La consolidación de la victoria radical en una provincia peronista (Jujuy, 2019).
PENÉLOPE VACA ÁVILA
Instituto de Ciencias Sociales y Administración
Universidad Nacional Arturo Jauretche
Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires, Argentina
PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,
Año 13, N° 26, pp. 256-286
Junio- Diciembre de 2020
ISSN 1853-7723
Fecha de recepción: 21/09/ 2020- Fecha de aceptación: 24/10/2020
Resumen
El presente artículo analiza la dinámica del sistema del político de la provincia de Jujuy, caracterizando los actores más relevantes del orden subnacional con el objetivo de explicar los resultados de las elecciones del año 2019. El análisis de dicha trayectoria pone de manifiesto dos características idiosincráticas fundamentales de la política subnacional argentina. Por un lado, evidencia que, frente a la relativa estabilidad de los idearios de sus votantes, los sistemas de partidos provinciales se estructuran de forma dinámica a lo largo del tiempo en lógicas frentistas que aglutinan de modo diverso y cambiante las distintas opciones disponibles. Por otro lado, muestra que existe una tensión entre autonomía y dependencia de los gobiernos subnacionales respecto del poder ejecutivo nacional que influencia y condiciona su funcionamiento pero que, asimismo, genera importantes márgenes de actuación. Estas dos circunstancias se ponen de relevancia en el estudio de caso y permiten explicar los resultados de los comicios en clave multinivel: en un distrito de tradición peronista, después de una primera alternancia en 2015, el nuevo gobierno radical pudo afianzar su propuesta y ganar las elecciones provinciales de 2019 a pesar de formar parte del armado territorial de la Alianza Cambiemos, quien fuera derrotada en dichas elecciones presidenciales a nivel nacional.
Palabras Clave
Jujuy – Política provincial – Elecciones 2019 – Radicalismo - Justicialismo
The consolidation of the Radical victory in a Peronist province (Jujuy, 2019)
Abstract
This article analyzes the political system of the province of Jujuy and describes the most relevant actors at the subnational level in order to account for the results of the 2019 elections. Our study reveals two idiosyncratic characteristics of Argentinian subnational politics. On the one hand, provincial party systems are dynamically structured over time in coalitions that agglutinate the different options available in a diverse and changing way, despite the relative stability of voters’ preferences. On the other hand, subnational governments are in a permanent struggle between autonomy and dependence with respect to the national executive branch, which impacts their performance and also generates large space for maneuvering. This case study illustrates these two circumstances, allowing for an understanding of the results of the 2019 elections from a multilevel perspective: after the first change of administration in 2015 (since 1983), the Radical Party managed to win the elections in a traditionally Peronist district despite being part of the national Cambiemos coalition, which was defeated in the same election at the national level.
Keywords
Province of Jujuy - Subnational politics - 2019 elections - Radicalism - Justicialism
La consolidación de la victoria radical en una provincia peronista (Jujuy, 2019)
El presente trabajo se enmarca en una literatura que busca analizar la complejidad de la política argentina incorporando las dinámicas subnacionales y priorizando el análisis de los vínculos y las estrategias multinivel de los actores (Calvo y Escolar, 2005; Gibson, 2005; Leiras, 2007; Freidenberg y Levitsky, 2007; Gibson y Suarez-Cao, 2010; Ortiz de Rozas, 2011; Mauro, 2011; Casullo, 2013; Rodrigo, 2017; Sosa, 2016 y 2017; Vommaro, 2017 y Abdulhadi, 2018). En dicho contexto, el artículo se basa en dos supuestos principales. Algunos autores han subrayado que las preferencias estables de las constituencies provinciales, es decir, la estabilidad en los idearios políticos en el nivel subnacional se contrapone, frecuentemente, con una dinámica de rupturas y acuerdos partidarios en el marco de sucesivos frentes electorales. Efectivamente, las pautas de competencia en las elecciones subnacionales ponen en evidencia la capacidad de los distintos actores políticos para negociar y conformar alianzas coyunturales e ideológicamente diversas a lo largo del tiempo. La composición de dichos frentes suele ser, además, sumamente ecléctica y heterogénea desde el punto de vista ideológico y determina, finalmente, la clave de acceso al gobierno (Vaca Ávila, 2020, p. 241). Por otro lado, la literatura antes mencionada también pone en evidencia que la dinámica de los partidos provinciales en el sistema federal argentino se traduce en una tensión entre autonomía y dependencia con el gobierno nacional que influencia y condiciona su funcionamiento pero que, no obstante, genera importantes márgenes de actuación para los actores políticos provinciales.[1] Es cada vez más incuestionable que tanto los votantes como los partidos despliegan decisiones y estrategias diferenciadas en cada una de las dos arenas.
