EL CAUDILLISMO COMO
FORMA DE EJERCICIO DE PODER POLÍTICO: LA ESTRATEGIA DE CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DE
CARLOS MENEM, 1973 - 1986.
Por GERÓNIMO REINOSO
Universidad Nacional de la
Rioja (UNLaR)
La Rioja, Argentina.
PolHis, Revista Bibliográfica Del
Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 12, N° 24, pp. 64-93
Julio- Diciembre de 2019
ISSN 1853-7723
Fecha de
recepción: 08/10/ 2019 - Fecha de aceptación: 27/11/2019
EL CAUDILLISMO COMO FORMA DE EJERCICIO
DE PODER POLÍTICO: LA ESTRATEGIA DE CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DE CARLOS MENEM, 1973
- 1986
Resumen
La carrera política de Carlos Saúl
Menem está asociada al avance de la Renovación al interior del Partido
justicialista. Este escrito es un análisis sobre las estrategias de
construcción política de Carlos Menem en la provincia de La Rioja, entendida
como una forma de ejercicio del poder político en democracia desde la mirada
extracéntrica. Pretende ser un aporte al debate sobre el peronismo durante la
década de 1980 y la construcción de lo que se denominó “menemismo” en
particular, desde el retorno de la democracia en 1983 en Argentina. Se analiza
en detalle el proceso político riojano, desde 1973 a 1986, y cómo fue la
construcción de la carrera política de Carlos Menem. Se sostiene que ella se
dio a partir de una estrategia centrada en tres aspectos: económico,
institucional y político que dieron sustento al accionar del Caudillo en
democracia. Esta mirada permite adicionar elementos que logran capturar a la trayectoria
de Menem como resultado no solo de su posición como Renovador al interior del
Partido Justicialista. Este trabajo es cualitativo, centrado en un estudio de
caso, a partir de una reconstrucción histórica del proceso político local y su
vinculación con lo nacional.
Palabras Clave
Menemismo – poder político – estrategia
– caudillismo – La Rioja
CAUDILLISM AS A
FORM to EXERCISE POLITICAL POWER: CARLOS MENEM'S POLITICAL STRATEGY,1973 -1986
Abstract
The political
career of Carlos Saúl Menem is associated with the advancement of Renovación within
the Justicialist Party. This article analyses Carlos Menem’s political
construction strategies in the province of La Rioja, understood as a way of
exercising political power in a democracy from an extracentric point of view.
It aims to be a contribution to the discussion of Peronism in the 80s in
general, and the construction of the so-called Menemism in particular, since
the return to democracy in Argentina in 1983. It provides a detailed analysis
of the political process in La Rioja between 1973 and 1986 and how Carlos Menem
carved out his political career. It argues that his strategy was grounded on
three aspects : economic, institutional and political, which supported Menem’s
actions in democracy. The elements thus added capture Menem’s track record over
and above his performance as an inside reformer of the Justicialist Party. The
focus on a case study allows a qualitative approach to the historical
reconstruction of the local political process and its connection with national
politics.
Keywords
Mememism –
political power – strategy – caudillism – La Rioja.
EL CAUDILLISMO SUBNACIONAL COMO FORMA
DE EJERCICIO DE PODER POLÍTICO: LA ESTRATEGIA DE CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DE
CARLOS MENEM, 1973 - 1986*
Este
escrito es un análisis sobre el caudillismo en la provincia de La Rioja, en
tanto expresión de una forma de ejercicio del poder político en democracia. Más
precisamente, aquí se intenta examinar los momentos constitutivos del menemismo
y la estrategia de construcción de poder desplegada por Carlos Saúl Menem desde
una perspectiva extracéntrica (Macor y Tcach, 2003, 2014), a partir de una
reconstrucción histórica que comienza en la primera gobernación de Carlos Saúl
Menen hasta diciembre de 1986. De allí que el escrito restituye las
gobernaciones de Carlos Menem en La Rioja y su destreza para construir un
liderazgo que le permitió acceder hasta la presidencia de la Nación. Por ello,
pretende ser un aporte al debate sobre el peronismo durante la década de 1980
en general, y a la construcción de lo que se denominó “menemismo” en
particular. Este escrito se organiza en función de algunos hechos históricos
relacionados con el proceso político riojano y la construcción de la carrera
política de Carlos Menem.
Para
que ello fuera posible, se construyó todo un engranaje institucional que dio
legitimidad al caudillismo en democracia en pos de lograr un objetivo: la
presidencia de la Nación Argentina. Por ello, se analizan las derivaciones
políticas de la aplicación de algunas reformas institucionales a nivel local,
de la Ley de Promoción Industrial, y el pragmatismo político desplegado por el
caudillo y su impacto en la escena política nacional.
Como
sostiene Raúl Armando Bazán “En tiempos normales hubiera sido imposible
imaginar que un candidato presidencial pudiera surgir de una provincia como La
Rioja, con población escasa y ninguna gravitación en la vida económica
nacional” (Bazán, 2011, p. 392).
Aquí
se argumenta que aquello que parecía imposible se construyó a partir una
estrategia centrada en tres aspectos: el económico, el institucional y el
político, que dieron sustento al accionar del caudillo en democracia, y no
meramente desde su posición como Renovador al interior del Partido
Justicialista (PJ). De ello puede sostenerse que aquellos virajes o cambios de
timón realizados por Carlos Saúl Menem, en pos de llegar a la presidencia, no
fueron repentinos, sino más bien todo lo contrario. Cada acción, cada decisión
fue mentada y analizada según el desarrollo del contexto, con dosis importantes
de pragmatismo.
En
efecto, ¿cómo se diagramó la estrategia política que posibilitó el ascenso de
Carlos Menem a la presidencia de la República Argentina desde una posición
periférica? ¿Qué elementos pueden aportar las ciencias sociales al momento de
comprender aquel proceso político constitutivo del menemismo?
Este
trabajo es de corte cualitativo, centrado en un estudio de caso, a partir de
una reconstrucción histórica del proceso político local y su vinculación con lo
nacional. Se utiliza primariamente como fuente de análisis el material
periodístico de los diarios y revistas de tirada local, además de la consulta
de documentos oficiales en el Archivo Histórico de La Rioja. Los diarios
consultados fueron El Independiente y el Sol de La Rioja. Por
otra parte, se consideraron algunas entrevistas publicadas en la revista Encuentro,
editada desde La Rioja. Este escrito constituye una parte del trabajo de campo
de la investigación doctoral, en el marco del Doctorado en Ciencia Política del
Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba.
El
escrito está organizado en cuatro apartados. El primero refiere al contexto
histórico político riojano desde mediados del siglo XX, el segundo trata las
reformas institucionales desarrolladas por Carlos Menem para afianzar su poder
en la provincia, el tercero se focaliza en los efectos de la ley de Promoción
Industrial sobre la construcción de su carrera política, y en cuarto lugar se
analiza su pragmatismo político en relación al alfonsinismo y respecto de la
evolución de su posición al interior del justicialismo.
La
Rioja como contexto singular
La
historia política de la provincia de La Rioja en el siglo XX, da cuenta de un
sistema político signado de intervenciones del poder central en detrimento de
las formas electivas en la conformación del gobierno provincial. Por ejemplo,
en la etapa del peronismo clásico hubo tres gobernadores electos por el voto
popular y una intervención de ese mismo signo político. Entre 1955 y 1973,
durante el tiempo que operó la proscripción del peronismo, fueron electos
democráticamente dos gobernadores radicales y hubo diecisiete intervenciones.
