EL ORIGEN DEL
PERONISMO EN LA RIOJA: UN ANÁLISIS POSFUNDACIONALISTA DESDE LO LOCAL.
NATALIA
ALBAREZ GOMEZ
Instituto de Análisis de
Políticas Públicas, Universidad Nacional de La Rioja.
Centro de Estudios Avanzados,
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba.
Córdoba, Argentina
PolHis, Revista Bibliográfica Del
Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 14, N°
28, pp. 55-78
Julio- Diciembre
de 2021
ISSN 1853-7723
Fecha de recepción: 01/03/2021 - Fecha de aceptación: 11/11/2021
Resumen
El presente trabajo reconstruye y analiza el origen del
peronismo en La Rioja desde una perspectiva extracéntrica
(Macor y Tcach, 2003, 2014) con el lente de la teoría
del discurso. Así, se sostiene que el Partido Peronista riojano emerge a través
de la articulación de distintas particularidades: una rama del radicalismo, el
laborismo y los conservadores. Para ello, Perón actúa como significante vacío
que sobresignifica estas particularidades y se
transforma en un terreno de inscripción conformando una ideología relacionada a
la “solución de problemas de la gente”. Por lo que la justicia social fue
ampliada provincialmente y significada en la concesión de derechos sociales y
laborales. Una justicia social que, a lo largo del tiempo, irá tomando
distintos contenidos en orden a las articulaciones contingentes del peronismo.
Palabras Clave
Peronismo riojano, discurso, articulación, populismo
THE
ORIGIN OF PERONISM IN LA RIOJA: A POST-FOUNDATIONAL ANALYSIS FROM A LOCAL
PERSPECTIVE.
Abstract
This paper
reconstructs and analyzes the origin of Peronism in the province of La Rioja
from a peripheral perspective (Macor and Tcach, 2003, 2014) through the lens of discourse theory. It
argues that this party results from the articulation of different specific
groups: a branch of radicalism, laborism and
conservatism. Peron acts as an empty articulator that transcends these groups
and becomes an inscription ground, shaping an ideology related to the “solution
of people’s problems”. Thus, social justice is expanded at the province level
and equated to the granting of social and labor rights. As time passes by, this
social justice will take on different meanings in compliance with the
contingent articulations of Peronism.
Keywords
Peronism in
La Rioja, discourse, articulation, populism
El origen
del peronismo en La Rioja: Un análisis posfundacionalista desde lo local.
Introducción
El
presente artículo es un aporte a la discusión historiográfica acerca de la
emergencia del primer peronismo en La Rioja, a partir de la perspectiva posfundacionalista. En ese sentido, las preguntas que guían
la investigación se constituyen en torno a: ¿cómo emerge el peronismo en La
Rioja? ¿Qué articulación política hizo posible su aparición cómo discurso
disruptivo y antagonizante de la oligarquía en La
Rioja? ¿Qué sentidos circulantes expresa la prensa de la época en torno al
peronismo emergente?
Así,
desde un enfoque cualitativo, efectivizamos una reconstrucción histórica
a través de fuentes periodísticas que se publicaron en el diario El Zonda y el diario La Rioja, entre los años 1945 y 1946,
consultadas en el Archivo Histórico de la provincia, como también, de
entrevistas a informantes claves. Partimos de la problematización como una
forma metodológica donde el discurso es central (Glynos
y Howarth, 2007; Barros y Reynares,
2018). En efecto, sobre estas premisas de enfoque y metodología se ponen en evidencia
las articulaciones políticas en torno a la discursividad de “solución de
problemas” del peronismo y las formas antagónicas en las que se constituye con
respecto a quien niega su identidad (la oligarquía provincial) con
especificidades propias del contexto local.
La
obra de Darío Macor y César Tcach (2003), La invención del peronismo en el interior
del país, es pionera en torno al estudio de los peronismos subnacionales.
Los autores enfatizan la mirada desde lo local y lo extracéntrico
sobre el surgimiento de esa fuerza política en la periferia de la Argentina. A
partir de allí, proliferaron los estudios sobre el peronismo a partir de
considerar las particularidades que asumió en la provincias y re-problematizando desde distintas perspectivas la cuestión.
Por otra parte, Oscar Aelo (2010) compila una serie
de investigaciones al respecto en su libro, Las
configuraciones provinciales del peronismo donde avanza en la consideración
de que las cuestiones locales no pueden explicarse a sí mismas y que tampoco
son un fiel reflejo de lo sucedido a nivel nacional, en tanto “(…) los actores
políticos peronistas redefinieron, al vaivén de su actividad práctica, la
identidad política que estaban contribuyendo a conformar (Aelo,
2010: 18). En orden cronológico Macor y Tcach (2013)
dan nacimiento a La invención del
peronismo en el interior II como continuación del primer texto.[1]
La
propuesta de un análisis extracéntrico del peronismo,
expuesta por los autores antes mencionados, constituye un puntapié inicial para
esta indagación sobre la emergencia del peronismo en La Rioja, en tanto éste
surgió como “solucionador de problemas”. El objetivo es dar cuenta de “(…) qué
valor adquieren ciertos sentidos y figuras que estructuraron por entonces la
consistencia del tejido social y el modo en que (...) dieron forma y sedimentaron los
discursos identitarios provinciales.” (Vargas y Vezzosi,
2018, p. 180). Esto desde el enfoque de la teoría del discurso supone la
articulación de una frontera antagónica que no solo significa a las identidades
emergentes; sino que también le otorga sentido a las “partes-otras”, generando
una división entre un nosotros y un ellos (Laclau y Mouffe, 2004) En este trabajo argumentamos que el peronismo
en La Rioja emerge a partir de la articulación de un discurso de derechos
tendiente a la solución de diversos problemas, los cuales fueron marcando la
dinámica del accionar de las administraciones peronistas y expandiendo los
sentidos sobre la justicia social en la provincia. Así el significado de la “justicia social”
fue mutando a través de las distintas articulaciones peronistas.
El
artículo se organiza en dos grandes apartados. El primero reconstruye el
peronismo riojano, a partir del rol de los interventores militares luego del
golpe de Estado del 4 de junio de 1943, la llegada de un interventor civil y la
función que cumplió la delegación de la Secretaría de Trabajo y Previsión en la
provincia. El segundo analiza la conformación del partido peronista a partir de
la división producida en el radicalismo riojano y el nacimiento del primer
gobierno de ese signo político.
