires en 1915 (Maggio, 2022).

La relación de los dirigentes italianos con las autoridades de su país de origen también se puso de manifiesto en los congresos de los italianos en el extranjero organizados por el Istituto Coloniale Italiano en 1908 y 1911. En la primera edición participaron tres delegados de Argentina sobre un total de cuarenta y tres representantes de distintas comunidades de italianos emigrados.[2] En la segunda edición del congreso hubo una participación mucho más importante a nivel general. En Argentina se conformaron comités para representar a las delegaciones de italianos de Buenos Aires, Rosario, Rufino, Monte Grande, La Plata, Lomas de Zamora y San Francisco, lo que sumó un total de setenta y dos representantes, muchos de los cuales eran dirigentes del asociacionismo.[3]

Por otra parte, las visitas de representantes políticos y autoridades italianas constituían para los líderes locales una oportunidad de establecer lazos personales con ellos. En noviembre de 1920 arribó a la Argentina el expresidente del Consejo de Ministros del Reino de Italia y expresidente de la Cámara de Diputados del Reino de Italia, Vittorio Emanuele Orlando. Recibido como huésped de honor, su presencia en el país reunió tanto a los principales dirigentes del asociacionismo italiano como a autoridades gubernamentales argentinas. Orlando se entrevistó con Attilio Massone y Lorenzo Pellerano, presidentes de la Federación General de Asociaciones Italianas de Argentina (FEDITALIA) y del Círculo Italiano, respectivamente. Este político también presenció una conferencia brindada por Emilio Zuccarini en la Dante Alighieri y la Federación le organizó un banquete en su honor.[4]

Según el Tercer Censo Nacional, en 1914 existían en Argentina cuatrocientas sesenta y tres asociaciones italianas de carácter mutual, sin contar aquellas con fines culturales, educativos y recreativos. De estas, sesenta y seis instituciones, con más de cincuenta y un mil socios, estaban en la ciudad de Buenos Aires y doscientas ocho sociedades, con más de setenta y nueve mil socios, eran de la provincia de Buenos Aires.[5]

La creación de una federación que nucleara a todas las asociaciones italianas de Argentina ocurrió, en 1918, muchas décadas después de la conformación de las primeras sociedades mutuales en el país. Las autoridades diplomáticas italianas tuvieron una injerencia directa en este proceso de reorganización. La incorporación de estas instituciones a FEDITALIA fue un proceso lento, llegando a contar hacia 1923 con más de trescientas entidades federadas.[6]

El asociacionismo italiano de Buenos Aires y el fascismo italiano

El ascenso del régimen fascista produjo importantes cambios en la política exterior de Italia y en la relación de Argentina con los emigrados. La valoración del régimen fascista acerca de los italianos en el extranjero tenía dos propósitos bien definidos: buscaba satisfacer las aspiraciones imperialistas de Mussolini y destinar todos los instrumentos del Estado italiano a la difusión y sostenimiento de la “italianidad”. Lo que se pretendía con esta política era generar apoyo pleno al régimen (Gentile, 1986, p. 163).

Este esquema no tuvo, en la práctica, una respuesta lineal y tendió a caracterizarse por un desarrollo ambivalente y muchas veces contradictorio. Si bien hacia fines de la década de 1920 y comienzos de 1930 el fascismo impuso una política restrictiva respecto de la salida de los trabajadores de Italia, en sus comienzos Mussolini ponderaba la emigración como una forma de expansión del régimen en el extranjero, refiriéndose a la creación de un “imperio sin fronteras” (Aliano, 2012, p. 28).

En Buenos Aires, estas políticas del fascismo italiano produjeron una profunda división en el asociacionismo, debido a quienes apoyaban o se oponían al régimen. Esto provocó un debilitamiento de la estructura organizativa de la comunidad italiana. A continuación, nos proponemos describir el impacto de estas políticas en algunas de las instituciones más importantes del grupo.

Desde su fundación en 1896, la asociación Dante Alighieri de Buenos Aires se posicionó como uno de los espacios más tradicionales del asociacionismo italiano, acrecentado su importancia en la comunidad italiana mediante la difusión y enseñanza de la lengua italiana. Durante los años del fascismo estuvo conducida por líderes que adherían al régimen. Además de Arsenio Guidi Buffarini, quien fuera durante muchos años presidente de FEDITALIA, entre los presidentes más destacados de la Dante de este período se encuentran Guido Spinelli, gerente del Banco Ítalo Belga y presidente del Círculo Italiano y del Patronato Italiano, y Adriano Masi, secretario en la Embajada de Italia.[7]

A pesar de que no todos los que participaban allí eran fascistas, la situación interna se volvió insostenible y, en 1934, un grupo de dirigentes se alejó para conformar la Nuova Dante, una asociación creada con los mismos propósitos, pero opuesta ideológicamente a la anterior. Muchos de los líderes de la Nuova Dante, intervinieron luego en Italia Libera. Surgida en 1940, esta institución buscaba frenar el avance del régimen fascista en el país y denunciar las atrocidades cometidas por el gobierno italiano. Tuvo una destacada inserción en los sectores medios y medios altos de la comunidad emigrada,[8] y contó con distintos dirigentes ligados a la centroizquierda italiana que tenían afinidad con el Partido Socialista Argentino. Sus vínculos con importantes fuorusciti –denominación que recibían los exiliados políticos que rechazaron el régimen fascista–, en diversos países, le dio una escala de análisis global de la lucha antifascista (Fanesi, 1994), principalmente con la Mazzini Society fundada por Carlo Sforza en Estados Unidos (Bertagna, 2007). También mantuvo lazos con la asociación antifascista Acción Argentina.[9]