Estos supuestos se evidencian en el caso jujeño en las elecciones del 2019 muy claramente. En una provincia de larga raigambre peronista, las disputas facciosas del oficialismo y la combinación de etiquetas de diverso signo político en un mismo frente opositor generaron en 2015 la primera alternancia en la historia política reciente del distrito. La derrota del justicialismo obligó a un proceso de realineamiento de las diversas facciones en las que el partido quedó disgregado, que permanece hasta el momento irresuelto. Por otro lado, la gobernabilidad y estabilidad del primer gobierno provincial encabezado por el radicalismo quedaron condicionadas a dos factores: la cohesión de la mestiza coalición de gobierno y su vinculación con el gobierno nacional de Cambiemos. Las elecciones de 2019 pusieron en tensión estas dos condiciones que, finalmente, se resolvieron en favor del incumbent: la dificultad justicialista de gestionar sus disputas internas amalgamó la coalición de gobierno y el desacople de las elecciones gubernativas provinciales permitieron que el radicalismo provincial sobreviviera a una mala gestión presidencial.
La provincia de Jujuy está ubicada en el noroeste de la República Argentina. Su población representa el 1,7% del total de habitantes del país -673.307 habitantes- (Censo Nacional, 2010) y el 1,6% del electorado -510.732 electores- (CIPPEC, 2020). Según su constitución de 1986, el poder ejecutivo provincial es desempeñado por un período de cuatro años, con posibilidad de una reelección. La fórmula gubernativa es elegida por simple pluralidad de sufragios, sin ballotage y en distrito único. El Poder Legislativo es unicameral: está compuesto por cuarenta y ocho miembros con un mandato de cuatro años y se renueva por mitades cada dos años. La misma se realiza también en distrito único, por un sistema de representación proporcional (método D'Hondt) con un umbral mínimo (bastante alto) del 5% del padrón de distrito.
El presente artículo se organiza en una línea de tiempo que se expande desde los orígenes de los principales partidos provinciales, el radicalismo (UCR) y el peronismo (PJ), y se va desplegando en una dinámica progresiva a lo largo del presente ciclo democrático. El análisis de las elecciones de 2019 se sustenta, así, en la causalidad compleja de afinidades y conflictos de los principales actores políticos en los años precedentes. Las fuentes de información son secundarias (bibliografía y estadística electoral) y primarias (entrevistas semiestructuradas a personalidades políticas, académicas y sociales provinciales obtenidas en trabajo de campo desde 2012 a 2018).