El peronismo en La Rioja
Los interventores militares ¿“buenos aires”
para la Rioja?
Según
Miguel Bravo Tedín (1995) la Revolución del 4 de junio de 1943 no trajo “buenos
aires” a La Rioja, ya que las dos primeras intervenciones militares fueron muy
desafortunadas: “La intervención del coronel Rafael Ortiz duraría cinco meses…
por su desacertada administración el pueblo riojano lo calificaría de ‘el
daño’. Luego llegaría la intervención del coronel Adolfo Varas que -sin pena ni
gloria- manejaría la administración provincial por un año.” (p. 5).
Ambos
interventores, enviados desde Buenos Aires, parecían no conocer la provincia ni
geográfica, ni política, ni socialmente. Tampoco se encontraban consustanciados
con la cultura del pueblo riojano y se mostraban desinteresados por la
sociedad, lo que se hacía explícito en la inacción como gobierno en cuanto
políticas que bregaran por el desarrollo de la provincia. Ambos interventores
prácticamente no se relacionaron con los actores políticos de la provincia
–salvo con algunos conservadores-. Relacionado con esto, el historiador Miguel
Bravo Tedin dijo:
Ortiz, por ejemplo, a quien
apodaron ‘el daño’, ejecutó medidas antipopulares y sin importancia, como
prohibir el acceso a la plaza a personajes populares subrealistas,
que la gente apreciaba y hasta cuidaba. Por otro lado, usaba la casa de
gobierno como propiedad privada, verbigracia, su mujer lavaba y colgaba la ropa
en las rejas de la mismísima casa de gobierno a la vista de todos, lo que
ocasionaba burlas y berrinches de los transeúntes.[2]
Por
otra parte, el diario La Rioja en
1945 manifestó en un editorial:
Desde el 4 de junio [de 1943]
hasta la fecha, La Rioja ha tenido tres interventores y podemos afirmar
categóricamente que con los dos primeros el pueblo riojano se mantuvo
divorciado y ausente de su órbita. Sus problemas fundamentales jamás fueron
abordados... Pero eso no sucedió con el tercero… Dr. Rafael Ocampo Giménez
quien, en poco tiempo, dominó el panorama de su acción y encaró con firmeza y
resolución los problemas de La Rioja…Pero hay más todavía: el Dr. Ocampo Giménez
ha ganado, por sus solas condiciones personales, el apoyo del pueblo riojano a
la acción social que despliega el gobierno nacional.[3]
Ocampo
Giménez se presentaba como un interventor distinto, constructor y articulador
del discurso peronista en la provincia. Aquí se menciona “articulador” en el
contexto de la teoría de la hegemonía de Enesto Laclau y Chantal Mouffe (2004),
donde la categoría de articulación tiene un rol central, ya que la posibilidad
de una práctica hegemónica depende de la existencia de relaciones entre
distintos elementos (particularidades).
Así, la identidad de un grupo o discurso deviene con un carácter
relacional (Barros, 2006). Específicamente, “Llamaremos articulación a toda
práctica que establece una relación tal entre elementos, que la identidad de
estos resulta modificada como resultado de esa práctica” (Laclau,
2004, pp. 142-143).
De
este modo, se apunta a considerar una especificidad entre el surgimiento del
peronismo riojano y la articulación de demandas sociales, a partir del
surgimiento de una nueva identidad (peronista), que engloba prácticas,
discursos y expresiones institucionales en línea al carácter populista de esta
experiencia política. En términos de Laclau (2005),
el populismo se constituye, por un lado, como una lógica política que se
introduce en la institución de lo social, a partir de la conformación de
fronteras antagónicas y de un “otro” institucionalizado. Por el otro lado, el
populismo implica un momento de nominación de una heterogeneidad social que
irrumpe en el momento de la representación para que sea tenida en cuenta. De
estas consideraciones, se avistan los rasgos de estas formas articulatorias del
peronismo en el contexto riojano.
El Primer interventor civil: a imagen de
Perón, un articulador eficaz del discurso de la justicia social en La Rioja
En consecuencia con lo desarrollado, se puede decir que algo
muy distinto acontece con la tercera intervención encabezada por el Dr. Rafael
Ocampo Giménez, quien fuera un articulador eficaz del discurso peronista en la
Rioja. Tomó posesión del ejecutivo provincial el 6 de enero de 1945. A
diferencia de los interventores anteriores, este se consustanció personalmente
de los problemas de la sociedad riojana, según relatan los periódicos de la
época, comenzó a involucrase en su sociedad, a relacionarse con distintos
actores políticos, religiosos y sociales, escuchó sus ideas y reclamos.[4] De profesión abogado y amigo personal de
Juan D. Perón -quien lo nombraría embajador en Italia- militó políticamente
junto a él y estuvo desde un principio comprometido con ese proyecto político.
Ocampo
Giménez comenzó a trabajar de manera inmediata formando un equipo de gobierno
que accionó a imagen de Perón y su gabinete. Algunas de las personas que
llegaron con él fueron discípulos de Joaquín V. González, gente formada y con
ideas progresistas. Asimismo, reclutó profesionales y militantes riojanos como
Oscar Albrieu, quien ocupó la Delegación de la
Secretaría de Trabajo y Previsión y luego fue ministro del Interior durante la
segunda presidencia de Perón. A pocos días de asumir el cargo, comenzó a
recorrer la provincia buscando permanentemente informarse de su situación,
escuchando al pueblo hablar de sus problemas y recibiendo también propuestas de
solución. Recorrió la provincia de punta a punta, y donde estaban los problemas
allí se dirigía.[5] Los que antes no tenían voz comenzaban a ser escuchados y a convertirse
en sujetos políticos en el escenario provincial. Esto conformó una frontera
antagónica entre los peronistas y los no peronistas, entre aquellos que no eran
parte y el discurso de la “justicia social” los incorpora. En cambio, los no
peronistas observaban a la justicia social peronista como demagógica,
autoritaria y antidemocrática.[6]
El
discurso peronista se centró en escuchar las demandas de los riojanos para
conocer los problemas y, luego, buscarles solución. Ello implicó considerar a
Ocampo Giménez como el fiel reflejo de lo que hacía y decía Perón a nivel
nacional. Recorría toda la geografía provincial escuchando a los pobladores.