A grandes rasgos, podemos mencionar dos grupos bien diferenciados en Italia Libera: uno que congregaba a aquellos liderados por Giuseppe Parpagloni, quien se mostraba a favor de incorporar a los sectores de izquierda a la organización; mientras que el otro nucleaba a quienes apoyaban a Mario Mariani, que rechazaba esta apertura. Sería esta última postura la que terminaría imponiéndose. Por tal motivo, un grupo más abierto a la inclusión de socialistas y comunistas italianos acabaría centralizando sus acciones políticas en la Azione Italiana Garibaldi, creada en mayo de 1943 (Fanesi, 1994). Estos enfrentamientos también se apreciaban en el antifascismo argentino, que carecía de un programa político y económico unificador debido a que estaba conformado por diversos sectores (Nállim, 2012).

Entre los dirigentes más importantes del grupo antifascista italiano en la Argentina podemos mencionar a Alberto Pecorini, presidente de la Nuova Dante y primer presidente de la asociación Italia Libera; Leonardo Alterisio, de la Unione e Benevolenza; Renato Ugolini, brigadista en la Guerra Civil Española y miembro de la asociación Colonia Italiana; Giuseppe Coppola, presidente de la Associazione Italiana di Mutualitá ed Istruzione (AIMI); Cesare Civita, fundador del grupo editorial Abril; Sigfrido Ciccotti, miembro del Partido Socialista Argentino; Gino Germani, a cargo del sector juvenil de Italia Libera junto a Carlos Mansone; Nicola Cilla, director del periódico institucional; y Torcuato Di Tella, importante empresario industrial que financió muchos de los emprendimientos de esta institución (Fanesi, 1994; Germani, 2013; Leiva, 1983). A ellos podemos agregar a Dioniso Petriella, destacado miembro de la asociación Nuova Dante e Italia Libera; y a Ettore Rossi, quien desempeñó un papel importante en Italia Libera, ya que, además de ser un reconocido periodista de la comunidad italiana en Argentina, tenía también una gran influencia en aquellas asociaciones en las que los fascistas carecían de relevancia (Devoto, 2006, p. 432).

Otra importante institución, creada en 1853, era la Sociedad Italiana de Beneficencia del Hospital Italiano de Buenos Aires, que estuvo dirigida, entre 1927 y 1946, por Dionisio Armari. Este dirigente fue un destacado financista y empresario que llegó a ser miembro de los directorios del Banco de Italia y Río de la Plata, la Compañía General Fabril Financiera y la Compañía de Seguros La Inmobiliaria, además de participar del periódico fascista Il Mattino d’Italia.[10]

El Círculo Italiano de Buenos Aires nucleaba a miembros de la elite económica y dirigencial del grupo. Fundado en 1874, siempre estuvo ligado a la Sociedad Italiana de Beneficencia, y hubo dirigentes que ocuparon cargos ejecutivos en ambas instituciones. Entre 1937 y 1953, el presidente del Círculo fue Giuseppe Comin, quien también presidió la Cámara de Comercio Italiana de Buenos Aires. Previamente, la presidencia del Círculo la habían desempeñado dirigentes por períodos no superiores a los dos años y antes que ellos estuvo Vittorio Valdani durante 1925 y 1929.[11]

Valdani fue uno de los más importantes representantes del fascismo italiano en Argentina. Este empresario industrial supo mantener estrechos vínculos con los distintos gobiernos argentinos, sin importar su carácter político, hasta la década de 1960. También actuó como financista de la prensa fascista y fue miembro fundador del periódico Il Mattino d'Italia, destacándose como representante oficial del Estado italiano (Scarzanella, 2007).

En el caso de FEDITALIA, Adone Vendemiati, presidente entre 1923 y 1925, se convirtió, hasta 1955, en el último dirigente al frente de esta institución que no adhirió al fascismo. Arsenio Guidi Buffarini fue uno de los principales referentes del régimen fascista en Argentina y se desempeñó como presidente de la Federación entre 1925 y 1947. Este médico, periodista y empresario editorial, era el tío de quien se convertiría en el Ministro del Interior de la República de Saló, Guido Buffarini Guidi. A través de esta relación, Guidi Buffarini mantuvo estrechos vínculos con importantes figuras del fascismo, incluso con el propio Mussolini (Maggio, 2020). A pesar de carecer de lazos más profundos con representantes del gobierno de José Félix Uriburu –quien se erigiera como impulsor de esta corriente ideológica en el país– Guidi Buffarini fue un activo agente propagandístico del fascismo italiano en Argentina (Finchelstein, 2010). Si bien ambos adscribían al fascismo, Guidi Buffarini y Valdani tenían un enfrentamiento público.[12]

El férreo control de FEDITALIA por parte del fascismo, pese a que Guidi Buffarini había declarado en 1925 que la Federación mantenía su carácter de apoliticidad,[13] provocó que muchas instituciones se alejaran. Algunas de ellas, como la Unione Alessandrina di Beneficienza o la Associazione tra Piemontesi, alegaron motivos económicos y se excusaron de no poder seguir abonando la cuota de afiliación. Otras, en cambio, manifestaron abiertamente su alejamiento por razones políticas, como la AIMI en 1927, Colonia Italia y los Bomberos Voluntarios de la Boca en Buenos Aires (Ostuni, 1990, pp. 104-105). Al ritmo de esta sangría fueron surgiendo otras asociaciones creadas por grupos antifascistas, como Liber Piemont en 1929 o, la ya mencionada, Nuova Dante.