Breve reseña histórica de la política jujeña antes de 1983
La Unión Cívica Radical (UCR) de Jujuy fue formalmente fundada en 1891. A diferencia de otros partidos provinciales del mismo signo político, en Jujuy la UCR se caracterizó desde principios del siglo XX por la defensa de la justicia social, encabezada por el que fuera durante años su presidente, Aníbal Tanco. El ascenso de Tanco a principios del siglo XX representó una verdadera apertura democrática frente al previo conservadurismo, un cambio de actitud fundamental del estado provincial frente a las demandas sociales (Kindgard, 2003). La decisión del Partido Radical de no apoyar a nivel nacional la candidatura del Gral. Juan Domingo Perón en las elecciones nacionales de 1946 colocó a Tanco ante la disyuntiva de seguir alineado con la UCR, tras dos décadas de alejamiento ideológico, o decidirse en favor del naciente movimiento. La determinación del caudillo yrigoyenista de apoyar a Perón y el rotundo éxito de esta alianza constituyó una coyuntura crítica fundamental del proceso político jujeño en la primera mitad del siglo XX. A diferencia de lo que ocurrió en la mayoría de las circunscripciones del interior, el apoyo que Perón recibió de la vasta militancia tanquista le permitió no tener que recurrir a fuerzas conservadoras para consolidar su peso en la provincia (Macor y Tcach, 2003). Esta nitidez progresista de la propuesta cristalizó en el ideario político y en las representaciones de los votantes, contribuyendo a la conformación de un peronismo provincial cohesionado, homogéneo y electoralmente muy potente. Sin embargo, “a partir de 1955 hubo una lenta pero progresiva reinstauración de los mecanismos de dominación de los ingenios azucareros y las mineras, que pretendieron recuperar el poder perdido” (Aramayo, 2016). La proscripción del peronismo y la represión sindical y popular fueron in crescendo a pesar de los interregnos de Frondizi e Illia.
Por su parte, el derrotero del Partido Radical Jujeño después de la destitución de Perón estuvo sujeto a diversos momentos de pujas y divisiones internas. En 1955, el gobierno miliar de Gastón C. Clemente nombró frente al Instituto de Previsión Social a una figura de larga militancia radical, Horacio Guzmán. Quien sería posteriormente tres veces gobernador y una vez intendente de San Salvador, se había alineado en las filas de Arturo Frondizi y, tras la escisión definitiva del partido en 1956, encabezó en Jujuy la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI). Mientras, el resto de las fuerzas radicales jujeñas (balbinistas y unionistas), conformaron la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). De la UCRI se escindió en 1961 la UCRI Auténtica, de la mano de Armando Martínez, y en 1964 el propio Guzmán se apartó creando el Movimiento Popular Jujeño (MPJ). A mediados de los años ‘60 los dirigentes provinciales otrora radicales se distribuían en tres agrupaciones: el balbinismo en la UCRP, el frondizismo en el MID (Movimiento de Integración y Desarrollo) y el guzmanismo en el MPJ. Así, las elecciones de 1973, las primeras desde 1955 sin prescripción del peronismo, las ganaría dicho partido (54%), quedando en segundo lugar el MPJ (28%) y en tercero la UCR unificada (4%) (Fleitas y Kindgard, 2010, p. 214). Los sucesivos gobiernos militares fueron aumentando su presión sobre la población, hasta llegar a los excesos del Proceso de Reorganización Nacional de 1976.
Entre 1955 y 1983 se identifican así varios patrones en la política provincial: siempre que el Partido Justicialista (PJ) pudo participar en las elecciones, las ganó, y cuando le fue vedado participar, el voto en blanco obtuvo la mayoría; el guzmanismo se vio repetidas veces asociado a gobiernos no elegidos en las urnas y el radicalismo se fue debilitando en sucesivos momentos de ruptura. Sin embargo, la victoria de Raúl Alfonsín a la presidencia nacional en 1983, fruto entre otras circunstancias de su firme oposición a la dictadura militar, evidenciada en la creación de la línea interna anti-balbinista Renovación y Cambio (1972), constituyó un nuevo espaldarazo al radicalismo en Jujuy con la apertura del nuevo ciclo democrático.
El predominio justicialista en el gobierno jujeño desde 1983 hasta 2015
En la última transición a la democracia (1983), el PJ volvió a la gobernación de Jujuy como un partido cohesionado, con una conformación compacta y clara en términos ideológicos, anti-conservadora y asociada a la idea de justicia social, y con un liderazgo indiscutido: una cúpula de una decena de personalidades provenientes de todo el territorio provincial, que habían sido conducidas por los caudillos históricos Carlos Snopek y José Humberto Martiarena. Estas características herederas del primer peronismo jujeño dieron como resultado un partido electoralmente muy fuerte, que pudo retener el gobierno hasta 2015. No obstante, los partidos de la oposición, principalmente la UCR y el MPJ (Movimiento Popular Jujeño), ganaron porcentajes importantes de cargos en la Legislatura y mantuvieron a lo largo de los años diferentes gobiernos a nivel municipal.