Empero esta escucha y acercamiento a los problemas para la búsqueda concreta de
soluciones tenía un nombre, y ese nombre era el de la justicia social. Según David Howarth (1997) la teoría del
discurso analiza cómo los sistemas de significados o “discursos” configuran la
comprensión que los sujetos tienen de sus propios roles sociales y cómo
influyen en sus actividades políticas. En suma, “El concepto de discurso
incluye en su marco de referencia todo tipo de prácticas sociales y políticas,
así como instituciones y organizaciones” (p.129). Por lo tanto, el discurso
incluye lo dicho y las prácticas políticas, interpretando ese acercamiento a la
solución de problemas como una forma de saldar esa inexistencia de
representación social, previa a la llegada del peronismo a la provincia.
La Justicia Social
Escuchar
al pueblo y resolver sus problemas era la verdadera “justicia social” en el
discurso peronista riojano, al dar a los derechos sociales y laborales. Este
discurso mostraba un pasado con gobernantes fraudulentos y despreocupados por
el pueblo, presentándose como la irrupción del mismo
“pueblo” de aquellos que eran invisibles, que no eran parte, de los excluidos;
y la reivindicación del mismo para su progreso material, moral y espiritual.
Con el trabajo “denodado e incansable”, del interventor, según muestran las
imágenes y narran las crónicas de los diarios, solo se busca la felicidad del
pueblo a través de la “justicia social”. Ahora bien, el “pueblo” no es todo el
pueblo, en el sentido de incluir a todos los habitantes: el pueblo es una
parte, antes invisibilizada, que reclama ser el todo. Dirá el Sr. Ángel María
Vargas[7] en un homenaje al interventor:
He dicho pueblo y con estas palabras he involucrado
solamente a quienes trabajan física o intelectualmente, a quienes producen y a
quienes son útiles a la colectividad. No es pueblo, no puede ser pueblo lo que
empieza a negar su existencia como tal desligándose del conglomerado social; no
puede ser pueblo lo que vive a expensas de él y no para él, podéis sentiros
orgulloso, Sr. Interventor, de que esta mesa se halle rodeada de auténticos
trabajadores, de soneros industriales, de laboriosos comerciantes y de dignos
profesionales colaborando todos en la tarea silenciosa y perseverante de
construir una Rioja grande y respetada (…).[8]
Ahora
bien, el discurso peronista era nacional y sostenía que, para que hubiera una
verdadera justicia social, debía extenderse por todo el país. En opinión de
Perón (citado en Groppo, 2005) la extensión o
expansión geográfica de la revolución a través de las regiones era paralela a
la profundidad del proceso. En ese marco expresó que:
La
revolución no es sólo de extensión, sino también de una profunda
concientización […] la revolución penetra decididamente dentro del infierno de
los obrajes rurales, de las refinerías de sal y azúcar donde miles de
trabajadores comienzan a sentir por primera vez la satisfacción de haber sido
escuchados y protegidos […] la extensión revolucionaria está siendo
inexorablemente realizada.
En
esta línea expresará Ocampo Giménez:
La
Justicia Social ha sido una cuestión fundamental que mi gobierno ha practicado,
administrándola en toda su amplitud. La Rioja ha sido para mí desde que me
encuentro en el gobierno la preocupación constante de mis afanes de argentino
por verla próspera y Feliz.[9]
La
extensión de la revolución de la justicia social en La Rioja significó su
expansión en el territorio, incluyendo a todos los departamentos, distritos y
localidades. Los derechos, las acciones sociales y laborales se extendieron por
toda la geografía provincial, incluso allí donde la población era minúscula.[10]
Alejandro
Groppo (2009) postula que el discurso peronista
construyó una visión no condicionada de la justicia social. La justicia social
significaba en el discurso peronista derechos sociales y laborales que se
universalizaban para alcanzar a los excluidos, constituyendo así un nuevo
sujeto popular como actor político, representados en el nombre de Perón.
Significantes como “trabajo” comenzaban a tener un significado relacionado con
los derechos, derecho sobre todo de los excluidos. Así en un discurso en
Chilecito, en el interior provincial, tras una jornada de trabajo el
Interventor expresó:
Yo he
visto, señores y señoras, al entrar en territorio
riojano, viviendas que constituyen un atentado a la civilización y al progreso,
he visto amplias planicies no cultivadas…he visto niños harapientos, hombres y
mujeres que ofrecen un penoso espectáculo de pobreza,[11]
Y
tras una larga alocución concluye en que vienen a modificar esto. Por su parte
el secretario privado del interventor declara: “La intervención Federal pondrá mejores
empeños y energías para solucionar los problemas planteados”.[12] En estas palabras, opera cierta concepción
sobre la injusticia social en términos de un daño sistemático hacia los
pobladores de la provincia y que no puede ser saldado plenamente (Aibar Gaete, 2007). Más aún, se despliegan determinadas
implicancias señaladas por Aibar Gaete (2007) al
respecto de ese daño y que se solventan en que el daño se convierte en una
vivencia de ese alguien que no es reconocido en su ser.
