Bragoni,
Beatriz, San Martín. Una biografía
política del Libertador, Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Edhasa, 2019, 336
pp.
Por Alejandro Morea
Centro
de Estudios Históricos/Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales-Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Centro
de Investigaciones Económicas y Sociales, Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales
Universidad
Nacional de Mar del Plata
Mar del Plata, Argentina
PolHis, Revista Bibliográfica Del
Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 14, N° 27, pp. 254-256
Enero- Junio de 2021
ISSN 1853-7723
La biografía como género nunca
desapareció, quizás lo que ocurrió fue que los historiadores profesionales lo
abandonaron o al menos lo dejaron de lado dentro de sus formas narrativas
principales. No obstante, en los últimos años, se observa un nuevo interés de
la comunidad académica por este tipo de producción. Inclinación que se ha
materializado en la publicación de una gran cantidad libros que ponen a
los protagonistas del pasado, más o
menos conocidos, en el centro de sus indagaciones, e incluso en el armado de
colecciones completas que buscan traer nuevas lecturas e interpretaciones sobre
actores claves del devenir histórico.
Estas nuevas producciones ofrecen
textos donde los individuos están en el centro de la escena, pero las
indagaciones, reconstrucciones y análisis que se hacen sobre ellos están bien
articuladas con el contexto histórico en el que se desenvolvieron, gracias a
que los autores de estas biografías suelen ser especialistas de los periodos
abordados y conocen en detalle la producción académica sobre ellos. Dentro de
estos nuevos escritos, destaca la aparición de personajes no considerados
previamente, que conviven junto con viejos conocidos, figuras consagradas por
la historiografía y que suelen integrar los panteones nacionales.
En ese sentido, en el caso de la
Argentina, si hay algo que abunda son las biografías sobre José de San Martín.
A partir de los primeros bocetos biográficos redactado durante la primera mitad
del siglo XIX, la cantidad de libros dedicados a su figura no ha parado de
crecer, desde diferentes tendencias historiográficas, cada nueva generación ha
sentido la necesidad de dejar su parecer sobre el llamado “Padre de la Patria”.
Por esa razón, la tarea emprendida por Beatriz Bragoni, de volver a narrar a
San Martín, no resultaba sencilla, y no hay dudas que esta historiadora salió
airosa de ese desafío.
Como indica el título de la obra,
Bragoni eligió un abordaje de la figura de San Martín que tuviera en el centro
su actuación política durante la revolución, pero también en los años
siguientes, durante su exilio europeo. Sus proyectos, su imaginario y sus ideas sobre lo que debía ocurrir en
América tras la crisis de lo monarquía española y las independencias, son el
centro del trabajo de Bragoni. Sin dejar de tener presente los aspectos más
técnicamente profesionales de San Martín como militar, su formación técnica y
desempeño, el análisis que ofrece de su actuación como oficial de los ejércitos
revolucionarios, como comandante en jefe de diversas fuerzas de guerra, busca
dar cuenta del impacto político que tuvieron sus intervenciones, decisiones e
iniciativas en el devenir de los procesos revolucionarios sudamericanos.
La obra está compuesta de una
introducción breve -que sitúa los objetivos principales del libro y que a la
vez funciona como síntesis de la relación de la autora con la figura de San
Martín- y ocho capítulos. Los primeros seis tienen que ver con la figura de San
Martín en sí misma. Bragoni sigue su trayectoria vital, su actuación como
oficial de los ejércitos revolucionarios pero también lo ocurrido a partir de
1824. Los dos primeros capítulos más enfocados en su relación con las
Provincias Unidas, uno para la experiencia del cruce de Los Andes y la
Independencia chilena y el cuarto centrado en lo ocurrido en el Perú. Los
capítulos cinco y seis están enfocados en su exilio europeo, partido al medio
por su intento de regreso a Buenos Aires en 1828. De esta parte del libro
destacan el trabajo para visibilizar la vinculación de San Martín con su
entorno familiar a lo largo de los años, principalmente con sus hermanos pero
también con sus cuñados y su yerno, la contextualización de sus tendencias
monárquicas, y en ese sentido, el esfuerzo posterior del libertador por moldear
el recuerdo de su figura, y por constituirse en una imagen de referencia para
una nueva camada de políticos y dirigentes americanos.
El capítulo siete aborda la
repatriación de los restos, su elevación al Altar de la patria a fines del
siglo XIX tras la operación iniciada por algunos de los jóvenes románticos y
otras figuras que para ese momento eran importantes personalidades de la clase
política argentina, para rescatarlo del olvido al que había quedado relegado
tras su alejamiento del Río de la Plata. El octavo está centrado en la utilización y apropiación pública y política
de la figura de San Martín por parte de las diferentes fuerzas políticas
argentinas durante el siglo XX y los comienzos del XXI. Destacan en ese sentido
el abordaje de la obra de Rojas, lo ocurrido para el centenario de la muerte de
San Martín, que coincidió con el primer gobierno de Juan Domingo Perón y el
repaso del lugar que tuvo el presidente en las conmemoraciones, pero también lo
ocurrido para el bicentenario del nacimiento de San Martín que tuvo lugar
durante la última dictadura cívico-militar.
Aunque el pasado sea mucho más que
el relato sobre héroes y grandes personajes, la atracción que generan estas
figuras es indudable, por lo que no deja de ser importante contar con una
biografía actualizada y acorde al conocimiento del campo académico sobre la
revolución como es este texto sobre San Martín de Beatriz Bragoni.