Los representantes del fascismo italiano en Buenos Aires y sus vínculos con los líderes comunitarios

En 1924, el príncipe Umberto di Savoia, quien posteriormente se convertiría en el último rey de Italia, arribó a la Argentina constituyendo la visita más importante de un alto representante italiano al país hasta el momento. El heredero a la Corona fue recibido por el presidente Marcelo Torcuato de Alvear y, para confirmar los vínculos existentes entre ambos países, se crearon en Buenos Aires y Roma el Istituto Argentino di Cultura Italica y el Instituto Italiano de Cultura Argentina, respectivamente, además de elevarse las misiones diplomáticas al rango de embajadas. En gratitud a la recepción organizada y a las buenas relaciones entre ambos países el municipio de Roma resolvió nombrar una plaza con el nombre de “Buenos Aires”.[14]

El representante de la realeza italiana permaneció en la ciudad de Buenos Aires desde el 6 de agosto hasta el 11 del mismo mes y en su honor se produjeron diversos reconocimientos, desfiles, conferencias y recepciones con la presencia de las máximas autoridades argentinas. Las crónicas periodísticas destacaron la impresionante respuesta a las convocatorias por parte de la comunidad italiana durante esos actos.[15] Un acontecimiento a señalar fue el hecho de que en uno de esos desfiles se hizo presente un grupo uniformado con camisas negras.[16]

En conmemoración de esta visita del príncipe Umberto al país, la comunidad italiana de Argentina donó a la ciudad de Buenos Aires la Antena Monumental, también conocida como Mástil de los Italianos. La inauguración se concretó tres años más tarde, en 1927, y contó con la presencia del  presidente Alvear; el Ministro de Relaciones Exteriores, Ángel Gallardo; el Embajador italiano Alberto Martin Franklin; el Cónsul General Luigi Vidau; y los dirigentes fascistas Arsenio Guidi Buffarini y Vittorio Valdani.[17] En un festejo colmado de símbolos patrios de Italia y Argentina, al que asistieron seiscientos estudiantes de las escuelas italianas, quedaba demostrada la orientación política de los espacios institucionales reconocidos por las autoridades, aun cuando estos seguían arrogándose la apoliticidad.[18]

A pesar de esto, el fascismo no había logrado penetrar de la misma forma que en Italia. Los dirigentes locales que lo apoyaban, además de intentar la “fascistización” del asociacionismo, replicaron muchas de las instituciones que el régimen había creado en la península. Incluso en Argentina estaba presente el Partido Nacional Fascista (PNF), cuya sección de Buenos Aires fue inaugurada días antes de la Marcha sobre Roma en 1922 (Devoto, 2006, p. 355).

El fascismo implementó en América Latina una política cultural, vinculada a intereses políticos y económicos, que tenía como objetivo el control del ámbito público del inmigrante, a partir del asociacionismo y los periódicos italianos en el extranjero (Fotia, 2020, p. 76). En Argentina, el régimen fascista conformó las delegaciones de la Opera Nazionale Dopolavoro, Opera Nazionale Balilla, la Gioventù Italiana del Littorio, la Associazione Lavoratori Fascisti all’Estero y la Gioventù Italiana creadas a imagen de las que habían surgido en la península. Muchas de estas instituciones estaban vinculadas entre sí, por ejemplo, para aumentar la cantidad de niños que participaban de los Balilla, los miembros de los Fasci locales debían registrar a sus hijos (Aliano, 2012, p. 71).

En Italia, el Dopolavoro fue creado en 1925 y tenía como propósito “defender y valorar el descanso, utilizándolo para reconstruir y tutelar la energía física y mental del individuo, para educarlo moral y físicamente, siempre en interés supremo de la sociedad nacional”.[19] Sus actividades se dividían en tres categorías: educación cultural, educación física y asistencia social. Hacia fines de 1935 contaba con más de tres millones de afiliados distribuidos en casi veinte mil agrupaciones, principalmente en Italia, pero también en el extranjero.[20]

El desarrollo de estas instituciones no estuvo limitado a Buenos Aires, ya que se fueron instalando en diversas ciudades donde había representación consular, como Mendoza, Córdoba, Rosario, Santa Fe y Bahía Blanca;[21] su proliferación, más allá de los diversos liderazgos, se debió a la subordinación de estas instituciones a las autoridades diplomáticas italianas en Argentina. Además, se establecía en el reglamento de los Fasci que tenían que acatar las leyes del país de residencia para evitar conflictos y brindar asistencia a los italianos (Grillo, 2006, pp. 234-235).

El gobierno italiano había enviado agentes especiales a Argentina, Brasil y Chile con el objetivo de iniciar una intensa propaganda a favor del fascismo. Estos delegados actuaban con independencia de la representación diplomática y recibían instrucciones directas del propio Mussolini. Incluso algunos de ellos podían tener mayor influencia en el gobierno italiano que los embajadores. Estas designaciones sorprendieron al Embajador argentino en Chile, Manuel Malbrán, quien solicitó una entrevista con un miembro del cuerpo diplomático italiano en el país trasandino en la que le manifestó que era tan importante la obra que pretendía llevar a cabo el fascismo, “y tan importantes las consecuencias que se derivarían de su buena propaganda entre los residentes italianos de América, que bien valía la pena no tomar en cuenta los pequeños errores que se pudieran cometer”.[22] Esto pone en evidencia la desconexión que había entre el nacionalismo argentino y el fascismo italiano (Finchelstein, 2010, p. 193).

