Presentación
Las elecciones 2019 en Argentina en clave
subnacional
.
Victoria Ortiz de Rozas
Instituto del Desarrollo Humano (IDH
Universidad Nacional de General Sarmiento
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas (CONICET)
Provincia
de Buenos Aires, Argentina
PolHis, Revista Bibliográfica Del
Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 13, N° 26, pp. 220- 228
Junio-Diciembre de 2020
ISSN 1853-7723
El proceso electoral de 2019, que culminó
la derrota de Juntos por el Cambio y el triunfo del Frente de Todos, llevando a
Alberto Fernández a la presidencia y frustrando los objetivos reeleccionistas
de Mauricio Macri, mostró como pocas veces la importancia que los procesos
políticos provinciales tienen en la política nacional argentina. Ello en parte
se debió a que durante este año se alcanzó uno de los mayores grados de
desdoblamiento del calendario electoral[1]:
sólo Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Santa Cruz y La Rioja
celebraron elecciones simultáneas con las nacionales.
Un escenario político de alta
incertidumbre en cuanto a quien resultaría la fórmula ganadora luego de cuatro
años en el gobierno nacional de una nueva fuerza política como Cambiemos;
favoreció las estrategias de los líderes provinciales de intentar
“desengancharse” de la dinámica política nacional, tanto en el caso de quienes
apoyaban a Mauricio Macri como quienes se encolumnaron con Alberto Fernández.
El peso de la política provincial se
visibilizó principalmente en el período previo a las PASO (Primarias, Abiertas,
Simultáneas y Obligatorias), en el que tuvieron lugar elecciones en catorce de
las diecisiete provincias que decidieron “desdoblar”. De este modo, la política
provincial fue protagonista de las primeras planas nacionales.
La importancia de las dinámicas políticas
propias del nivel provincial no constituye una novedad en el ámbito de los
estudios políticos, en tanto existe un relativo consenso en torno al renovado
protagonismo de la política provincial con el readvenimiento de la democracia.
En Argentina, a partir de 1983, la legitimidad electoral volvió a ser central y
con ella la capacidad de movilización electoral de los líderes territoriales. Luego,
en la década de 90, quienes ocupaban cargos ejecutivos a nivel subnacional,
sobre todo los gobernadores, vieron incrementados sus recursos institucionales
y políticos a partir de los procesos de descentralización. La revalidación de
los oficialismos provinciales en las urnas ya no es un dato que nos sorprenda,
sino que el dato llamativo es cuando los oficialismos provinciales pierden,
como fue en los casos de Santa Fe, Tierra del Fuego y Buenos Aires en 2019.
En el trascurso de la primera mitad de
2019, la performance de los oficialismos tuvo un particular impacto
público. Las elecciones provinciales funcionaron, o mejor dicho se
interpretaron en los términos de un “termómetro” o como señales sobre los
posibles resultados de las fuerzas nacionales en disputa. Se estableció una
relación directa entre la performance electoral provincial y los
posibles resultados del Frente de Todos y Juntos por el Cambio, a partir de los
alineamientos provincia-nación.
Así, los resultados previos a las PASO se
entendieron en los términos de una tendencia favorable al Frente de Todos, ya
que sólo en tres distritos que se consideraban integrantes de Juntos por el
Cambio los oficialismos resultaron triunfantes:
Jujuy, donde tuvieron lugar elecciones generales, Mendoza, donde se
celebraron las primarias provinciales y Corrientes, que eligió legisladores
provinciales. El oficialismo nacional luego sumaría como triunfo propio la
reelección en Ciudad de Buenos Aires, pero perdería la decisiva provincia de
Buenos Aires.
Al reconstruir las dinámicas propias de
cada distrito, resulta posible poner en duda la interpretación de los
resultados como triunfos del oficialismo nacional.
Tal como argumenta Vaca
Ávila en el artículo sobre Jujuy en el presente dossier, el triunfo del
oficialismo provincial debe explicarse “a pesar de formar parte del armado
territorial de la Alianza Cambiemos”. Uno de los factores relevantes se
encuentra en la fragmentación del peronismo a nivel provincial, sólo
inteligible desde una perspectiva histórica como la que ofrece la autora. El contraste entre el triunfo provincial y la
posterior derrota de Juntos por el Cambio en las elecciones nacionales en
territorio jujeño, afirma Vaca Ávila, confirmaron la eficacia del gobernador de
desacoplar las elecciones provinciales -a pesar del pedido presidencial de
realizarlas de manera conjunta-; así como también evidenciaron el
comportamiento diferenciado del electorado en ambas arenas.
La idea de las elecciones provinciales
como “termómetro”, que se reactualiza frecuentemente en las coyunturas
electorales, merece ser cuestionada o al menos relativizada.
El triunfo del peronismo en Santa Fe, a
partir de la derrota del Frente Progresista Cívico y Social; difícilmente pueda
atribuirse a una “ola” que presagiaba el triunfo del Frente de Todos en
octubre. El artículo de Vaschetto y Ramos justamente muestra la lógica propia
de las elecciones provinciales de 2019, exclusivamente comprensibles en el marco
de la historia previa de las organizaciones partidarias santafesinas en una
perspectiva de largo plazo.