En un contexto de alta
movilización de las masas, los resultados de las elecciones del 11 de marzo de
1973 dieron un amplio triunfo a la fórmula Carlos Menem y Libardo Sánchez
frente a otros candidatos del radicalismo, el Movimiento Popular Riojano y, por
último, el partido Unión Republicana.
La
asunción de la primera gobernación de Menem en 1973 tuvo una particularidad.
Hubo dos ceremonias de asunción: una formal llevada a cabo el día 25 de mayo de
1973 y, otra simbólica realizada el 9 de junio en la localidad de San Antonio,
pueblo natal del caudillo federal Juan Facundo Quiroga. El evento informal contó
con la presencia del vicepresidente de la nación Vicente Solano Lima y un grupo
de jóvenes identificados con la agrupación Montoneros y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR).[1]
Al
asumir su mandato, Carlos Menem, comenzó a exteriorizar sus pretensiones
presidenciales. El discurso pronunciado ante la Cámara de Diputados Provincial
sentó las bases de su proyecto político anclado en un liderazgo al estilo de
los caudillos del siglo XIX: “las banderas de esos magníficos argentinos,
nacidos en nuestro suelo, esos caudillos de la riojanidad, eran los mismos que
hoy, 25 de mayo de 1973, asumimos para mejor combatir por la grandeza de la
provincia y el bien común de sus habitantes.[2]
Además de ese discurso, del cual deriva la cuestión del
federalismo, Carlos Menem llevó adelante prácticas políticas que le permitieron
la acumulación de capital político de otros actores, a través de estrategias de
“cooptación centrada” (Ferrari, 2019), lo que a la postre le permitió
consolidar su liderazgo.
La
primera gobernación se caracterizó por una gestión centrada en cubrir las
necesidades sociales y la generación de políticas de desarrollo a nivel
provincial. En lo político, se produjo una centralización del poder bajo su
liderazgo, discutido solo por algunos, tal como el opositor interno Eduardo
Blanco. En términos institucionales, en ese periodo se impulsó la reforma de la
constitución provincial a fin de posibilitar la reelección indefinida del
máximo cargo subnacional.
Para
inicios de 1976, Menem era una figura política en ascenso y se destacaba entre
el conjunto de actores políticos dentro del justicialismo, aunque marginado y
excluido de las decisiones del partido.[3]
Esa primera gobernación fue interrumpida por el golpe militar del 24 de marzo
de 1976.[4]
Allí Carlos Menem inició su derrotero como preso político. De acuerdo a un
artículo del diario Clarín, Menem fue detenido en la provincia de La
Rioja por “presuntos vínculos con la guerrilla y corrupción en la función
pública”. Luego de una semana en el Regimiento de Infantería XV de la provincia
fue llevado al barco “33 Orientales” que se encontraba en Buenos Aires. De
acuerdo a Clarín, allí también se encontraban detenidos figuras
centrales del justicialismo, como Antonio Cafiero, Jorge Taiana, Miguel
Unamino, José Deheza, Pedro Arrighi, y los sindicalistas Jorge Triaca, Diego
Ibañez y Lorenzo Miguel. En julio de ese mismo año, fue trasladado al penal de
Magdalena. El 29 de julio de 1979, gracias a un decreto del presidente de
facto, Jorge Rafael Videla, Menem abandonó el penal y estableció su “domicilio
forzado” en Mar del Plata y, un tiempo después, en Tandil, provincia de Buenos
Aires. El traslado de Mar del Plata a Tandil fue decidido por el ministro del
interior, Albano Harguindeguy, quien vio con preocupación el acercamiento de
Menem con la marina. En febrero de 1980 regresó a La Rioja y reinició su
actividad política, en tiempos de veda. Por ello fue nuevamente detenido y
asignado a un nuevo destino de destierro: Las Lomitas, provincia de Formosa.
Recién quedó libre el 9 de marzo de 1981.[5] Aun así, en ese contexto
adverso, el caudillo fue tejiendo lealtades a través de una red de sociabilidad
que le será de utilidad una vez recuperada la democracia, en al menos dos
puntos geográficos de la provincia de Buenos Aires: Mar del Plata y Tandil.
Con
la restauración de la democracia en 1983, el proyecto interrumpido por la
dictadura retomó su curso. Todos los recursos que Menem había construido a lo
largo de su primer mandato como gobernador y en tiempos en que fue preso
político fueron aprovechados en la “campaña permanente”, ya que su actividad
política y electoral fue ininterrumpida.[6] Su
objetivo era claro: llegar a la presidencia de la Nación.
Las
primeras elecciones celebradas luego del fin de la dictadura militar fueron las
internas partidarias del justicialismo provincial, que se celebraron el 10 de
julio de 1983. Dentro del PJ compitieron tres listas por la presidencia del
partido. Por un lado, Carlos Menem con su línea interna “Lealtad y Unidad”,
alineado a Ítalo Luder en el ámbito nacional y, el apoyo de la dirigencia
sindical local;[7]
en segundo lugar, Daniel Enrique Tello Roldan, con su línea “Movimiento
Nacional” y vinculado a Antonio Cafiero y, en tercer lugar, el ex senador
nacional, Rodolfo Blanco por “Mesa de Confraternidad Peronista”, alineado a
María Estela Martínez de Perón. Luego de una virulenta campaña interna, los
resultados dieron ganador a Menem por más del 80% de los votos.[8]
Pasadas las elecciones y como consecuencias de este resultado, Menem hizo un
llamado a la reconciliación de los sectores internos. Los buenos dividendos de
esta estrategia se replicaron en las elecciones generales de octubre de 1983.
Menem fue elegido gobernador por segunda vez junto a un hombre de extrema
confianza, Alberto Cavero como vice. En tanto, su compañero de fórmula en la
interna peronista, Libardo Sánchez, fue designado Senador Nacional.
Por
otro lado, en oportunidad de realizarse el Congreso partidario del PJ a nivel
nacional en septiembre de 1983, Menem propuso a la viuda de Perón, Isabel
Martínez, como candidata a presidenta. Como sostiene Norberto Ivancich, “fue
más que nada una demostración de su voluntad de señalar lo distante que estaba
de los llamados ‘arreglos cupulares’ que lo habían excluido” (2004, p. 13).
Pero, apenas conocida la noticia de los resultados negativos del PJ a nivel
nacional en las elecciones generales del 30 de octubre de 1983, Carlos Menem
pidió la renovación de las autoridades partidarias sin importar el apoyo del
sector ortodoxo y sindical.
A
partir de ese hecho se puede avizorar una estrategia en tres frentes a fin de
lograr su principal objetivo. Primero, a nivel local, Menem desarrolló la
construcción de todo un andamiaje institucional que sustentó su legitimidad
como líder político; en segundo lugar, elaboró otra estrategia de corte
económico vinculada al uso de la ley de Promoción Industrial, que pudo ser
exportada regionalmente; y por último, llevó adelante una estrategia
estrictamente política vinculada con el pragmatismo que le permitió ser un
interlocutor válido en la escala nacional, según el desarrollo de la coyuntura
política por esos años. La complejidad que asume la interacción de las escalas
en este periodo es atenuada por el control de las fronteras territoriales
(Gibson, 2006).