Entonces,
el discurso peronista de la “justicia social” en La Rioja significó resolver
problemas que eran invisibles para los gobiernos anteriores, situaciones de la
población que no eran tenidas en cuenta, así mismo como los sujetos que las
vivían. Estos sujetos comienzan a ser escuchados y sus reclamos se convierten
en derechos. Expresará Ocampo Giménez en un discurso en el salón blanco de la
casa de gobierno riojana:
En la
provincia de la Rioja, cuyos llanos y montañas visité, cumpliendo no solo un
deber fundamental de gobernante, sino también imperativas de conciencia, he
podido apreciar una armonía total de pueblo y de gobierno. Los trabajadores
están unidos por fuertes lazos de solidaridad social, porque tienen ante sí la
perspectiva de horizontes luminosos que emergen de este nuevo estado de cosas
que ha traído la revolución. Han dejado de ser hombres que únicamente se
buscaban en épocas de elecciones; ahora saben y comprenden que son seres
pensantes y conscientes, asistidos por el derecho de ejercitar libremente su
voluntad, dentro del juego regular de nuestras instituciones democráticas.[13]
Los
que no eran comienzan a ser, pero son en la medida que no son los otros. Aquí
es donde se delimita la frontera entre “ellos” y “nosotros”. “Nosotros”, el
pueblo, los trabajadores, los que han sido por años excluidos y aquellos que
trabajan realmente por el bienestar de estos; y los “otros”, la oligarquía que
solo ha bregado por sus intereses personales. Expresará un editorial de La
Rioja:
Hay el
convencimiento pleno de que el Sr. Interventor conoce los problemas
fundamentales que han afectado la suerte de La Rioja por espacio de varias
décadas y a los que, gobernantes sin escrúpulos, dieron la espalda para
dedicarse a tareas intrascendentes. Con criterio sano, pudo abordarlos el actual
mandatario y logró solucionarlos, en tanto considera otros que absorben su
preocupación de gobernante. De ahí justamente la constante adhesión popular con
que es favorecido.[14]
La práctica peronista muestra a un Ocampo
Giménez permanentemente dispuesto a escuchar y a solucionar los problemas de
sujetos que antes no eran sujetos políticos sino que
se constituyen en la emergencia de este discurso, un discurso que da sentido a
la justicia social a través de la reivindicación de los derechos de los
trabajadores y la resolución de los problemas de la población en general desde
el estado. Así, el 6 de enero de 1946, al cumplirse un año de gestión, en el
salón blanco de la casa de gobierno ante representantes eclesiásticos, del
Regimiento 15 de Infantería, funcionarios empleados y obreros, el Interventor
expresará que:
Fue
justamente el 6 de enero del 1945, que en este mismo salón tomé posesión del
cargo, y desde el cual hice la promesa formal de trabajar con entusiasmo, con
cariño y con fe por el adelanto moral y material de este pueblo. Durante el año
transcurrido, he puesto toda mi voluntad para lograrlo; no he omitido esfuerzo
alguno tendiente a mejorar sus condiciones: he dedicado preferentemente mi atención a la
solución de los problemas fundamentales, que afecta el desenvolvimiento
económico y social de la provincia.[15]
En
los periódicos el Zonda y La Rioja de 1945,
se describía lo realizado por la
intervención en términos de obras con algunas promesas incumplidas (como los
vagones para los obrajeros de los llanos para trasladar leña y carbón), pero
que no afectarán en mucho el vuelco del pueblo riojano hacia el gobierno de la
intervención y, en ello, al peronismo. Se entregaban medicamentos, zapatillas,
ayudas a entidades deportivas y culturales, viviendas, se reglamentaba el
trabajo de niños y mujeres, se daba un sobresueldo a los empleados públicos,
vacaciones pagas, se ejecutaban obras, se promocionaba a La Rioja
turísticamente y se diseñaban políticas públicas al efecto. El peronismo y los
peronistas resolvían los problemas de los riojanos, hacían feliz al pueblo
trabajando por su progreso material y espiritual.[16]
En
entrevista realizada a Bravo Tedín, el historiador recuerda que una vieja
militante peronista, “que tiene aún en la puerta de su casa el cartel con el
nombre de la unidad básica”, le decía que el peronismo le había salvado la vida
a su hijo a través de la entrega de la penicilina, y en una reflexión al
respecto expresó, “el peronismo era salud, educación, derechos, en fin…resolvía
los problemas”.[17] Nubelio Brizuela, militante justicialista manifestará que “en La Rioja, el
peronismo venía hacer justicia de muchas injusticias anteriores que existieron
en la provincia”.[18]
Para
el discurso peronista que se enraizó en la Rioja la práctica de escuchar y
resolver era una constante. En este contexto, las gestiones de Ocampo Gimenez ante Perón eran claves. Éste último prometía “su
más amplio apoyo para lograr la solución de los mismos
a la brevedad posible”.[19]
Asimismo,
y en orden a la ejecución de la justicia social, se apoyaba y promovía la
organización de los trabajadores a través de gremios o sindicatos. La
Secretaría de Trabajo y Previsión era el órgano estatal donde se
institucionalizaba la justicia social significada como derechos sociales y
laborales y que implicaba la politización, respectivamente, de las relaciones
sociales y laborales y la irrupción de un nuevo sujeto político, “los
trabajadores”, “los descamisados”.
La Secretaría de Trabajo y Previsión: la
institucionalización de la justicia social
Perón
asume la Secretaría de Trabajo y Previsión en junio de 1944. Dentro de este
contexto institucional es donde se lleva a cabo la expansión nacional de la
revolución, a través de las delegaciones regionales de la institución:
La
revolución del 4 de junio iba marchando, hace dos años sin un objetivo
determinado. Fue entonces cuando decidimos crear la STP que comenzó a
solucionar el problema social. Fue esta oficina la que llevo la revolución
hacia el interior del país, porque la república Argentina
no termina en la Avenida General Paz (Perón, citado en Groppo,
2005, p. 202).
Así
nace el laborismo en La Rioja como organización fuerte. Estaba compuesto por
obreros integrantes de distintos gremios, cuya agrupación se había hecho
posible o consolidado a través del trabajo de la Delegación Regional de la
Secretaría de Trabajo y Previsión, a cargo en primera instancia, por un corto
tiempo, de Rodolfo Cáceres, y luego de Oscar Albrieu,
médico chileciteño de origen radical
pero sin mucha militancia en ese partido dada su corta edad. En este ámbito el
discurso peronista significó a la delegación como casa de los trabajadores, así
al inaugurar el local de la misma, Cáceres manifestó:
Hemos
deseado hacerlo así para que desde un principio las asociaciones gremiales
obreras de la provincia y los obreros en general, se
acostumbren a concurrir a esta casa para plantear sus problemas y buscar el
amparo de sus derechos.[20]
Se
constituyeron los gremios de la construcción, panaderos, ferroviarios, sastres
y costuras, mercantiles etc.,[21] todos organizados desde la delegación e
impulsados a hacerlo por la normativa nacional que los apoyaba. El Estado
tutelaba al movimiento obrero y éste formaba parte del discurso peronista, por
lo que su identificación con este proyecto político era evidente y se
manifestaba - en sus orígenes- en la conformación del peronismo y, luego, en
las elecciones que llevaron a Perón a la presidencia. Toda la legislación
impulsada por el peronismo, y que favorecía a los trabajadores, era parte de la
realización de la justicia social. Un ejemplo concreto de lo dicho es el
Estatuto del Peón Rural.[22]
Cabe
destacar que, por entonces, predominaba el sector servicios y el Estado no era
el mayor empleador en la provincia. De hecho, era la policía el órgano de la
administración pública con más empleados. Los trabajadores tenían su casa y
quien escuchara sus problemas y los solucionase. Y así los obreros de cada
departamento comenzaban a manifestarse a favor del General.