El propio Mussolini impartió una serie de recomendaciones a los representantes de las agrupaciones fascistas en el exterior. Entre otras, respetar las leyes del país de acogida, no intervenir en política interna, no provocar desórdenes, ayudar a los emigrados italianos y respetar a los representantes oficiales italianos. El objetivo era lograr la “valorización del elemento italiano en el extranjero”, entendiendo que de esta manera “la simpatía que ya rodea a nuestro movimiento político aumentará”.[23]

Es preciso mencionar que, entre las principales dificultades que enfrentaron estas entidades fascistas en Argentina estaba la rivalidad que les presentaban las instituciones creadas con anterioridad por los propios inmigrantes, ya que había una superposición de propósitos y objetivos entre unas y otras. En 1931 el periódico Giornale d’Italia cuestionó la creación en el país austral de instituciones fascistas homologas a las de Italia (Cimatti y Fotia, 2021).

La presencia de estas entidades creadas por el régimen en Argentina derivó en una escalada de violencia en su contra. Al menos desde 1925, las reuniones de los representantes del fascismo en el país requerían de protección por parte del gobierno argentino.[24] Por aquellos años, Severino Di Giovanni desempeñó una activa campaña contra el fascismo en Argentina. En 1925 fue detenido en cercanías del Teatro Colón, junto a otros miembros del grupo L’Avvenire, por distribuir panfletos contrariaros a la monarquía y al fascismo durante la celebración por el vigésimo quinto aniversario del Rey de Italia.[25] El acto más destacado ocurrió en mayo de 1928, cuando un grupo anarquista conducido por Di Giovanni colocó una bomba en el Consulado General de Italia en Buenos Aires, que provocó treinta y cinco heridos y la muerte de nueve personas (Scarzanella, 2007).

A partir del escalamiento de la conflictividad, las autoridades italianas demandaron un refuerzo de la vigilancia en las distintas sedes del cuerpo diplomático de Italia en las ciudades de Santa Fe, Rosario, San Juan, Mendoza, Córdoba –se menciona que aquí hubo un “atentado dinamitero”–, La Plata y Bahía Blanca, donde se habían registrado diversos actos de vandalismo y daños.[26] También hemos comprobado la existencia de denuncias, durante 1938, por parte de las autoridades diplomáticas italianas en Buenos Aires, motivadas por el robo de banderas italianas a la sede “Antonio Locatelli” del Dopolavoro y por las amenazas contra la escuela “Príncipe Umberto” perteneciente al Fascio local.[27]

A pesar del rechazo que generaron en un sector dirigencial, al frente de estas instituciones creadas por el régimen en Argentina estaban muchos de los dirigentes del asociacionismo. Vittorio Valdani fue presidente de los Fasci en Argentina entre 1925 y 1928, mientras era también el presidente del Círculo Italiano; el Dopolavoro estuvo presidido, además de por el propio Valdani, por el comerciante e industrial Antonio Demarchi, quien participaba activamente de la promoción deportiva, y por el ya mencionado Adriano Masi, presidente de la asociación Dante Alighieri, designado como inspector de los Fasci, entre otros.[28]

Pese a la réplica de las instituciones fascistas en Argentina, sumado a la cooptación de varias asociaciones tradicionales de los italianos, y de los dirigentes que las conducían, debemos señalar que hubo una baja penetración del fascismo en el asociacionismo. Esto lo podemos comprobar si analizamos el censo de los italianos en el extranjero de 1927. En este relevamiento se establecieron tres categorías diferentes para las asociaciones de Buenos Aires, según su pertenencia institucional: las que estaban asociadas a la AIMI, las federadas a FEDITALIA y las instituciones libres.[29]

Debemos tener en cuenta que la AIMI había renunciado a la Federación el mismo año del relevamiento a causa de su posicionamiento político y que si bien no podemos asegurar que todas las asociaciones libres eran estrictamente antifascistas, lo cierto es que la gran mayoría de las instituciones no federadas estaban más alejadas de la circulación discursiva del régimen que las federadas. Esto nos lleva a suponer que, al menos en Buenos Aires, mientras los líderes fascistas tenían una fuerte injerencia en veintiocho asociaciones, estaban muy relegados en cuarenta y seis. Un análisis sobre la cantidad de asociados de cada agrupamiento es un poco más complejo porque, según el censo, los dirigentes fascistas contaban con una mayor cantidad de asociados. Lo que nos hace dudar de su veracidad es que se expresa que la AIMI tenía la misma cantidad de socios que las instituciones libres –siete mil quinientos–. Esto es aún más llamativo si tenemos en cuenta que muchas de las asociaciones que históricamente tuvieron una mayor cantidad de asociados estaban alejadas de la Federación. En el Cuadro 1 se detallan las asociaciones relevadas en el censo.

