Maximiliano
Fiquepron. Morir en las grandes pestes.
Las epidemias de cólera y fiebre amarilla en la Buenos Aires del siglo XIX.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina; Asaih, 2020, 190 pp.
Por Damaris Mombelli
Universidad Nacional de General Sarmiento
Universidad de Buenos Aires
Buenos
Aires, Argentina
PolHis, Revista Bibliográfica Del
Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 14, N° 27, pp. 260-262
Enero- Junio de 2021
ISSN 1853-7723
Morir en las grandes pestes de Maximiliano Fiquepron versa sobre las
representaciones del cólera y la fiebre amarilla en la sociedad porteña en la
segunda mitad del siglo XIX. El libro, que recibió el Primer Premio de la
Asociación Argentina de Investigadores en Historia a la mejor tesis de
doctorado, 2017, presenta una historia de estas crisis epidémicas en tres
dimensiones. La primera refiere a las representaciones colectivas sobre el
miedo, la salud, la enfermedad y la muerte que circularon en ese momento. La
segunda, a la forma específica en que el Estado nacional y la Municipalidad
combatieron estos eventos. Y la tercera, a la relación existente entre estas
crisis epidémicas y las prácticas fúnebres de la sociedad porteña del siglo
XIX.
El libro se adentra
en el entramado sociocultural que le da sentido a la epidemia más allá del
fenómeno natural, entendiendo a las enfermedades no como realidades naturales
inmutables sino como construcciones socioculturales, dinámicas y cambiantes. El
autor estudia un ciclo epidémico -el cólera 1867-1868 y la fiebre amarilla en
1871-, que muestra la alta mortalidad que presentan las epidemias en esos
momentos. Al mismo tiempo, analizar dos enfermedades le permite salir del
evento epidémico; pues las epidemias, demostrará el autor, obran como un vector
de institucionalización de políticas de estado en torno a la salud, prevención
y creación de legislación sobre prácticas fúnebres. A través del concepto de
crisis aborda las interpretaciones y experimentaciones de los sujetos sociales
en la cotidianeidad de la epidemia, que obligaba a otorgarle una lógica a la
gran cantidad de muertes.
El libro contiene una
introducción y seis capítulos que estudian la enfermedad y la muerte a través
de un extenso trabajo documental que incluye periódicos (como fuentes
privilegiadas); afiches; leyes, actas y ordenanzas municipales; revistas
médicas; epistolario y memorias de época; además de las obras de arte e
historiográficas posteriores que han construido una memoria colectiva del
evento.
En el primer
capítulo, se presenta el escenario de la crisis, a través de una descripción
minuciosa de una ciudad moderna pero poco planificada. En la escala parroquial,
reconstruye los olores, sonidos, sabores y texturas de Buenos Aires brindando
pistas sobre cuáles serán los lugares donde las epidemias dejarán su impronta y
cuáles los sectores de la población más afectados.
En el siguiente
capítulo, se analizan las diversas representaciones que circularon sobre las
epidemias de fiebre amarilla y cólera. Su impacto físico y psicológico se
evidencia en el estudio de las dimensiones del miedo a la enfermedad y a la
muerte. Se indagan en la prensa los dilemas enfrentados por los actores entre
las nociones de honor y honorabilidad y las formas de enfrentar la crisis, los
textos que construyen espacios de la ciudad y una temporalidad de la peste, y,
por último, las escenas trágicas de la epidemia.
El rol que cumplió el estado en las epidemias
se analiza en el tercer capítulo. Se demuestra cómo el cuerpo municipal
implementó medidas cruciales relativas a la higiene así como legislación y
estrategias sobre las epidemias. De esta manera, el autor discute la imagen de
inacción estatal que ha perdurado en las narraciones posteriores a la crisis
frente a la acción de la Comisión
Popular. También explica de qué manera se construyeron espacios de
disputa del dominio de acción pública al gobierno a través de la acción de
vecinos destacados y figuras políticas locales nucleadas en las Comisiones
Parroquiales y las Populares.
Los capítulos cuatro y
cinco tratan sobre las estrategias de los deudos para realizar un funeral lo
más decoroso posible en una circunstancia de crisis excepcional. Se presentan
los rituales fúnebres antes y durante las epidemias, para observar los cambios
del entramado ritual. El autor divide su análisis en tres grandes momentos: la
agonía del sujeto rodeado de familiares, la defunción que activa los
preparativos sobre el cuerpo para el velorio, y, finalmente, el traslado al
cementerio y la inhumación.
El último capítulo
reconstruye los mecanismos y las representaciones que conformaron una memoria y
luego una historia de la fiebre amarilla de 1871. Presenta, por un lado, las
producciones de quienes vivieron la crisis (décadas 1870-1920) y, por otro, los
trabajos posteriores que durante el siglo XX crearon un modelo narrativo sobre
la epidemia de 1871 como la única y gran epidemia.
En suma, el libro
realiza una aguda reconstrucción de las crisis durante el ciclo epidémico y sus
narraciones posteriores, que por momentos resultan, para quien lo lee en la
actualidad, una experiencia y una historia extrañamente familiares.