Sin embargo, este caso provincial también
nos ilumina sobre la imposibilidad de pensar la política provincial de manera
autónoma del escenario nacional, como argumentan los autores. El devenir del
Frente Progresista Cívico y Social que culminó en su derrota en 2019, no sólo
fue producto de factores provinciales, sino que tampoco fue ajeno a la
conformación de una coalición política nacional integrada por el PRO y la UCR,
que complicó la alianza entre los principales socios del frente provincial, el
socialismo y el radicalismo.
Asimismo, en cuanto al peronismo los
autores hacen un interesante planteo en torno al territorio provincial como
“ensayo” de la unidad peronista. En contraste con el caso jujeño, el dato
saliente en Santa Fe fue la posibilidad de la unidad peronista, la cual -al
igual que la fragmentación peronista en Jujuy- debe entenderse mirando el
trabajo político realizado por sus dirigentes de manera previa. Fue entonces la
unidad entre sectores kirchneristas y otros sectores refractarios al liderazgo
de Cristina Kirchner, que de algún modo señalaron el camino, siempre según los
autores, hacia la estrategia de unidad peronista a nivel nacional que
finalmente se corporizaría en la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
En 2019, algunos distritos escaparon
relativamente a las mencionadas “lecturas nacionales” de los resultados
provinciales. Se trata de aquellos en los que gobernaban partidos provinciales
como Misiones, Chubut, Río Negro y Neuquén. Las elecciones donde reelegían el
Movimiento Popular Neuquino y Juntos Somos Río Negro despertaron un particular
interés, a partir de su visible influencia en las estrategias de los líderes
nacionales, sobre todo en el caso del Frente de Todos. Es decir, visibilizaron
la influencia de la política provincial en la arena política “nacional”.
Las derrotas de los candidatos apoyados
por el Instituto Patria, en Neuquén -Ramón Rioseco- y Río Negro -Martín Soria-,
influyeron en la decisión del espacio peronista de “bajar” candidatos
kirchneristas y promover la unidad peronista nacional posterior. Se visibilizó
así cómo los líderes nacionales fueron hilvanando sus estrategias políticas al
calor de los resultados provinciales, algo que es recurrente en los procesos
políticos pero que no siempre alcanza una dimensión pública tan relevante como
en esta ocasión.
En el caso de Juntos por el cambio, cuyos
candidatos estaban lejos de la victoria en estos distritos, festejaron el
triunfo de los líderes provinciales, en tanto que al menos no implicaban una
nueva victoria para el espacio peronista opositor.
En el artículo de Camino Vela sobre Río
Negro, encontraremos importantes claves para comprender no solamente la emergencia
de un nuevo partido provincial como Juntos Somos Río Negro, sino para analizar
el fenómeno de los “provincialismos” como tal. Partidos provinciales que se
caracterizan por mantener un vínculo pragmático con los gobiernos nacionales
del signo político que sean -como se observó en el caso del oficialismo
rionegrino con respecto al gobierno encabezado por Mauricio Macri-;
privilegiando antes que nada los intereses y la identidad provincial. Como se
advierte en el caso de Río Negro, ello no es producto de una coyuntura, sino de
una tendencia profunda en la historia política provincial. La importancia de
reconstruir y situarse en la temporalidad específicamente provincial, se
revelan ineludibles en casos como el de Río Negro.
La autonomía de la política provincial
también se visibilizará en el caso de Santiago del Estero, analizado en el
presente dossier. Se trata de una provincia gobernada por un mandatario de
signo radical en el marco de un frente provincial integrado por redes políticas
radicales y peronistas, con presencia en casi la totalidad del territorio
santiagueño. Esta autonomía, en momentos electorales, se acentúa por el hecho
de que, junto con Corrientes, esta provincia no vota a sus autoridades
provinciales ni municipales junto con las nacionales. En el artículo
correspondiente, Campos analiza al distrito santiagueño como un caso de
predominio del oficialismo, que se destaca por su implantación territorial en
casi toda la provincia. Es este rasgo el que permite calibrar la relevancia del
apoyo del oficialismo provincial a la fórmula del Frente de Todos. En
contraste, Campos destaca la inexistencia de una estructura política electoral
de Juntos por el Cambio -sin ningún municipio de la provincia en su haber-, lo
que se suma en 2019 a un factor de orden nacional como la “mala imagen” de la
gestión nacional de Mauricio Macri luego de cuatro años de gobierno. Todo ello
permitirá explicar los guarismos finales del Frente de Todos en esta provincia,
entre los más altos del país.
Podríamos decir que los sorprendentes
resultados de las PASO nacionales en agosto, con un inesperado resultado de una
diferencia de 15 puntos porcentuales a favor del Frente de Todos, finalmente
permitieron relativizar el peso de las elecciones provinciales como “termómetro”,
sobre todo para Juntos por el Cambio, que perdió en distritos que consideraba
propios. En particular, fue sorprendente la derrota en Jujuy y Mendoza,
mostrando así la acertada decisión de sus gobernantes de buscar despegarse de
la dinámica política nacional.