 

Cuadro 1. Relevamiento de asociaciones italianas de Buenos Aires de 1927

Pertenencia institucional

Asociaciones

Cantidad de socios

AIMI

Unione e Benevolenza; Unione Operai Italiani; Italia; XX Settembre; Giuseppe Garibaldi; Unione Barlettana; Cavour; Camillo Benso Conte di Cavour; Veneta di M. S.; Volturno; Fratellanza Militare; Trionfo Ligure; La Patriottica; Le Italiane al Plata; Petruccelli della Gattina

7.500

FEDITALIA

Circolo Italiano Roma; Primo Circolo Italiano Mandolinistico; Lago di Como; Unione Alessandria; Tiro a Segno; Cuochi e Camerieri; La Floresta; Ligure; Margherita Ligure; Nuova XX Settembre; Operai Italiani di Villa Devoto; Pompieri Volontari della Boca; Reduci Patrie Battaglie; Reduci Guerra Europea; Italiana Maschile e Femminile di Belgrano; Umberto I; Patria e Lavoro; Patronato e Rimpatrio; Torquato Tasso; Unione Gregoriana; Figli d’Italia; Italia Unita; Colonia Italiana; Mutualità ed Istruzione; Pro Schola; Dante Alighieri; Pro Asili d’infanzia.

25.000

Asociaciones libres

Circolo Italiano; Club Italiano; Giuseppe Verdi; Amilcare Ponchielli; Club Canottieri Italiani; Ex Garibaldini; Federico Campanella; Gioiosa Jonica al Plata; Giovane Italia; I Sette Colli; Latium; La Previdenza; La Trinacria; Liguria; Nuova Italia; Progenie d’Italia; Unione della Boca; Unione Italiana del Caballito; Unione Italiana; Unione Meridionale; Vogherese di Beneficenza; Ospedale Italiano; Il Risorgimento; Archimede; Eppur si muove; Centro Culturale; Istituto Argentino di Cultura Italiana; Lega Navale; Centro Repubblicano; Democrata Italiana; Camera Italiana di Commercio.

7.500

Fuente: Ministero Degli Affari Esteri (1928), Censimento degli Italiani all’Estero alla metà dell’anno 1927, Provveditorato generale dello Stato, Libreria, 387-388.

 

También observamos que el Círculo Italiano aparece como una institución libre y que contaba con muchos dirigentes y miembros fascistas. El Club Italiano aparece como no federado, aunque sabemos que durante un determinado período fue un espacio propicio para la divulgación del fascismo (Cortese, 2011). Finalmente, muchas instituciones de renombre, como las de beneficencia compuestas exclusivamente por mujeres no aparecen en el registro. Lamentablemente, la fuente consultada no menciona las asociaciones italianas del resto de Argentina que estaban en FEDITALIA, por lo que no podemos realizar una comparación con el relevamiento de 1923 que mencionamos anteriormente.

Sin embargo, no todos los líderes que no apoyaban al fascismo estaban involucrados en la lucha antifascista en Argentina, mucho menos las instituciones que ellos conducían. La apoliticidad fue la base para la construcción del asociacionismo en el país; los líderes temían que si se abría libremente la discusión política en estos ámbitos, pudieran surgir otros cuestionamientos (Maggio, 2022). En todo caso, lo que tuvo lugar fue una crítica a la visión totalitaria del fascismo y una reivindicación de la “italianidad” como pertenencia nacional.

Otro punto de reflexión es el declive que tuvo el asociacionismo italiano en la Argentina a partir de la década de 1930. Como se ha señalado, debido a la abrupta disminución de los flujos migratorios, el envejecimiento de los inmigrantes y la plena integración de sus hijos a la sociedad local (Devoto, 2006, pp. 353-354). Para 1927, hemos identificado un aumento de asociaciones italianas de Buenos Aires registradas, setenta y cuatro respecto de las sesenta y seis del Censo Nacional de 1914. Sin embargo, debemos resaltar la pérdida de socios durante estos trece años: cincuenta y un mil socios en el Tercer Censo Nacional, mientras que el censo realizado por el gobierno italiano registró cuarenta mil socios. Por tal motivo, podríamos inferir que, el declive en el asociacionismo italiano de Argentina pudo haber comenzado en la década de 1920.

Por otra parte, el hecho de que cada acto o convocatoria estuviera atravesado por la entonación del Himno a Roma, de Giacomo Puccini, o por una declamación de fidelidad a Mussolini, también pudo haber influido en una merma en la participación de aquellos que no se sentían identificados. Pero, incluso, si los programas de las asociaciones conducidas por líderes antifascistas hubieran estado reducidos estrictamente a la discusión política, podría haberse dado la misma situación. Por último, debemos tener en cuenta que determinadas actividades y emprendimientos requerían del respaldo de las autoridades diplomáticas (Newton, 1995), por lo que muchas instituciones que no apoyaron al régimen, como las educativas, pudieron haber perdido esa fuente de sostenimiento.

Una estructura paralela para el asociacionismo italiano antifascista

El alejamiento de las instituciones de FEDITALIA se constituyó en un tema sumamente relevante. En 1930 el Consejo Directivo envió una circular a todos los presidentes de las asociaciones italianas de Argentina para que se afiliaran. Entendía que si bien había muchas de ellas que estaban federadas, “otras permanecen indiferentes, tal vez por apatía, pero ciertamente no por falta de buenos sentimientos que no pueden faltar entre los miembros de las asociaciones cuya constitución en sí misma los manifiesta claramente [traducción del autor]”.[30] A estas últimas les comunicaba las ventajas de incorporarse a FEDITALIA, entre las que podemos destacar la asesoría jurídica, el servicio de la oficina farmacéutica, el envío de delegados de la Federación a las asociaciones para brindar ayuda, entre otras. También expresaba que: “La Federación, que goza de la simpatía, la confianza y el apoyo de las autoridades italianas, podrá ejercer sus buenos oficios con las autoridades para la creación de agencias consulares en el interior [traducción del autor]”.[31] Esto pone en evidencia los vínculos establecidos entre los líderes de esta FEDITALIA y las autoridades diplomáticas italianas en Argentina.