Los
trabajadores se convertían así en sujetos políticos, insertos en el discurso de
Perón bajo la justicia social que les otorgaba derechos sociales y laborales.
Perón, como significante vacío[23],
articulará las demandas de los trabajadores, organizados en el
laborismo, con dos ramas del radicalismo.
De
este modo, la emergencia del peronismo en La Rioja se encontró ineludiblemente
atravesada por la intervención de Ocampo Giménez, quien se encargó de la
articulación de la justicia social en la provincia. Más allá de que esta
construcción discursiva de la justicia social muchas veces se solventó en
resolver demandas de diverso tenor, puso de manifiesto el daño social que había
atravesado sistemáticamente a la sociedad riojana. En suma, se fue generando una arquitectura
estatal novedosa que fue determinando la construcción de la justicia social
peronista, a través de la delegación de la Secretaría de Trabajo y Previsión en
la provincia. A continuación, se abordarán las consideraciones sobre el
surgimiento del primer gobierno peronista, tanto desde la conformación de los
sectores opositores, como dentro del movimiento peronista.
Conformación del
peronismo, la división
La División Tripartita del radicalismo
riojano
La
intervención política de Perón, articulada por Ocampo Gimenez,
causó una compleja serie de dislocaciones dentro de los otros discursos
políticos en La Rioja por aquellos años. Señala Bravo Tedín (1995) que, hacia
mediados de 1945, se evidenció un quiebre en la Unión Cívica Radical (UCR)
riojana. Por un lado estaban los progresistas, en
general profesionales. Estos vieron, en el actuar de la intervención local, la
realización del mandato de Alem e Yrigoyen, argumentando que Perón era un
continuador de la tradición de aquellos. Por otro, estaba la facción que creía
que el radicalismo no debía armar alianza con nadie; y, por último, los sabattinistas, como Yacante
Molina que primero fueron colaboracionistas y luego, en virtud de la actitud
del líder radical cordobés, dejaron de serlo.
Los
medios reflejaron esta situación. El 31 de mayo de 1945, bajo el título
“Anarquía en el radicalismo local” El
Zonda publicó que el mismo había roto su unidad, comenzando un periodo de
dimes y diretes, desafiliaciones y denuncias públicas entre ambos bandos,
cotillón político que aún es una práctica constante en la provincia.
En
función del análisis periodístico realizado, a los efectos de esta
investigación, se observa que El Zonda
apoyó la actitud de los no colaboracionistas y La Rioja de los colaboracionistas. En este último caso su director,
Ángel María Vargas, periodista y escritor reconocido en Latinoamérica, formó
parte del grupo afín a la intervención. Fue un hombre preocupado por la
realidad social como la mayoría de los colaboracionistas, pertenecientes a la
rama progresista del radicalismo. Así se escribirá en El Zonda:
Queda
entonces al descubierto que el “colaboracionismo” es una tendencia en actividad
para satisfacer a necesitados (como refiriéndose a los necesitados de poder).
La consecuencia y lealtad de esa gente a la que se le canceló de hecho la afiliación
partidaria, es dudosa y a todas luces insegura por las
circunstancias de apremio o de exigida adhesión al oficialismo;[24]
En tanto unos meses antes el diario La Rioja publicará:
Un tema
palpitante en la actualidad es el de la colaboración. Ante estos hechos, no
puede ser más justificada la actitud colaboracionista de las fuerzas populares
mayoritarias de la provincia, ya que con ello contribuye a la pronta y plena
efectivización del programa de saneamiento, no solo administrativo y económico
sino institucional y político, que con tanto acierto y empeño viene realizando
la intervención federal en la provincia. [25]
La
actitud de los colaboracionistas era firme, más allá de las acusaciones de sus
contrarios de que solo buscaban cargos políticos. En función de este
colaboracionismo fueron desafiliados y se quebró el radicalismo como espacio
político.
“Los
otros”, los no colaboracionistas, verán en el discurso de Perón una amenaza al
orden existente, puesto que la interpelación del “General” a “los de abajo”
implicaba una inclusión radical que ponía en cuestión las bases que hasta ese
momento organizaban la comunidad. Era un discurso antagonizante[26] al orden existente. Los discursos competidores veían en el rol y lugar
simbólico que comenzaban a ocupar los excluidos en el escenario político una
amenaza negadora del orden existente, que en esas condiciones estaba en
peligro. En este sentido, es interesante la imagen que figuras de la oposición
como Raúl Galván -procedente del radicalismo local y político nacional-
expresan sobre el peronismo. En una
entrevista, Galván comenta:
Viene
Perón y se produce una revolución social, es decir la presencia del pueblo. A
mí no me gusta decir “masa”, pero masivamente en el sentido plural…ocupa la
escena. Pero los partidos tradicionales como el radicalismo, el socialismo,
incluso… la alianza que hace el radicalismo con el comunismo inclusive,
cela, desconfían del advenimiento del peronismo porque tiene rasgos
autoritarios, provenientes del nazismo y fascismo- según aclara-.
Y en otra parte de su alocución expresa:
En la
campaña de Tamborini-Mosca, que es la fórmula del radicalismo, tienen como
bandera la constitución, es decir el principio de la libertad, contra esto
viene una fuerza social con Perón a la cabeza, pero con rasgos autoritarios… El
GOU era un grupo de oficiales pro alemán, pro nazi,
que se inserta en el nuevo esquema, en el gobierno que encarna Perón a partir
del 24 de febrero del ´46.[27]
Perón
introduce una lógica política de equivalencia[28] de demandas heterogéneas que tienen en común su rechazo al orden
existente, y en un contexto de identidades políticas dislocadas, desarticula el
discurso político hegemónico hasta ese momento. Se conforma una nueva identidad
política, “el peronismo”, y un nuevo orden hegemónico donde la justicia social
es universal y está asociada a los derechos de la parte que no era parte e
irrumpe en el escenario político, formando una frontera que divide el campo
político en dos. Así Perón en su visita a La Rioja, el 28 de diciembre de 1945,
expresará:
Nuestro
movimiento es el nacido con la revolución del 4 de junio, que enraiza en la época de la independencia, donde el
colonizador representa la oligarquía y el criollo a la clase sufriente y
explotada… la libertad bien entendida significa la libertad económica que
propugnamos y que es la base sin la cual nadie será libre, mientras cargue a
sus espaldas la miseria de la desesperación… para finalizar quiero hacerles
llegar un abrazo de los millones de descamisados que, como vosotros se honran
con el título, antes de tener la calificación de fraudulentos, ladrones o
pillos, y que como ustedes marchan detrás de esta cruzada redentora.[29]
En
consecuencia, el discurso peronista plantea una dislocación subjetiva, es
decir, en las identidades; y otra objetiva estructural, esto es, en el orden
institucional hegemónico hasta entonces imperante. Así, esta parte de la UCR
-que dio a llamarse Junta Reorganizadora- y el laborismo formaron el peronismo.