La
construcción de un andamiaje para su proyección nacional: Las reformas
institucionales
Con
el regreso de la democracia en 1983, la Cámara de Diputados de la provincia de
la Rioja estaba conformada de veintiún diputados justicialistas y cuatro
diputados radicales
Entre
los hitos que se destacan bajo la segunda administración de Carlos Menem, se
destaca la reforma de la Constitución de la provincia. Transcurridos dos años
de gestión, Menem envió el pedido de reforma, y fue aprobada. Ésta incorporó
institutos novedosos e inclusos anteriores a las reformas de la Constitución
nacional en 1994. La nueva ingeniería institucional asegurada por la nueva
Constitución garantizó la representación de las minorías. A pesar de que la
provincia adoptó un sistema proporcional, el sistema electoral tendió a
consolidarse como mayoritario y más aún con la realización de elecciones
intermedias. Siguiendo la fórmula establecida en la Constitución peronista de
1949, La Rioja adoptó la reelección indefinida de los titulares del ejecutivo
provincial. Otro de los aspectos modificados refirió al mecanismo de enmienda o
reforma de la Constitución en un artículo, aunque se mantuvo la rigidez de los
mecanismos de reforma total.[9] En cuanto a la relación entre
la función ejecutiva y legislativa relativa a la sanción de las leyes, el poder
de veto del ejecutivo provincial podía ser ejercido de manera parcial, pero
reservando la posibilidad de promulgar la parte de la ley no vetada (Corbacho,
1997). Asimismo, introdujo la cuestión de la responsabilidad de los Senadores
nacionales frente a la Legislatura, que y prevé dar instrucción “cuando se
trate de asuntos en que resulten involucrados los intereses de la provincia”
(Bazán, 2011, p. 391).
La
reforma constitucional se erigió en un instrumento de adecuación de la
democracia formal a los modos de ejercicio del poder político en términos
caudillistas,[10]
al inaugurar un modelo de decisión centrado en el ejecutivo provincial. Ésta
cobró importancia una vez que las condiciones internas se consolidaron mediante
la imposición de un orden. Fue ese momento el que se erigió como propicio para
hacer explícitas sus ambiciones a la candidatura presidencial. Principalmente,
luego de la derrota sufrida por la ortodoxia en las elecciones internas en la
provincia de Buenos Aires, en 1985, y atendiendo a las relaciones tramadas con
el sindicalismo que veían amenazado su lugar en el partido por el avance
Renovador.
El uso de la ley de promoción
industrial
Cuando
Carlos Menem asumió la gobernación de La Rioja en 1983, heredó toda una
política de desarrollo económico impulsada por el gobierno de facto. Se trató
de la ley de Promoción Industrial 22.021,[11]
que impulsó la radicación industrias en la provincia, logrando índices de
crecimiento sostenidos desde el momento de su aplicación. Estos beneficios de
corte económico se tradujeron en beneficios de tipo político, tanto fuera de La
Rioja como al interior de su territorio provincial.
Un
estudio pionero sobre la política económica de la Promoción Industrial fue
realizado por Oscar Alfredo Páez Oliva (2005). Si bien trata de historia
económica regional, el autor plantea algunas cuestiones que permiten vislumbrar
algunas estrategias utilizadas por el Menem a nivel local, a fin de
posicionarse a nivel nacional como un interlocutor válido. En sus orígenes la
ley 22.021 sólo beneficiaba a La Rioja. Durante el periodo del gobierno
militar, y hasta finales de 1982, hubo un intento de anular o recortar su
alcance, mediante la extensión de los beneficios a las provincias de Catamarca
y San Luis.[12] Hacia fines de 1982, las
cámaras empresarias locales, sindicales, los representantes de la UCR y hasta
los medios periodísticos, reclamaron la continuidad de la Promoción, y
mostraron su descontento a las autoridades de facto. Ya en democracia, los
beneficios se extendieron y alcanzaron también a la provincia de San Juan.[13]
Páez Oliva sostiene que los sectores económicos y sociales locales no
avizoraban que la extensión de los beneficios fiscales a otras provincias le
sería favorable a La Rioja en el plano político
Restaurada
la democracia esa ley le permitió a Menem mostrar una provincia pujante,
negociar con la Nación la aprobación de los proyectos promocionales y de
desgravación impositiva.[14] Estos fenómenos colaboraron
para que La Rioja lograra alinear sus intereses con los de las provincias
vecinas, y también sus contingentes legislativos nacionales avocados a la
defensa ante los embates de ese régimen económico.[15]
A
nivel provincial, el marco político en el que se desenvolvió la ley de
Promoción Industrial desde fines de 1983 fue diferente respecto al periodo
dictatorial. Estas diferencias radicaron en tres aspectos: el perfil industrial
que continuó de desarrollarse discrepó de lo pensado originariamente, se
radicaron empresas de dudosa procedencia y se endilgó al proyecto una falta de
una visión real del desarrollo, aspectos que socavaron su fundamento:
Con el afán electoralista el
partido gobernante (PJ) no pudo o no quiso estar a la altura de las
circunstancias. Por un lado, pregonaba el cambio de mentalidad de la población,
por otro, contradictoriamente, se erigía en el más serio competidor de los industriales.
Entre 1983 y 1988, la provincia elevó el gasto público en un 80%, incrementando
la planta de empleados públicos en 16.000 nuevos agentes (Páez Oliva, 2005, p. 165).
Esta
cita ofrece un indicio sobre la estructura de empleo de la provincia, y de su
creación durante la aplicación de la ley de Promoción Industrial. A través de
estas transformaciones se deriva un tema todavía escasamente estudiado: la
relación entre el sindicalismo provincial y las gobernaciones de Carlos Menem.
Desde 1983, el gobernador riojano pidió la renovación en el justicialismo
nacional. Estos pedidos pudieron ser enunciados por la fragilidad del
sindicalismo local: este actor colectivo no tuvo poder de veto, a pesar de que
algunos sindicalistas, como Julio Corzo, ocupaban espacios dentro de la lista
de diputados nacionales.[16]
En efecto, el sindicalismo ligado a la industria no estaba lo suficientemente
consolidado en La Rioja, sumado a la creciente competencia de sus bases
dependientes del Estado provincial. Por tanto, estratégicamente y en un ámbito
de negociación, el sindicalismo local no resultaba un problema estratégico para
Menem.[17]
La
negociación con los sindicatos se ubicaba más bien en un frente externo, es
decir, con aquellos actores sindicales dentro del PJ nacional. En este sentido,
la red de apoyo sindical construida por Menem se nutrió de aquella parte del
sindicalismo que se veía amenazada ante el avance renovador al interior del
justicialismo. Pero, una vez cumplido el objetivo por parte del caudillo
riojano, éstos serán prescindentes
Por
otra parte, la ley de Promoción Industrial le permitió a Carlos Menem entablar
un diálogo con aquel sector de la burguesía nacional desplazada y/o beneficiada
a partir de los diferimientos impositivos aplicados en La Rioja y en las
provincias de la región. Esta cuestión no es menor: a pesar de que la provincia
no tenía una gravitación importante en la vida económica nacional, desde su
posición periférica pudo tejer vínculos con importantes sectores económicos
nacionales.