El importante éxodo de instituciones motivó que el 20 de septiembre de 1938 un grupo de líderes antifascistas conformara la Federación de Sociedades Democráticas de la República Argentina. Al momento del acto inaugural, la nueva federación estaba compuesta por las asociaciones que formaban la AIMI, sumadas a la Unione Italiana di Mutuo Soccorso Istruzione, Unione Operai italiani de Villa Devoto, Gioiosa Jonica al Plata, Alleanza Sarda di Mutuo Soccorso de Avellaneda, Unione Italiana, Nuova Dante, Venezia Giulia, Liber Piemont, Figli d'Italia, Centro Liberalo Italiano de Bahia Blanca, Associazione Toscana di Mutuo Soccorso de Avellaneda, Unione Marchigiana, Unione Alessandrina y Famiglia Italiana Edmondo De Amicis. Además, la nueva federación recibió el respaldo de otras instituciones italianas como Cuochi Camerieri ed Affini y Ateneo Liberale Prometeo y de la Junta Central de la Vanguardia Juvenil Socialista.[32]

La celebración del XX Settembre conmemoraba el ingreso de las fuerzas del ejército del Reino de Italia a Roma en 1870, que logró la unificación de la península. Como consecuencia de esto, se produjo un enfrentamiento entre el Reino de Italia y la Iglesia católica hasta la firma de los Pactos lateranenses en 1929. Un artículo del periódico del Vaticano, L'Osservatore Romano, consideraba que el ascenso del régimen fascista había logrado eliminar el carácter anticlerical que había tenido esta celebración y potenciar el proceso de exacerbación del nacionalismo iniciado en 1914, con el propósito de terminar con las divisiones internas.[33]

La presencia de la Vanguardia Juvenil Socialista en el acto de la nueva federación no era sorpresiva, ya que Alfredo Palacios se encontraba entre los oradores principales del evento. Como parte de su alocución, Palacios refirió a un recuerdo lejano de su niñez: la celebración anual del XX Settembre en su Tucumán natal, tradición que se había perdido desde el ascenso del fascismo. De hecho, el periódico La Vanguardia convocó al acto inaugural de la nueva federación realizado en el salón de la Unione e Benevolenza y a la celebración que la Vanguardia Juvenil Socialista realizara en la plaza Italia para presentar una ofrenda floral al monumento a Garibaldi.[34] El periódico socialista señalaba en su editorial que Mussolini anuló la celebración de esta importante fecha debido a su alianza estratégica con el Vaticano, traicionando a la “conciencia liberal del mundo” y “desterrando de los fastos históricos de la patria italiana la celebración del XX Settembre.”[35]

Surgía así una estructura paralela en el asociacionismo italiano de Argentina con un fuerte posicionamiento político. La Federación de Sociedades Democráticas de la República Argentina contaba con algunos líderes que también participaban activamente de la asociación Italia Libera. Ante la aparición de esta nueva federación, FEDITALIA decidió emitir un fuerte comunicado dirigido a los presidentes de las distintas asociaciones italianas:

Esta Federación General de Sociedades Italianas en la República Argentina, nacida para la difusión de un ideal de patriotismo y fraternidad ítalo-argentina, puede hoy, veintiséis años después de su fundación, ser considerada como un altar interno en el que se reúnen todos para un rito común de los que aman a los italianos y a los argentinos.

Casi todas las Asociaciones italianas esparcidas por el extenso territorio de la República acompañan la obra de la Federación con fe ferviente y afecto sincero y sienten un apego fraterno hecho de simpatía y amistad por nuestra Institución.

Por lo tanto, sentimos el deber de informarle que: LA FEDERACIÓN GENERAL DE SOCIEDADES ITALIANAS EN LA REPÚBLICA ARGENTINA, actualmente presidida por Arsenio G. Buffarini, no debe confundirse con ninguna otra federación o liga democrática nacida con la idealidad de la falsa democracia y que con ilusorias promesas tienda a alejar a las Sociedades Italianas del verdadero amor a la nueva Italia gobernada por el genio ilustrado que impulsa su acción hacia la conquista de la paz social y la verdadera justicia colectiva de nuestro pueblo.

En particular, advertimos a la honorable Comisión Directiva de su digna presidencia sobre la constitución de una federación de sociedades democráticas italianas, que bajo este adjetivo se esconde la anti italianidad más feroz y el extremismo más avanzado.

En la certeza de que nuestra llamada será apreciada en su debido valor por usted y sus dignos colaboradores, le ofrecemos el certificado de nuestra más afectuosa estima [traducción del autor].[36]

 

La crítica a la nueva federación se centraba en considerarla como una institución contraria a la “italianidad”, marcando fuertemente su oposición a una entidad de carácter democrático y plural. Por otra parte, resulta curioso que FEDITALIA se arrogara la representatividad de la mayoría de las asociaciones italianas de Argentina cuando, en rigor de verdad, contaba con muy pocas entidades afiliadas. En una de sus asambleas se expuso que el comunicado al que nos hemos referido más arriba había llegado a manos del secretario de la Embajada de Italia en Buenos Aires, el Barón Octavio Serena di Lapigio, quien a su vez lo había aprobado y solicitado copias para enviarlas a todos los representantes oficiales de Italia en el país.[37]

El surgimiento de esta nueva federación nos lleva a afirmar que, a diferencia del rol determinante que las autoridades diplomáticas desempeñaron en la unidad del grupo con la conformación de FEDITALIA en 1918, la política cultural del fascismo provocó una profunda división, poniendo en evidencia el enfrentamiento entre antifascistas y fascistas.