Pero nos queda revisar una tercera vertiente constitutiva del peronismo riojano
que estuvo compuesta por una pequeña facción de la UCR, que se denominó Unión
Cívica Radical La Rioja. Esta estaba comandada por un ex gobernador de la
década del ‘30, Carlos Vallejo, hombre políticamente perteneciente al
conservadurismo, ingeniero de profesión cuyos estudios había cursado en EEUU, muy formado en cuanto al estudio, pero de muy pocas
convicciones, según relata la historia. Vallejo, analizando el panorama
político, en un acto de picardía política sorpresivamente viaja a Buenos Aires
y se muestra apoyando al peronismo. Esto le valió la crítica de la UCR Junta
Reorganizadora, que lo increpó por haber usurpado el nombre de UCR,
expresando que este hombre, que habla hoy de democracia y repudio al fraude,
“ha sido el campeón del fraude desde el año 1930 a la fecha”.[30] De todas maneras, esta fue la pata “conservadora” del peronismo en la
Rioja, llegando a ocupar cargos provinciales y nacionales.
Nacimiento del primer gobierno peronista
Estas
tres vertientes constituyeron al peronismo, donde Perón como significante vacío
y a través de una cadena de equivalencias, se conforma en terreno de
inscripción de sus demandas: la UCR Junta Renovadora, la UCR La Rioja, el
Partido Laborista. Estas tres facciones se distribuyeron los cargos de manera
más o menos equitativa siendo la más beneficiada, pero también la más numerosa
e influyente, la UCR Junta Renovadora (UCRJR), de donde salieron el gobernador
y el vice.
Como
gobernador fue elegido Leovino Martínez, médico de la
ciudad de Chilecito, perteneciente a la UCR.JR, quien al ser elegido expresó:
La
revolución social a la que estamos asistiendo, como toda revolución, trae
aparejado el despertar inquieto del entusiasmo que gana fácilmente y se
enseñorea en la fuerza vivificadora de la masa del pueblo. Y yo, su auténtico y
sufrido hijo que he consagrado por entero mi vida al servicio de ese mismo
pueblo que sabe del dolor de la lucha por la vida, que siente en carne propia
la injusta desigualdad de las diferencias sociales… deseo infiltrar en vuestros
espíritus y ahogar vuestros temores… habéis depositado vuestra confianza en mi
elección como candidato a la primera magistratura de la provincia, como
expresión genuina del pensamiento común de la representación del pueblo probo y
sano, que tiene conciencia y alma independiente, que conoce la verdad y
exactitud de los que aspira…[31]
Cuando
hablaba Martínez, se refería al pueblo sano y probo, a aquel constituido a
partir del discurso peronista. El pueblo que creó un nuevo sujeto político, los
descamisados.
Por
otra parte, Napoleón Guzmán Loza, de los llanos, fue elegido vice
gobernador. Éste renuncia al cargo tras la incorporación de José María
Villafañe, un escribano capitalino perteneciente a la UCR La Rioja que, por gestiones
y conocidos en Bs. As logra obtener fondos, y acuerda entregarlos para la
campaña a cambio de un cargo. “José María Villafañe, que por ese entonces era,
ironía de la política, convencional nacional de los conservadores. El sostenía
la candidatura a presidente de la Nación de Robustiano Patrón Costas.”[32], según Bravo Tendín. Ante ese cuadro, Guzmán Loza
renuncia argumentando no cambiar sus convicciones por el “tintineo de una bolsa
de monedas”, así asume en la fórmula Don Francisco de la Vega también de la
UCR.JR, llamado médico pero sin título, algunos connotan “curandero”[33], que luego asume como gobernador tras la
muerte de Leovino Martínez. Martínez y de la Vega por
sus trabajos, tenían un gran contacto con el pueblo de la Rioja, y en general
la gente los respetaba y sentía simpatía y admiración por ellos, lo que en esas
épocas en general significaba un médico para su sociedad.[34]
El
peronismo se conforma articulando las demandas del radicalismo progresista, el
laborismo, una rama conservadora del radicalismo y del pueblo que antes “no
era”, a través de una cadena de equivalencia, sobresignificándolas
y sirviendo de terreno de inserción para las mismas. Su antagonismo será la
“oligarquía” que quiere mantener sus privilegios y el orden existente. El
peronismo a través de su discurso constituye un nuevo actor político “los
descamisados” distribuidos por toda la provincia, pueblo invisibilizado.
En
un homenaje al interventor organizado por la Cámara de Comercio, Industria y
Producción, el círculo de periodistas, cooperados de las escuelas, federaciones
deportivas, gremios etc., Ángel María Vargas expresará, “habéis cumplido con
vuestro deber, Sr. Interventor, y si larga fue la perspectiva con que
realizasteis vuestra obra, larga será también la memoria del pueblo riojano
para recordarla”. Por su parte, Ocampo Giménez expresó: “la revolución del 4 de
Junio señores, ha querido estructurar un nuevo estado
de cosas para poner un poco más de justicia en la distribución de las riquezas
que produce la colectividad, ha querido disminuir la diferencia social entre
ricos y pobres, ha querido acercar a los hombres que conviven en este suelo”.[35]
Perón
llega a La Rioja el 28 de diciembre de 1945 y los riojanos ya eran mayoritaria
y fervientemente peronistas. Esto se debió al discurso de la intervención, que
sacó del atraso y mitigó las injusticias de años a las que fueron sometidos los
riojanos, convirtiendo a sujetos invisibles hasta entonces en nuevos actores
políticos, que reclamaban ser el “todo” y dividían al escenario político en
dos, nosotros, “los descamisados” y ellos “la oligarquía”. Dio fuerza y
organizó a los obreros, reconoció sus derechos, reivindicó al pueblo, dividió
al radicalismo y captó a la rama más progresista, como así también a la más
conservadora…Solucionó los problemas de la gente, y ello formó parte de su
ideología. Desde el estado, un estado paternalista, se escuchaba a la gente y a
partir del conocimiento de sus problemas se buscaba la solución. El vuelco del
pueblo riojano, hasta ese momento mayoritariamente radical, fue total, se
sintió atendido, escuchado. El discurso peronista articuló distintas
particularidades y las sobresignificó, se volvió
hegemónico.