Sin
embargo, la cuestión del desarrollo regional local siguió sin resolverse,
producto de su estrategia discursiva y de su política práctica englobada en
“gobernar es dar trabajo”. El Estado fue el principal empleador, y no el sector
privado, tal como lo preveía la ley de Promoción
El
pragmatismo político
La visita presidencial y el
referéndum por el Canal de Beagle
El
principal gesto, pero no el único, de acercamiento del gobernador riojano al
presidente Raúl Alfonsín se dio en el marco de la visita presidencial en
ocasión del aniversario de la fundación de La Rioja, el 20 de mayo de 1984.[18]
El encuentro fue novedoso, y percibido como “extraño" a nivel local, de
acuerdo a los clivajes existentes para la época. La presencia del presidente en
la provincia también obedecía a la estrategia del alfonsinismo con el fin de
debilitar la legitimidad de los jefes sindicales presentes en el Consejo
Nacional del PJ.
El día de la visita
presidencial, El Independiente en su editorial indicaba el tránsito por
los primeros tramos de una democracia formal a la que se habría de apuntalar,
pero su desarrollo se ve imposibilitado cuando existen “situaciones de
dependencia económica, analfabetismo e insuficiencia cultural”. Esa editorial
indicó que una verdadera democracia pasa por el cumplimiento efectivo del
federalismo, la asistencia financiera a provincias poco desarrolladas y una ley
de coparticipación federal. Los esfuerzos puestos por la más alta magistratura
provincial tenían el desafío histórico de revertir la situación dramática de la
insuficiencia de los presupuestos. Y agrega:
Precisamente, a partir de la
Batalla de Pozo de Vargas, La Rioja parece estar pagando un “tributo de guerra”
que la ha ido sumiendo en la miseria, cercenando su autonomía, hasta
convertirla en una provincia mendicante, del centralismo porteño. Volver a
levantar aquellas banderas enarboladas por nuestros caudillos y seguidas hasta
la muerte por su pueblo, implica también dimensionar seria y efectivamente los
recursos naturales del territorio provincial y proyectar la acción de gobierno
en un sentido de realización, independiente de los intereses extra nacionales
dominantes y sus aliados nativos enquistados en la macrocefálica ciudad puerto
y en la Pampa Húmeda.[19]
Sí
bien Menem recibió críticas desde su partido por el acto llevado a cabo el 20
de mayo en La Rioja, donde se recibió a Alfonsín, la posición adoptada en
relación al plebiscito sobre el Canal del Beagle[20]
fue el catalizador del conflicto y un punto de no retorno en relación con el
Consejo Nacional Justicialista y de su estrategia hacia la presidencia del
partido primero, y de la Nación después. En este contexto, puede sostenerse que
la primera incursión política formal de Carlos Menem en el Gran Buenos Aires
fue a partir de su participación junto a los radicales en los actos por el Sí,
en relación al plebiscito del Beagle, en noviembre de 1984.[21]
Los
actos continuaron en La Rioja, cuando se organizó un acto con la presencia del
Canciller Dante Caputo. El anuncio estuvo a cargo de Menem, en cuya conferencia
sentó su posición sobre el plebiscito. El gobernador manifestó que respetaba la
decisión adoptada por el Consejo Nacional, aunque no la acataba, pues el
presidente del partido había suscripto el Acta de Coincidencia y agregó: “creo
que no hay que confundir desobediencia con disenso. Este es un lógico disenso.”[22]
La
presencia del Canciller en la provincia fue una de las señales del alineamiento
de Menem a la política de Alfonsín.[23]
Por supuesto que los embates hacia el caudillo no tardaron en llegar. El
Consejo Superior del PJ de Santiago del Estero lo declaró persona no grata por
“la manifiesta inconducta partidaria al resistir y enfrentar las expresas
directivas y resoluciones tomadas por el Consejo Nacional Justicialista”.[24]
Por otro, Menem quedaba en una situación incómoda por el accionar del Senador
Nacional por La Rioja, Libardo Sánchez, quien apoyaba la posición
abstencionista del Consejo Nacional Justicialista.
Por
su parte, Menem, días posteriores al histórico debate entre el Canciller Caputo
y Vicente Saadi, manifestó que el debate fue esclarecedor en algunos puntos y
se refirió al tribunal de disciplina del PJ: “en el momento que podamos ejercer
nuestra defensa, ha de quedar convencido que no cometimos ningún acto que pueda
derivar en una sanción tan grave como la expulsión”.[25]
Como
sostiene María Cecilia Míguez (2018), el llamado a referéndum tomó por sorpresa
al PJ. Todavía no había digerido la derrota presidencial, su presidente en
Madrid y a nivel local el Consejo Nacional en manos de la ortodoxia en puja con
figuras ascendentes y que pedían su renovación. Se producía al interior una
división de aguas entre los que estaban a favor del Sí y aquellos a favor de la
abstención.
Es
así que la estrategia de acercamiento de Menem al gobierno radical de Raúl
Alfonsín dio sus frutos. En especial porque el alineamiento a la política
alfonsinista respecto al referéndum permitió su posicionamiento en la escala
nacional a partir la confrontación con las autoridades del partido en base a un
tema sensible como la cuestión del Beagle.
Las
lealtades de Carlos Menem antes y después del Congreso del Teatro Odeón
Los
resultados electorales del referéndum en favor del Sí en la provincia fueron altamente
positivos al igual que a nivel nacional. Luego de conocida esa noticia, Menem
pidió la renuncia de los miembros del Consejo Nacional Justicialista.: […]
Ahora es imprescindible que den el paso al costado, que reconozcan hidalgamente
su equivoco y por lo tanto permitan la renovación de los cuadros dirigentes que
tanta falta le hace a nuestro movimiento.[26]
Consultado en medios radiales nacionales, Menem agregaba que: “Vamos a entrar
en un nuevo estilo, pero es necesario hacerlo, de lo contrario, vamos a tener
serios inconvenientes. Es urgente reestructurarlo y no hay otra salida que una
democratización urgente y coherente.[27]
Las
reuniones se precipitaron en vistas del congreso partidario previsto para el
día 15 de diciembre. En la ciudad de Viedma, el 15 de noviembre de 1984, se
llevó a cabo una reunión de dirigentes justicialistas organizada por dirigentes
rionegrinos amparados en la Corriente de Opinión Interna, quienes planteaban la
renovación del justicialismo local y nacional. Esas conversaciones continuaron
en la ciudad de La Rioja. El 1 de diciembre de 1984 se produjo el conclave
entre dirigentes locales y nacionales del justicialismo a fin de dar
continuidad a lo conversado en Viedma.[28] En la conferencia de prensa
realizada en la Residencia de Gobernadores, los periodistas preguntaron “si
esto no era el lanzamiento de una corriente interna” propiciando como líder al
“doctor Carlos Menem para ocupar las más altas responsabilidades partidarias”,
a lo que Menem contestó que no era un lanzamiento sino más bien la búsqueda del
camino que lleve a la recuperación del partido.