Consideraciones finales

Durante el desarrollo de este artículo hemos analizado el modo en que el fascismo atravesó a las principales asociaciones italianas de Buenos Aires y a los dirigentes que las condujeron. El régimen aprovechó la relación preexistente de las autoridades oficiales con el grupo y la utilizó en función de sus propios intereses.

El proyecto del PNF de intervenir activamente en la vida del inmigrante italiano a través de las instituciones creadas en Argentina, y de la cooptación de muchas de las preexistentes, que estuvo en consonancia con el objetivo de su política cultural en América Latina, nunca tuvo respaldo pleno en la comunidad. A pesar de esto, se estableció una extendida red nacional de instituciones fascistas –en un contexto político argentino favorable– que posibilitó la difusión de esta ideología en muchas ciudades en las que Italia tenía representación diplomática.

También hemos analizado la escalada de violencia que hubo en la Argentina tras el ascenso del fascismo, que en las fuentes consultadas se puso de manifiesto por las denuncias de las instituciones que el régimen había creado en el país. La conformación de estas entidades generó rechazo en la comunidad italiana de Buenos Aires, que contaba con asociaciones propias desde mediados del siglo XIX. De todas formas, algunos dirigentes que desempeñaban cargos en el asociacionismo participaron en la conducción de las instituciones del régimen fascista, poniendo en evidencia los vínculos de estos líderes con funcionarios del gobierno italiano y autoridades diplomáticas.

El relevamiento del asociacionismo italiano de Buenos Aires, elaborado por el gobierno italiano, presenta un panorama general de una comunidad organizada a partir de las instituciones que el propio grupo había conformado pero dividida. Si bien hemos cuestionado la representación que este censo realiza respecto de FEDITALIA, consideramos que lo más probable es que esto pueda estar dado por una sobreestimación de la cantidad de socios agrupados por la Federación y una disminución de la cantidad de socios de las entidades libres y la AIMI. En todo caso, los números antes expuestos permiten suponer que, hacia mediados de la década de 1920, hubo una menor participación de la comunidad italiana de Buenos Aires respecto de años anteriores.

La división en la comunidad italiana de Buenos Aires puede ser entendida como una consecuencia directa de la implementación de la política cultural fascista, que derivó en un retroceso en la institucionalización del grupo debido a la disminución de asociados. En un contexto de declive del asociacionismo italiano en el país, la mayoría de estas entidades permanecieron alejadas de los representantes oficiales del régimen. Algunas establecieron alianzas entre sí o con otros actores políticos. Incluso en 1938 las quince instituciones que formaban parte de la AIMI junto con otras dieciséis asociaciones italianas, principalmente de la capital, pero también de otras localidades de la provincia de Buenos Aires, crearon una nueva federación vinculada al Partido Socialista.

Por tal motivo es posible afirmar que la sólida estructura que desarrolló el asociacionismo italiano en el país contribuyó a consolidar un liderazgo antifascista, o por lo menos no fascista, en el que los dirigentes que no apoyaban al régimen lograron resistir el intento del gobierno italiano de controlar la vida social de los emigrados. Si bien es cierto que el fascismo pudo conformar un grupo de instituciones a semejanza de las que había creado en Italia, e incluso logró cooptar varias instituciones preexistentes, la mayor parte de la comunidad que participó de las asociaciones lo hizo en aquellas que el régimen tenía poca o nula injerencia.

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[1] Entre la diversidad de temas abordados: las relaciones del gobierno italiano con la comunidad emigrada (Gentile, 1986), los principales representantes del fascismo en la comunidad italiana de Argentina (Newton,1995), las actividades que el fascismo italiano emprendió en Buenos Aires (Grillo, 2006), los vínculos económicos de empresarios con el régimen (Scarzanella, 2007), el proyecto político que tenía el régimen para el país austral (Aliano, 2012), la política cultural del fascismo en Argentina (Fotia, 2015) y en Sudamérica (Fotia, 2020), la política exterior del régimen en Argentina y Brasil (Mugnaini, 2008), la organización de los grupos antifascistas (Fanesi, 1994; Huernos, 2017; Leiva, 1983) y los estudios locales de Bahía Blanca llevados a cabo por Cimatti (2016, 2020, 2023).

[2] Istituto Coloniale Italiano (1908), Atti del Primo Congresso degli Italiani all’Estero - Vol. I, Cooperativa Tipografica Manuzio, 66-67.

[3] Istituto Coloniale Italiano (1911), Atti del Secondo Congresso degli Italiani all’Estero - Vol. I, Società Editrice Romana, pp. 27-28.

[4] División VC II, Caja Nº 296, Exp. Nº S/N, Italia. Visita Sr. Orlando, 12 y 13 de noviembre de 1920, Archivo Histórico de la Cancillería Argentina (AHCA), Buenos Aires, Argentina.

[5] Censo, C. N. (1916). Tercer Censo Nacional, 1914. Buenos Aires: Talleres Gráficos L. J. Rosso, Tomo X.