Conclusiones
La emergencia del peronismo en La Rioja fue posible mediante la
articulación de distintas particularidades que Perón, como significante vacío,
logró sobresignificar; constituyéndose la justicia
social en terreno de inscripción para sus demandas. Perón, por medio del
accionar del tercer interventor luego de la revolución del 4 de julio, el Dr.
Ocampo Giménez, dividió al radicalismo y captó a la rama más progresista del
mismo, la UCRJR, y a la rama más conservadora. Por otro lado, y a través del
accionar de la Secretaría de Trabajo y Previsión se conformó el laborismo como
organización de los trabajadores.
Entonces, el discurso peronista en La Rioja se formó articulando las
demandas de la UCRJR, la UCR La Rioja, y el laborismo, quienes representaban al
“pueblo”, a la parte que reclamaba ser el todo y que con la intervención de
Perón dividía la escena política en dos, conformando una frontera antagónica.
De esta manera, la justicia social era el nombre de los derechos sociales y
laborales que se otorgaban a los por años postergados; conteniendo un momento
de institucionalización a partir de la delegación regional de Trabajo y
Previsión. Era una justicia social “universalizante”
que, en el contexto riojano, implicaba la extensión de la
misma por toda la provincia, hasta sus lugares más recónditos.
En síntesis, el peronismo riojano emerge a través de la
articulación de distintas particularidades, una rama del radicalismo, el
laborismo, los conservadores, y la parte del pueblo excluida por años del
escenario político. Esta articulación se encontró caracterizada por la lógica
de la equivalencia, que permitió la irrupción del pueblo y dividió el escenario
político en peronistas y no peronistas. Así, con el discurso peronista, emergió
un nuevo sujeto político que antes no existía y que se constituye a partir del
daño en términos de una injusticia social perpetrada por años.
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42, 159-185.
[1] Es importante
resaltar que Mariana Garzón Rogé (2019) ofrece una mirada sobre los estudios
del peronismo en general bajo un carácter heterogéneo y polifacético.
Puntualmente en los estudios provinciales sobre peronismo, afirma que el
elemento conservador no tuvo mayor influencia que otros actores como militares,
la Iglesia, los radicales, los nacionalistas o bien los sectores laboristas.
Hace hincapié en una nueva forma de problematizar lo político a partir del
análisis de casos situados, lo que lleva a la diversidad de conformaciones del
peronismo primigenio.
[2] Miguel
Bravo Tedín, entrevistado por la autora de este artículo, diciembre de 2011.
[3]
“Editorial”, La Rioja, 11 de julio de 1945,
portada.
[4] En función de la lectura de los dos periódicos de la época, en los años
1945 y 1946 se observa que ambos tanto La Rioja, a favor de la Intervención como El Zonda, que se podría decir apoyaba a
la Unión Cívica Radical no Colaboracionista- muestran el trabajo de la
Intervención en el ámbito de sus relaciones con los actores sociales y
políticos de la provincia (con quienes se reunía con frecuencia, incluyendo a
los periodistas) y la labor en términos de obras, leyes, concesión de derechos
etc. Como dato, se observa que El Zonda
-cuyo eslogan hasta fines de 1947 era “diario independiente y noticioso”- ya en
enero del año siguiente mutó por “órgano del partido peronista”.
[5] El diario La Rioja refleja los
permanentes viajes del interventor al interior de la provincia y su presencia
en los barrios e instituciones de la capital: “Visitó, el interventor, la
futura casa- hogar”, en La Rioja, 13
de junio de 1945, portada; “Regresó de Aimogasta el interventor”, en La Rioja, 3 de septiembre de 1945,
portada; “Visitó Chamical el Sr. Interventor”, en La
Rioja 22 de abril de 1946, portada. Y en una edición especial, desde la
portada hasta la página 18, primera vez que el diario se edita con esa cantidad
de páginas, se reflejan las obras ejecutadas en toda la geografía provincial,
desde Vinchina hasta Ulapes, en La Rioja, 20 de mayo de 1946.
[6] En relación al concepto de justicia social, ver Tcach (2006).
[7] Ángel María Vargas fue un radical colaboracionista, actor principal de la
vertiente del radicalismo que conformará junto al laborismo y los conservadores
el peronismo riojano.
[8] Ángel María Vargas, “Homenaje al Interventor”, en La Rioja, 19 de septiembre de 1945, portada y p. 5.
[9] Rafael Ocampo Giménez, “Discurso del Interventor”, en La Rioja, 9 de enero de 1946, portada.
[10] En edición especial, en Diario La
Rioja, 20 de mayo de 1946, se puede
observar el despliegue provincial en término de acciones de gobierno durante la
intervención de Ocampo Giménez y su equipo de gobierno. Desde la portada hasta
la página 18.
[11]Rafael Ocampo Giménez, “Discurso del Interventor en
su Gira por Famatina y Chilecito”, en La Rioja, 7 de julio de 1945.
[12] Secretario Privado del
Interventor, en El Zonda, 15 de
febrero de 1945.
[13] Dr. Ocampo Giménez, La Rioja, 9
de enero de 1946, portada.
[14] “Editorial”, La Rioja, 9 de enero de 1946,
portada.
[15] Dr. Ocampo Giménez, en Diario La
Rioja, 9 de enero de 19 46, portada.