A
la semana siguiente del cónclave, el caudillo siguió con una febril actividad y
viajó a Capital Federal. Allí se entrevistó con José Rodríguez, secretario
general del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMTA);
luego se dirigió Merlo, provincia de Buenos Aires, donde impuso el nombre de
Rosario Vera Peñaloza a una escuela y realizó gestiones para la radicación de
una empresa de computadoras en La Rioja.[29]
También participó de un encuentro entre los gobernadores justicialistas y el
presidente Alfonsín, donde afirmó que: “El tema principal tratado con el señor
presidente de la República fue todo lo que hace a la cuestión financiera del
presupuesto”.[30]
Finalmente se trasladó a Mar del Plata en donde proclamó la necesidad del
instaurar el voto directo de los afiliados y el recambio de autoridades:
si prima la cordura, la
reflexión, que los compañeros entiendan el clamor de las bases, se puede
arribar a una solución, a una renuncia del Consejo Superior del Partido
Justicialista, y la designación de un Consejo Provisorio, que posibilite la
reorganización desde abajo hacia arriba, desde los afiliados eligiendo
directamente el futuro Consejo Nacional del partido.[31]
En
tanto a nivel provincial, los primeros días de diciembre se produjo un fenómeno
de significativa importancia: el congreso partidario del Justicialismo riojano
modificó su carta orgánica. Los cambios redundaron en el establecimiento de la
compatibilidad para ejercer cargos políticos y administrativos y en la adopción
del sufragio directo de los afiliados para elegir gobernador, vicegobernador,
legisladores nacionales como así también para diputados provinciales y
autoridades municipales. También se elevó el número de consejeros
departamentales y el de las unidades básicas, con la incorporación de un
tesorero, se dio el mandato a los diputados nacionales sobre la votación por el
Sí en relación con la consulta popular por el Beagle; y por último, se incorporó
a la juventud como una rama partidaria, con participación en cargos políticos o
electivos en el futuro.[32]
Todas
estas modificaciones fueron realizadas con miras al congreso partidario
convocado para el 15 de diciembre de 1984. A medida que se acercó la fecha de
la reunión peronista, Menem denunció “amenazas, sugerencias y advertencias” con
el objeto de desalentarlo a concurrir a esa reunión.[33]
Los
mítines previos y el escenario que se delineó antes de la reunión presagiaban
que el quiebre en el congreso partidario del Teatro Odeón era inevitable. Por
un lado, la existencia de la posición infranqueable de los sectores ortodoxos y
el pedido de cambio de los sectores renovadores hicieron posible esa crisis,
que llevó a un punto sin retorno, al menos por esos tiempos. Según la
información de la prensa nacional, y reproducida en los diarios locales, la
jornada del congreso justicialista en el Teatro Odeón se caracterizó por el
desentendimiento de las partes. Por un lado, la posición adoptada por Lorenzo Miguel,
en calidad de vicepresidente primero del Consejo, y Herminio Iglesias, como
presidente del PJ bonaerense en torno a realizar reformas parciales en la
conducción partidaria; por otro lado, la posición adoptada por los gobernadores
quienes solicitaban la remoción de toda la cúpula partidaria. En el recinto del
teatro, con palcos colmados de simpatizantes de Iglesias, Carlos Menem fue
insultado en todos los tonos.[34]
En
medio de la confusión por la votación propuesta y ante la imposibilidad de
conocer el voto de cada congresal, la delegación riojana se retiró. El
argumento que dieron a conocer los congresales riojanos fue que “en el recinto
donde ese lleva a cabo el congreso es un caos y no se puede deliberar… la
delegación riojana no participará más en este congreso, pese a que puede pasar
a cuarto intermedio”. A partir de allí, también se produce el retiro masivo de
congresales, mayoritariamente del interior.[35]
De regreso en La Rioja, Menem
declarará en la puerta principal de Casa de Gobierno:
Mis primeras palabras sean para
agradecerles esta solidaridad. (…) Han pensado algunos mafiosos que con
palabras y con amenazas nos iban a hacer retroceder. (…) Y fuimos agredidos de
todas formas, pero no agachamos la cabeza, aguantamos el chubasco a pie firme
todo tipo de insultos (…) Fuimos al cubil de ellos y los desnudamos, (…) por
eso a los pocos minutos de que nos fuimos los riojanos se levantó todo el
interior del país dejándolos totalmente huérfanos y solos (…) Ellos que están
acostumbrados a imponer sus caprichos en base a la violencia, encontraron la
firmeza de la delegación de La Rioja. (…) el día sábado nuevamente La Rioja ha
puesto un hito en el desarrollo histórico del movimiento nacional
justicialista.[36]
Conviene
subrayar que cada gesto llevado a cabo en la coyuntura del congreso partidario,
tendieron a dar mayor visibilidad al accionar del caudillo y de sacar el mayor
rédito posible. Las reuniones en La Rioja con dirigentes de la provincia de
Buenos Aires, las entrevistas con algunos sindicalistas, la participación en
actos escolares, la reunión con el presidente de la Nación, sus declaraciones
públicas desde Mar del Plata o la participación de un acto partidario en la
ciudad de Tandil, muestran a un líder movilizado por lugares comunes de
sociabilidad de la clase dirigente. Por otro lado, lo acontecido en el Teatro
Odeón tuvo un efecto simbólico sumamente importante en tanto logró amalgamar,
en torno a su figura, las lealtades políticas cultivadas en el interior del
país. Esto se conjugó con la retórica del caudillismo en torno a la cuestión
del federalismo, lo que logró marcar una frontera distintiva entre un
“nosotros” y un “ellos”.[37]
El
renovadorismo como pedido de unidad desde La Rioja
Luego
de a lo sucedido en el Odeón, continuó la batalla en torno a la conducción del
PJ. Un nuevo congreso se llevó a cabo el 2 de febrero en las Termas de Río
Hondo. La visita de Menem a la tierra de Carlos Juárez se daba en un contexto
en la cual este último había solicitado poco tiempo atrás la expulsión del PJ
de Menem por el apoyo al referéndum del Beagle.[38]
En el sitio del congreso, la figura de Menem despertaba adhesiones del público
del lugar, a las que respondía efusivamente. Allí declaró que estos ejemplos de
adhesión “es una muestra palpable de lo que estamos haciendo los hombres del
interior para federalizar a nuestro movimiento”.[39]
El entusiasmo puesto en este convite se fue diluyendo a medida que concluyó el
congreso. De acuerdo con la prensa riojana: “dos corrientes surgieron allí, una
“negociadora” que fue la que finalmente triunfó y la otra, que entre otros
sustentaba el gobernador Carlos Menem, de convertir al país en un distrito
único con el voto directo de las bases y una conducción provisora por 90 días.[40].
En
los días posteriores llegó la impugnación al congreso de Río Hondo. Desde La
Rioja, el caudillo expresó que el plateo no tenía fundamento jurídico. “El
verdadero justicialismo se reunió en Río Hondo y dio una muestra acabada de
civismo y de cómo se puede vivir en libertad y democracia para consolidar el
desarrollo del país”.[41]
En la misma sintonía, José Luis Manzano expresó que “no ha sido el congreso de
una fracción del peronismo, sino por el contrario, un congreso para todos los
peronistas”.[42]
Finalmente, la justicia electoral reconoció la legalidad del congreso de Río
Hondo hacia fines de febrero.