[6] Arigoni, A. y Barbieri, S. (Eds.) (1923). Gli italiani nel Sud America ed il loro contributo alla guerra 1915-1918. Secondo Betta & figli, 239-241.

[7] Petriella, D. y Sosa Miatello, S. (1976). Diccionario Biográfico Ítalo-Argentino. Asociación Dante Alighieri.

[8] Para una comparación con su par norteamericana, la Mazzini Society, véase Huernos (2017).

[9] Acción Argentina surgió en la Argentina ante la ocupación alemana de Francia para denunciar y rechazar el avance del fascismo en el país. Su alianza con asociaciones como Italia Libera le servía para demostrar que los regímenes totalitarios no representaban a la totalidad de los pueblos que gobernaban, véase Bisso (2005, p. 107-108).

[10] Petriella, D. y Sosa Miatello, S. (1976). Diccionario Biográfico Ítalo-Argentino. Asociación Dante Alighieri.

[11] Cien Años del Círculo Italiano de Buenos Aires (1974). Frigerio.

[12] “Noi e la federazione”, en Il Mattino d’Italia, 26 de junio de 1937, p. 5.

[13] Guidi Buffarini, A. (1931). Arsenio Guidi Buffarini e la sua opera.  SAGB, p. 399.

[14] División Política, Caja Nº 2293, Exp. Nº 21, Denominación de una plaza con el nombre de la capital argentina, 6 de octubre de 1924, AHCA.

[15] “La colectividad italiana tributó ayer un sincero homenaje al príncipe Humberto de Saboya”, en La Prensa, 10 de agosto de 1924, p. 20; “Fue imponente la concentración preparada por la Federación de las Sociedades Italianas”, en La Nación, 10 de agosto de 1924, p. 3.

[16] “Las camisas negras”, en La Argentina, 10 de agosto de 1924, p. 1.

[17] Ministero degli Affari Esteri (1927). Bollettino dell’Emigrazione, (6), Cooperativa Tipografica Manuzio, 836-837.

[18] Ministero degli Affari Esteri (1927). Bollettino dell’Emigrazione, (6), Cooperativa Tipografica Manuzio, 836-837.

[19] La Obra Nacional “Dopolavoro” (post-trabajo) en Italia (1937), Società Editrice di Novissima, p. 10.

[20] La Obra Nacional “Dopolavoro” (post-trabajo) en Italia (1937), Società Editrice di Novissima, p. 19.

[21] Para el caso de Bahía Blanca véase Cimatti (2016, 2020 y 2023).

[22] División Política, Caja Nº 2488, Exp. Nº 5, Sobre designación de agentes para la realización de una campaña en favor del fascismo nombrado por el gobierno italiano, 14 de marzo de 1926, AHCA.

[23] División Política, Caja Nº 2386, Exp. Nº 1, Política Interna, 4 de diciembre de 1925, AHCA.

[24] División Política, Caja Nº 2386, Exp. Nº 22, Reunión de súbditos italianos de tendencia fascista, 20 de diciembre de 1925, AHCA.

[25] División Política, Caja Nº 2386, Exp. N° 10, N° 11.689, Publicaciones ofensivas para Italia, junio de 1925, AHCA.

[26] División Política, Caja Nº 2979, Ministerio del Interior, N° 014934-S, Exp. originado denuncia atentados edificios consulados italianos, junio de 1930, AHCA.

[27] División Política, Caja Nº 3981, Exp. Nº 7, Reclamación sobre el retiro de bandera italiana en ocasión del aniversario patrio argentino, 31 de mayo de 1938, AHCA; y División Política, Caja Nº 3981, Exp. Nº 14, Denuncia amenazas terroristas contra la escuela elemental italiana ‘Príncipe Umberto’, 30 de julio de 1938, AHCA.

[28] Petriella, D. y Sosa Miatello, S. (1976). Diccionario Biográfico Ítalo-Argentino. Asociación Dante Alighieri.

[29] Ministero Degli Affari Esteri (1928), Censimento degli Italiani all’Estero alla metà dell’anno 1927, Provveditorato generale dello Stato, Libreria, 387-388.

[30] Guidi Buffarini, A. (1931). Arsenio Guidi Buffarini e la sua opera.  SAGB, pp. 672-673.

[31] Guidi Buffarini, A. (1931). Arsenio Guidi Buffarini e la sua opera.  SAGB, pp. 672-673.

[32] “Con la solenne commemorazione del ‘venti settembre’ la Federazione delle Società Democratiche Italiane dell’Argentina ha ricevuto un imponente ed entusiastico battesimo popolare”, en L’Italia del Popolo, 22 de septiembre de 1938, p. 3.

[33] El mismo fue transcripto a Cancillería por el Embajador de Argentina ante la Santa Sede, Manuel García Mansilla. Véase División Política, Caja Nº 2197, Exp. Nº 11, Conmemoración de fechas históricas, 05 de noviembre de 1923, AHCA.

[34] “Recordarse hoy la fecha que señala la unidad e independencia de Italia y la caída del poder temporal papal”, en La Vanguardia, 20 de septiembre de 1938, p. 2.

[35] “XX de septiembre”, en La Vanguardia, 20 de septiembre de 1938, p. 8.

[36] Reunión ordinaria del Consejo Directivo, 14 de septiembre de 1938, Libro de Actas, Archivo FEDITALIA (AF), Buenos Aires, Argentina.

[37] Reunión ordinaria del Consejo Directivo, 19 de septiembre de 1938, Libro de Actas, AF.