A pesar de ello, las lecturas provinciales
de las elecciones nacionales siguieron estando al orden del día. La mayor parte
de los lectores seguramente recuerda el famoso “mapa de Boca[2]”
que se configuró para representar los resultados de las elecciones generales de
octubre, en las que Juntos por el Cambio (amarillo) triunfó en la zona céntrica
del país -Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Ciudad Autónoma de
Buenos Aires-, quedando el resto del mapa pintado de azul -color del Frente de
Todos-. Mientras que en las PASO Juntos por el Cambio sólo había tenido una
performance electoral mejor que el Frente de Todos en dos distritos -Córdoba y
Ciudad de Buenos Aires-, la recuperación electoral que tuvo entre las PASO y
las elecciones generales también fue interpretada territorialmente, destacando
en qué provincias se había dado el avance amarillo.
No cabe duda del impacto político de
dichos mapas. Sin embargo, su potencialidad para comprender la compleja
dinámica de articulación de niveles territoriales en los procesos electorales
es más que dudosa. O al menos en ese sentido queremos argumentar con la
presentación de mirada de las elecciones 2019 en clave subnacional en el
presente dossier.
La lectura de los procesos políticos en
clave subnacional no sólo goza de creciente legitimidad en el campo académico,
sino que se encuentra en plena expansión, como lo muestran recientes
producciones tanto en el campo de la historia política (Ferrari y Mellado,
2016), la ciencia política (Behrend y Whitehead, 2016; Suárez-Cao, Batlle y
Wills-Otero, 2017; Giraudy, Moncada y Snyder, 2019) y la sociología política
(Mauro y Ortiz de Rozas, 2016; Sosa y Ortiz de Rozas, 2020). Se ha construido
cierto consenso así sobre la relevancia de reconstruir la particularidad de los
procesos políticos en sus especificidades territoriales, sin exportar sin más
lecturas nacionales para dar cuenta de lo que sucede en los espacios
provinciales, ni homogeneizarlos bajo una misma mirada nacional.
Sin embargo, las coyunturas electorales
muestran la vigencia y la centralidad de las miradas nacionales de la política,
como las que subsume la diversidad territorial en etiquetas como “oficialismo”
y “oposición “nacional”, dejando que las estrategias de los actores políticos
-especialmente interesados en construir o contrarrestar estas miradas-, dominen
la inteligibilidad de los procesos políticos.
Sin negar el impacto en los escenarios
provinciales de los procesos políticos nacionales y el peso de los actores
políticos que actúan predominantemente en la esfera nacional y sus decisiones;
en el presente dossier buscamos mostrar la importancia de reconstruir la
compleja e intrincada relación entre los procesos políticos de diferentes
escalas territoriales.
Este dossier intenta reponer así dicha
complejidad, a partir de cuatro estudios de caso provinciales sobre cómo se
vivieron y procesaron las elecciones 2019 en los distritos de Río Negro, Santa
Fe, Jujuy y Santiago del Estero. En los cuatro artículos encontrarán una
perspectiva histórica de los procesos y los principales actores que animan la
vida política provincial, que contribuyen a la comprensión de los intrincados
vínculos entre los procesos políticos de diferentes esferas territoriales, así
como de la autonomía que prima en cada arena, ineludible para comprender
nuestros procesos electorales en Argentina.
Bibliografía
Behrend, J. y Whitehead, L. (2016). The
struggle for subnational democracy. Journal of Democracy 27 (2):
155-169.
Ferrari, M. P., y V- Mellado, V. (Eds.). (2016).
La renovación peronista: organización partidaria, liderazgos y dirigentes,
1983-1991. EDUNTREF, Editorial de la Universidad Nacional de Tres de
Febrero.
Giraudy, A.; E. Moncada y R. Snyder (2019)
Empirical and Theoretical Frontiers of Subnational Research in Comparative
Politics, en Snyder, R. Inside countries: Subnational research in comparative
politics. Cambridge University Press.
Mauro, S. y V. Ortiz de Rozas (comp.)
(2016) Política subnacional en Argentina. Enfoques y problemas. Buenos
Aires, CEAP-UBA.
Sosa, P. y V. Ortiz de Rozas (comps).
(2020). El kirchnerismo en las provincias argentinas. En prensa.
Suárez-Cao, J., M. Batlle y L.
Wills-Otero, L. (2017). El auge de los estudios sobre la política subnacional
latinoamericana. Colombia Internacional, (90), 15-34.
[1] Según el informe de CIPPEC “Elecciones 2019: Así llegamos a las PASO nacionales”, sólo en 2003 se registró un mayor grado de desdoblamiento que en 2019 (https://www.cippec.org/especial/elecciones-2019-asi-llegamos-a-las-paso-nacionales/). El período considerado es a partir de la reforma constitucional de 1994, que establece que gobernadores y presidentes se eligen en las mismas fechas.
[2] En referencia al equipo de fútbol argentino Club Atlético Boca Juniors.