En este contexto, a fines de
febrero se conoció la noticia de la renuncia como presidente del PJ de María
Estela Martínez de Perón. El caudillo local expresó:
Desde hace mucho tiempo vengo
sosteniendo que el justicialismo, necesita una conducción que permanezca en el
país, y que salvo el general Perón no existía otra persona de conducir
estratégica y tácticamente el justicialismo desde afuera de los límites de la
República Argentina (…) Desde ahora en más los políticos del justicialismo, los
sindicalistas, y todos los que integramos este Movimiento Nacional vamos a
brillar por luz propia y no a través de luces o del brillo de estrellas lejanas
y ajenas.[43]
Es
por ello que para el congreso que se llevaría a cabo en Santa Rosa, La Pampa,
Menem estuvo totalmente en desacuerdo por las autoridades elegidas y la
continuidad de la viuda de Perón al frente del PJ, tildada como errónea.[44] Además resaltó que una minoría
se impuso a una mayoría de congresales reunidos en Río Hondo. Ello se debió a
una falta de organización, de decisión y de conducción del sector renovador, a
pesar de tener un fallo a favor en la justicia.[45]
En
noviembre de 1985 se realizaron las elecciones legislativas de medio término,
las segundas desde 1983. A nivel nacional, el resultado fue muy adverso para el
PJ. Sin lugar a duda, el resultado que más interesaba Menem era el obtenido por
los renovadores en la provincia de Buenos Aires. Los resultados positivos de
Antonio Cafiero en esas elecciones frente a la “ortodoxia” (Ferrari y Mellado,
2016), dieron paso a la conformación de la Renovación como línea interna. Esta
corriente interna liderada y conducida por un triunvirato integrado por Carlos
Menem, Antonio Cafiero y Carlos Grosso, sentó sus bases mediante el documento
“Un proyecto y una voluntad”.
Hacia
febrero de 1986, en una entrevista de un medio riojano a Antonio Cafiero
expresó que la Renovación es indudablemente una opción real y valedera para
todos los compañeros que quieren que el movimiento peronista resurja y vuelva a
ocupar el espacio político que nunca debió perder”.[46]
Los periodistas retrucaron la posición de Menem en ese entramado y sus
aspiraciones a la presidencia a lo cual respondió que: “el Dr. Menem como
compañero peronista tiene todas las posibilidades de ser candidato, no solo a
presidente, sino a cualquier cargo que el Dr. Menem sea elegido”.[47]
Las
ambiciones presidenciales de Menem estuvieron cada vez más presentes en sus
discursos y en sus prácticas. Al inaugurar el periodo legislativo en la Rioja a
mediados de 1986, dejó en claro su propósito En la provincia de La Rioja y
promediando el año 1986, Menem dio su discurso al inaugurar el año legislativo
donde resaltará que:
La Rioja está demostrando al país
que cuando se quiere, se puede (…), los argentinos necesitan que salgan del
rasgo común de la declamación, para recobrar el optimismo y la alegría que
fueron quebrantados por esa combinación de años de tiranía y la crisis más
aguda del país. La Rioja no está trabajando para La Rioja, está trabajando para
la Nación. (…) a principios del siglo XXI, La Rioja integrada a un país
modificado, a su vez integrado a Latinoamérica, accederá al nuevo eje
geopolítico mundial que constituye el Pacifico hacia el Norte.[48]
El
proyecto político que comenzó en la década de 1970 en la provincia de La Rioja,
mostró su ambición de replicarse a escala nacional. Hacia principios de junio
de 1986 comenzó a circular en el país una revista local llamada Encuentro[49]
que sirvió de propaganda de lo realizado en la provincia además de contener
temas de actualidad local. En su primer número se publicó una entrevista a
Menem, en donde se le preguntó sobre sus ambiciones presidenciales y el futuro
de la Renovación. Allí se puede observar un viraje en su postura, en donde se
resaltó principalmente la idea de unidad del justicialismo:
Yo he asumido el renovadorismo
como sinónimo de unidad, en tanto y en cuanto, en base a empeño, a una decidida
lucha, a la generosidad, a una ética política, a renunciamiento, consigamos la
unidad; entonces, tendremos un futuro venturoso. Para eso es el renovadorismo,
no tan solo para implementar la metodología de la paz, de la libertad dentro de
la democracia, sino para procurar también la unidad dentro de nuestra causa.[50]
En
ese discurso el caudillo riojano hacía valer su trayectoria dentro de la
Renovación. Tal como sostiene Joaquín Baeza Belda (2012) su trayectoria no se
emparenta con un outsider de la
política. Su accionar llegó a tensionar el sistema político apostando siempre
al proceso de democratización iniciado en 1983.
Hacia
fines de 1986 Menem continuó con su discurso de unidad del peronismo, dejando
en un segundo plano la idea de Renovación. En este cambio de estrategia influyó
su desembarco en la provincia de Buenos Aires de Federalismo y Liberación
(FyL), la línea interna que había creado en oposición a Antonio Cafiero
(Ferrari, 2016). En las internas partidarias, que se llevaron a cabo en tres
tiempos, resultó ganador Antonio Cafiero con más del 60% de votos emitidos
(Ferrari, 2016, p. 285). Sin embargo, en territorio bonaerense la línea interna
de Menem dejó sembradas las posibilidades políticas en un futuro no muy lejano.
Concluidas las elecciones en la provincia de Buenos Aires, los periodistas
locales entrevistaron a Menem y lo interrogaron sobre el cambio de postura que
adoptó, y si ese viraje constituía una ruptura con los otros dos líderes de la
Renovación peronista, Carlos Grosso y Antonio Cafiero:
No, significa un avance,
significa superar etapas, significa ir trabajando por la unidad del
justicialismo. Si yo me convierto puramente en un referente de un sector estoy
prácticamente marginando a otros sectores que son muy importantes. Por eso yo
quiero hablar de un referente del justicialismo a secas.[51]
En
otra pregunta el periodista insistió en su viraje advirtiendo de que ese no era
el pensamiento cuando conformó la Renovación. Menem respondió enfáticamente que
“era otra coyuntura. La etapa de la ortodoxia ha sido necesaria, la etapa de la
renovación también y ahora estamos en la etapa de la unidad”.[52]
A los días siguientes, en otra
entrevista, al ser consultado si el resultado obtenido por su línea
“Federalismo y Liberación” podría ser considerado un fracaso, dijo:
No, de ninguna manera. Considero
que ha sido una muy buena elección. El triunfo, no de Cafiero, sino del sector
que apoyó a Cafiero en su candidatura a gobernador, fue claro, pero no hay que
olvidar que muchas líneas que apoyaban a Cafiero, lo hicieron con la consigna
Menem Presidente, Cafiero Gobernador. (…) Aquí lo que se pretendió y se
consiguió, excediendo las expectativas, es hacer pie en la provincia de Buenos
Aires con Federalismo y Liberación. (…) Un 37% es un excelente resultado para
el primer intento de un hombre del interior, que forma sus líneas y se
introduce en la provincia de Buenos Aires, con compañeros y compañeras de esa
provincia, que ven en este proyecto un proyecto liberador.[53]
Por
fin Menem se introducía en el principal distrito electoral argentino. Algo que
anhelaba desde la década anterior, cuando era gobernador; de su derrotero como
preso político y más recientemente con la estratégica jugada de acercamiento al
alfonsinismo. El tejido de relaciones políticas de “un hombre del interior”
exhibía la agregación de intereses tejidos por años, que tuvo como punto de
partida una provincia periférica del interior del país.
En
efecto, la línea interna del justicialismo denominada la Renovación, fue un
punto importante en la trayectoria política de Carlos Saúl Menem. La Renovación
le fue de utilidad para desplegar su estrategia de acceso a la presidencia.