[16] “Sobre la construcción de más casas
económicas en La Rioja”, en el Zonda
, 31 de marzo de 1945; “Sobresalario a
empleados municipales”, en el Zonda,
3 de mayo de 1945; “Resumen de las obras
realizadas en la provincia desde enero del ‘45 con montos invertidos”, en La
Rioja, 11 de noviembre de 1945; “Todo trabajador tendrá vacaciones pagas”,
en La Rioja, 26 de enero de 1945; “La
Intervención entrega medicamentos para la asistencia pública”, en La Rioja, 29 de enero de 1945;
“Reglamentación en la Rioja del trabajo de mujeres y niños”, en La Rioja, 26 de marzo de 1945; “El Interventor otorga sobresalarios para
empleados públicos de La Rioja”, en La
Rioja, 11 de mayo de 1945; “Fomento
industrial, creación de trabajo y depuración de títulos como los problemas
fundamentales que abordará El Interventor”, en La Rioja, 12 de junio de
1945; “Resumen de obras ejecutadas por la Intervención federal”, en La Rioja, 31 de diciembre de 1945.
[17] Miguel Bravo Tedín, entrevistado por la autora de este artículo, 31 de
septiembre de 2009.
[18] Nubelio Brizuela, entrevistado por la
autora de este artículo, 8 de Julio de 2009.
Brizuela es dirigente peronista, militante de la JP en el ‘45, llamada
por entonces “Centros Juveniles Coronel Perón”, luego funcionario en los
gobiernos de Carlos Menem como gobernador.
[19] “Editorial”, El Zonda, 20 de marzo de 1945, p. 2.
[20] Rodolfo Cáceres, el Zonda 17 de
marzo de 1945.
[21]Fueron gremialistas
destacados del laborismo: gremialista de la construcción, Miguel Carrizo; por
los panaderos, Manuel Lobato; por los sastres y Costura, Dámaso Ledesma; por
los Mercantiles, Carlos Brizuela.
[22] Sobre este tema, véase Groppo (2009),
pp. 213 a 240.
[23] Otra categoría central para nuestro
análisis es la de significante vacío. Se entiende por significante vacío “un
significante sin significado” (Laclau y Mouffe, 2004, p.10). La única posibilidad de que un significado
estuviera desprendido de todo vínculo con un significante determinado y que
continuara siendo un significante, sería que: “Un significante vacío sólo puede surgir si la
significación en cuanto tal está habitada por una imposibilidad estructural, y
si esta imposibilidad solo puede significarse a sí misma como interrupción
(subversión, distorsión etc.) de la estructura del signo” (Laclau, 1996, p.70).
[24]
“Editorial”, El Zonda, del 18 de septiembre del 1945.
[25] “Colaboracionistas y No Colaboracionistas”, La Rioja, del 2 de julio del 1945, portada.
[26] Esto nos remite al concepto de antagonismo, también relevante en la
Teoría de la Hegemonía de Laclau y Mouffe (2004). Los antagonismos evitan el
cierre del orden simbólico y establece las condiciones de un exterior
permanente. Para que haya antagonismo tiene que haber un exterior, una
identidad negada. Expresan los autores en Hegemonía y Estrategia Socialista:
“Nuestra tesis es que los antagonismos no son relaciones objetivas sino
relaciones que revelan, los límites de toda objetividad. La sociedad se
constituye en torno a sus límites que son límites antagónicos” (p. 14). En “Nuevas Reflexiones sobre la Revolución de
nuestro Tiempo”, Laclau (1990) toma como aclaratoria de esta noción lo
expresado por Saint-Just: “Lo que constituye la unidad de la república es la
destrucción total de aquello que se opone a ella”. La relación entre negación y
afirmación simultánea de una identidad es la que Ernesto llama “contingencia”,
y ella introduce un elemento de radical indecibilidad en la estructura de toda
objetividad. “Lo que se da en nuestro caso, es una peculiar dialéctica entre
necesidad y contingencia; puesto que la identidad depende enteramente de
condiciones de existencia que son contingentes, su relación con estas últimas
es absolutamente necesaria” (p. 37).
[27] Raúl Galván, entrevistado por la autora de este artículo, 20 de agosto de 2010. El mismo es militante radical, ocupó numerosos
cargos electivos por su partido, fue del ‘63 al ‘66 diputado provincial y
presidente del bloque radical, del ‘73 al ‘76 diputado nacional, secretario del
Comité Nacional y presidente del Partido Radical de La Rioja, , en el ‘83 fue
candidato a gobernador contra Carlos Menem, y vice-ministro del Interior del
gobierno de Raúl Alfonsín, en el ‘91 fue diputado nacional y presidente de
bloque y en el ‘95 fue senador nacional y presidente de bloque.
[28] En la
teoría de la hegemonía, que es el foco con el que miramos el caso del peronismo
riojano, es la lógica de equivalencia (o cadena de equivalencias) la que
subvierte la diferencia, que hace posible la hegemonía, la centralidad de un
discurso, en este caso el peronista. Así,
Laclau (1996) se pregunta: “¿Cuál es el terreno ontológico de esta subversión,
que es lo que la hace posible? Es solo privilegiando la dimensión de
equivalencia hasta el punto en que su carácter diferencial es casi enteramente
anulado- es decir vaciándose de su dimensión diferencial- que el sistema puede
significarse a sí mismo como una totalidad” (p. 75).
[29] Juan Domingo Perón, en Diario La
Rioja, 7 de enero de 1946, portada.
[30] Unión Cívica Radical Junta Renovadora,
La Rioja, 3 de septiembre de 1945, p.
3.
[31]
Leovino Martínez, en Diario La Rioja, 25 de febrero de 1946, p. 5.
[32]
Rudolfo Eufemio Blanco, entrevistado por Miguel Bravo Tedín, sin
registro de Fecha. Blanco, integrante en el ‘45 de la UCR Junta Renovadora,
renuncia al cargo de Diputado Provincial en solidaridad con Guzmán Loza, ya
fallecido.
[33] En
referencia al ejercicio de prácticas curativas y rituales, a través del uso de
elementos naturales.
[34] Por su
parte los senadores nacionales fueron Linidor Martínez de la Capital por la
UCRJR y César Vallejo por el Laborismo, diputados nacionales Oscar Albrieu, por
UCRJR y Villafañe por UCR La Rioja, diputado por la capital Dámaso Ledesma por
el Laborismo y Blanco es reemplazado por Pedro Savere de la UCRJR
[35] Rafael Ocampo Giménez, La Rioja, 19 de Septiembre de 1945,
portada.