Pero no fue el único instrumento del que se sirvió a fin de consolidar su
liderazgo. Esta afirmación no quita que, años posteriores se valiera de los
cuadros renovadores surgidos al calor de esa interna para gobernar el país.
Figuras como José Luis Manzano, Guido Di Tella, Carlos Corach, Domingo Cavallo,
entre otros, conformaron el listado de dirigente convertidos a la predica
menemista (Ferrari y Mellado, 2016; Altamirano, 2017).
Como
sostiene Marcos Novaro, Menem percibió la ventaja de colaborar con Alfonsín,
pero también fue el primero en advertir el declive y las ventajas que ello
generaba. En tanto, ante la nueva coyuntura planteada por las elecciones
internas bonaerenses de fines de 1986 y los buenos resultados alcanzados en las
elecciones generales que lo coronaron gobernador en la provincia de Buenos
Aires en setiembre de 1987, el cafierismo arrastró a la Renovación a colaborar
con el alfonsinismo ya en declive. Esto posibilitó a Menem retomar el discurso
populista y desvincularse de dos actores al mismo tiempo. Por otro lado, la
capacidad de liderazgo del riojano contrastaba con la de Cafiero (2009, pp.
263-264).
En
efecto, el diálogo con todos los actores políticos, o una gran mayoría, le
permitió a Carlos Menem el desarrollo de un pragmatismo político que le
permitía un cambio de posturas de acuerdo a cómo se presentaran las
circunstancias. Esa fue una de las principales características del caudillismo
que inauguró Menem en la historia reciente.
Conclusiones
Este
trabajo es un análisis sobre las estrategias que desplegó Carlos Menem desde
una posición periférica para lograr acceder a la presidencia de la Nación. De
acuerdo al argumento desarrollado, se afirmó que cada acción del caudillo
riojano, cada decisión fue mentada y analizada según el desarrollo del
contexto. Esas decisiones se nutrieron de un fuerte pragmatismo político. Las
estrategias de construcción de poder para arribar a la presidencia de la Nación
se observaron principalmente en dos aspectos: por un lado, en la consolidación
de su liderazgo a nivel local y su capacidad de exportar su performance
a partir de emular a los caudillos riojanos del siglo XIX. Por otro lado, y
derivado de lo primero, las prácticas políticas aprehendidas y potenciadas por
su carisma que le permitieron consolidar una red de relaciones políticas en
todo el territorio nacional, lo que a la postre condujo a crear lealtades de
distintos grados de durabilidad. El objetivo fue alcanzar los votos necesarios
en el Colegio Electoral para la elección como presidente de la República.
La
legalidad y la legitimidad del accionar del caudillismo en democracia se
fundamentó en el ejercicio de un liderazgo fuerte. Eso se reflejó en la
construcción de un engranaje en torno a la utilidad política de diferentes
cuestiones. Por un lado, Menem produjo cambios en el ordenamiento institucional
gracias a la reforma constitucional de la provincia, lo que posibilitó
“mantener el orden”, aún sin su presencia. En segundo lugar, la ley de
Promoción Industrial vino a servir como instrumento eficaz desde la periferia
para ganar una posición relevante en la región y luego en la arena nacional. Es
decir, la implementación de esta ley posibilitó la vinculación con ciertos
sectores de la burguesía económica nacional desplazada y/o beneficiada a partir
de los diferimientos impositivos por radicaciones industriales en la provincia.
En
cuanto a la construcción de su liderazgo político, el artículo ha exhibido que
la edificación de su poder se dio de manera centrípeta; es decir, desde fuera
hacia el centro mediante una estrategia de intereses agregados a nivel federal,
novedosa en el contexto de la transición a la democracia. El progresivo avance
del menemismo en la provincia de Buenos Aires no solo se erigió a partir del
despliegue de acciones netamente políticas, sino más bien a partir de redes de
sociabilidad, como las tejidas durante los años de la dictadura y en coyunturas
adversas como las del referéndum por la cuestión del Beagle.
A
diferencia de aquellas visiones que presentan al menemismo y su incursión en la
política nacional como corolario del avance renovador, aquí se muestra que ello
no fue del todo así. El paso por la Renovación fue solo un momento en su
trayectoria política. Menem comenzó a proclamar la unidad del peronismo en el
momento en que su línea interna, FyL, desembarcó en la provincia de Buenos
Aires.
En
cuanto a la figura de Carlos Menem, y según la perspectiva aquí adoptada, su
imagen de conducción antisistema se aleja mucho de su trayectoria política. Más
bien, llegó a tensionar el sistema político sin que por esto implicara una
subversión del orden existente y más aún, un obstáculo en el proceso de
democratización inaugurado en 1983. Lo
novedoso que muestra este trabajo es que existen múltiples formas de
construcción de poder, en muchos casos diferentes de las concebidas en las
zonas centrales del país.
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* In memoriam de Oscar Alfredo Páez Oliva. Una versión preliminar de este trabajo se presentó en las Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia, Universidad Nacional de Catamarca, octubre de 2019.
[1] “Asunción
simbólica de Menem en San Antonio. Arribaron: Iñiguez y periodistas
metropolitano”, en EL Sol de La Rioja (en adelante El Sol),
09 de junio de 1973, p. 16.
[2] “Mensaje de
Menem”, en El Independiente, 26 de mayo de 1973, p. 8.
[3] Véase la
entrevista realizada a Menem a su llegada a Buenos Aires. Allí le preguntaron
sobre el adelantamiento de las elecciones y su posible candidatura a la
presidencia https://www.youtube.com/watch?v=aveuDQvCMXQ [fecha de consulta 07/07/2019]. Asimismo, se puede consultar otra
entrevista, en ocasión de una reunión previa con dirigentes del gobierno
nacional de Isabel Martínez de Perón en 1976 https://www.youtube.com/watch?v=j0dWa79epn4 [fecha de consulta 08/07/2019]
[4] El diario El Independiente reflejó la noticia de la reunión de
gabinete provincial como consecuencia de los rumores del golpe de Estado a
Martínez de Perón (EI Independiente, 23 de marzo de 1976, p. 1).
[5] Véase “La
detención del ex presidente: pasó dos años en la cárcel y tres años con
domicilio forzado”, en Clarín, 08 de junio de 2001. Disponible en https://www.clarin.com/politica/menem-1976-1981-mismo-preso-historia_0_H1rgxOgAKg.html [Fecha de consulta 08/07/2019]
[6] Menem participó
de: elecciones internas del PJ en julio 1983; elecciones generales de octubre
de 1983; Plebiscito por el Beagle, noviembre de 1984; Elecciones legislativas y
constituyentes, noviembre de 1985; elecciones a gobernador en 1987; las
internas partidarias de julio de 1988 y las elecciones presidenciales de mayo
de 1989.
[7] La CGT de La
Roja, Catamarca y San Luis dieron el apoyo a Lealtad y Unidad. “Los gremios
apoyan a Menem e Ítalo Luder”, en El Sol, 10 de julio de 1983, p. 7.
[8] El Sol, 15 de julio de
1983, p. 1; El Independiente, 15 de julio de 1983, p. 1.
[9] La enmienda o
reforma parcial debía ser aprobada por las dos terceras partes de la
Legislatura y a su vez ratificadas mediante un referéndum.
[10] Dichos cambios
se producen en el contexto regional de reformas: Santiago del Estero, Salta, La
Rioja, Jujuy y Catamarca siguieron el mismo camino.
[11] Ello se debió a
“una relocalización geográfica de la producción manufacturera” desde sectores
altamente sindicalizados hacia aquellos poco desarrollados industrialmente. (Basualdo, 2011, p. 25).
[12]Véase la Ley 22.021 en https://www.economia.gob.ar/sip/dnip/dltp/normativa/22021.htm [fecha de consulta: 06/07/2019]
[13] Véase https://www.economia.gob.ar/sip/dnip/dltp/normativa/ley22021.htm [fecha de consulta 06/07/2019]
[14] En el periodo
comprendido entre 1980 a 1992 hubo 617 proyectos promovidos, de ellos unos 530
estaban vigentes. Entre el periodo de 1983 a 1988, se concentró la mayor
cantidad de proyectos promovidos: 405. Es decir, un 66% del total
[15] El contingente
legislativo de las provincias promocionadas llegaba a 21 diputados nacionales y
8 denadores nacionales.
[16] Los principales
gremios y con más peso dentro de la estructura provincial eran la Asociación de
Trabajadores Provinciales (ATP); la Asociación de Trabajadores de la Sanidad
Argentina (ATSA); la Asociación de Maestros Provinciales (AMP).
[17] De los gremios
estatales, se destacaba, como el más combativo, la Asociación de Maestros
Provinciales (AMP). Para mayor detalle, véase el trabajo de Avalle (2016).
[18] La articulación
de esa relación política fue posible gracias a la mediación del entonces
Subsecretario del Interior, Raúl Alfredo Galván, caudillo radical, riojano, diputado
nacional y contrincante en las elecciones a gobernador de 1983.
[19] Editorial. “La
Rioja hoy. No hay federalismo sin poder. ‘El hombre que está solo y espera’”,
en El Independiente, 20 de mayo de1984, Tercera Sección, p. 3.
[20] El 25 de julio
de 1984, Alfonsín llamó a una consulta popular por el conflicto con Chile sobre
el Canal de Beagle. Véase Míguez (2018).
[21] “Menem
participará en actos por el “Sí” junto a radicales en el Gran Buenos Aires”, en
El Independiente, 03 de noviembre de1984.
[22] “Por el sí en
el Beagle. Menem: es disenso, no desobediencia. Galván: es coincidencia, no un
pacto”, en El Independiente, 05 de noviembre de1984. p. 20.
[23] El 09 de
noviembre se llevó a cabo un acto con la presencia de Dante Caputo. En los
discursos participaron el obispo, Monseñor Bernardo Witte, Luis Agost Carreño
(Partido Demócrata Progresista); Rogelio De Leonardi (Partido Comunista); Luis
Seppi (Partido Intransigente); Osvaldo Cura (Movimiento de Integración y
Desarrollo); César Jaroslavsky (UCR Pte. Bloque de Diputados Nacionales) Raúl
Galván (UCR La Rioja) y Carlos Menem. “En multitudinario acto La Rioja dijo SI
al acuerdo por el Beagle”, en El Sol, 10 de noviembre de 1984, p. 1 y 3.
[24] “Declaran a
Menem persona no grata”, en El Sol, 17 de noviembre de1984, p. 1.
[25] “Sobre el
debate histórico y el tribunal de disciplina se refirió Menem”, en El Sol,
17 de noviembre de1984, p. 8.
[26] Menem reclamó
la renuncia en pleno del Consejo Nacional, en El Independiente, 27 de
noviembre de 1984, p. 1.
[27] “Menem:
‘Renovación de la conducción justicialista’”, en El Sol, 28 de noviembre
de 1984, p. 8.
[28] Entre los
principales exponentes provinciales, además de Menem estaban Bernabé Arnaudo (vicepresidente
segundo del PJ); Delfor Brizuela (Ministro de Gobierno); Eduardo Menem (senador
nacional). La comitiva visitante estaba conformada por Julio Bárbaro y Miguel
Unamuno (diputados nacionales por Capital Federal); Luis Macalla (senador
Provincial de Buenos Aires); Roberto Grabois (Generación Intermedia por Buenos
Aires); Eduardo Echegaray (diputado de San Juan); además de los representantes
de la juventud de La Rioja, Córdoba y San Juan. “Posible creación de línea
interna con Menem”, en El Sol, 03 de diciembre de 1984, p. 8.
[29] “Intensa
actividad de Menem en Buenos Aires”, en El Sol, 05 de diciembre de 1984,
p. 1.
[30] “Disconformidad
por el apoyo financiero a las provincias”, en El Sol, 07 de diciembre de
1984, p. 1.
[31] “Carlos Menem:
‘Debe privar la cordura’”, en El Sol, 08 de diciembre de 1984, p. 4.
[32] “Sesionó el
Congreso de Partido Justicialista, en El Sol, 11 de diciembre de 1984, p.
7.
[33] “Congreso
Nacional Justicialista: Presión a Menem para no asistir. ‘Entraré por la puerta
principal, a la vista de todos’”, en El Sol, 14 de diciembre de 1984, p.
1.
[34] “Congreso
Nacional justicialista. Desentendimiento y agresiones. Detalles. Pasó a cuarto
intermedio hasta hoy”, en El Sol, 16 de diciembre de 1984, p. 2.
[35] “Menem se
retira”, en El Sol, 16 de diciembre de 1984, p. 2.
[36] “El peronismo
de la verdad, justicia y decencia”, en El Sol, 19 de diciembre de 1984,
p. 8.
[37] Para un mejor
detalle véase Gerardo Aboy Carlés (2001).
[38] “Persona no
grata, pero no tanto”, en El Sol, p. 8.
[39] “Declaraciones
de Menem”, en El Sol, 03 de febrero de 1985, p. 9
[40] “Congreso:
nuevas expectativas y algunas esperanzas muertas”, en El Sol 5 de
febrero de1985, p. 8.
[41] “Réplica de
Menem. Es una utopía y no tiene fundamento”, en El Sol, 07 de febrero de
1985, p. 1.
[42] Manzano: “Fue
un congreso para todos”, en El Sol, 07 de febrero de 1985, p. 2.
[43] “Ahora cada uno
brillará con luz propia”, en El Sol, 22 de febrero de 1985, pp.10-11.
[44] “Un error
tremendo”, en El Independiente, 9 de julio de 1985, p. 1.
[45] “Congreso de La
Pampa. Terminantes declaraciones de Menem”, en El Sol, 9 de julio de
1985, p. 9.
[48] “La Rioja está viviendo una revolución y gracias a Dios somos los protagonistas”, en El Sol, 2 de junio de 1986, p. 19.
[49] El primer
número de la revista se publicó el 5 de junio de 1986 y su último en agosto de
1988.
[50] “Menem
Presidente?”, en Revista Encuentro, 05 de junio de1986, Año 1, edición
1, p. 2.
[51] “Menem: superar
esta etapa”, en El Sol, 18 de noviembre de 1986, p. 20.
[52] Menem: superar
esta etapa”, en El Sol, 18 de noviembre de 1986, p. 20.
[53] “Tratamos de
hacer todo lo que el pueblo está reclamando. Mano a mano con el Dr. Carlos Saúl
Menem”, en El Independiente, 22 de noviembre de 1986, pp. 12-13.