Gráfico 1. Jujuy. Porcentaje de votos a gobernador y cantidad de bancas en la Legislatura provincial de los diferentes partidos (1983-2015)
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Referencias:
Colores oscuros = porcentaje de votos a gobernador (años referidos alternos)
Colores claros = número de bancas en la Legislatura (todos los años referidos)
Azul = PJ o frentes liderados por el justicialismo
Rojo = UCR o frentes liderados por el radicalismo
Verde = terceros partidos: MPJ, MUR, FREPASO, 1J (Primero Jujuy/Blanco de los Trabajadores) y FUYO (frente liderado por el Partido de la Soberanía Popular de Milagro Sala)
A partir de 1983 y hasta 2015 pueden identificarse dos ciclos en la política provincial. Durante la primera década y media (1983-1999) se produjo una intensa crisis política, fiscal y económica en la provincia, resultante en gran medida de los lineamientos de los gobiernos nacionales de Raúl Alfonsín (con la difícil gestión de la crisis de la deuda externa y la posterior hiperinflación) y de Carlos Menem (con su apuesta por un modelo neoliberal).[2] La misma coincidió con un período de crecientes dificultades institucionales en el partido gobernante (PJ) que comenzaron con la competencia entre dos corrientes en pugna en la segunda mitad de los años ochenta. A finales de esa década, espejando la dinámica partidaria nacional, apareció en el PJ de Jujuy una corriente interna alineada con la Renovación Peronista de Antonio Cafiero.[3] Liderada por Ricardo de Aparici, esta corriente se presentó como una propuesta alternativa al snopismo tradicional. De Aparici consiguió la gobernación en 1987 e introdujo un gran recambio generacional en la dirigencia partidaria (Barrionuevo, 2019). Sin embargo, su enfrentamiento con Carlos Snopek en la arena provincial y con Carlos Menem en la nacional terminaron provocando su renuncia en 1990.
De Aparici fue el primero de cuatro gobernadores que tuvo que dejar inconcluso su mandato a lo largo de la década. La Legislatura provincial fue así el epicentro de fuertes disputas tanto entre el PJ y la UCR, principal partido de la oposición, como entre distintos representantes oficialistas. A partir de la aprobación de la Ley de Lemas en 1991, las dos líneas internas del peronismo en contienda se atomizaron progresivamente, multiplicando las disputas facciosas. En la misma época, el partido también evidenció la incorporación de personalidades ajenas a la dirigencia tradicional provenientes del mundo periodístico y empresarial que en la década posterior tendrían una importancia creciente, como Guillermo Jenefes y Rubén Rivarola. En un contexto de grave crisis económica y social, todo ello generó un escenario muy inestable, con tendencias centrífugas. El resultado fue que en los comicios de 1999 el PJ casi perdió la gobernación de manos de la UCR por primera vez desde 1983 (la diferencia fue apenas de 2.000 votos en un padrón de 275.000 personas).
Gráfico 2. Jujuy. Resultados de las elecciones al Poder Ejecutivo provincial 1983-2019
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Tras conseguir in extremis retener el gobierno, el PJ protagonizó durante toda la década y media siguiente una fase de recomposición y estabilización (1999-2015). La victoria de Eduardo Fellner inauguró una etapa de reorganización del justicialismo y la consolidación de su conducción. Su alineamiento con las presidencias aliancistas (1999-2001) y duhaldistas (2002-2003) le facilitó el control de la protesta social, que había explotado durante el menemismo, gracias a la gestión de crecientes fondos para programas sociales. A lo largo de las tres gobernaciones bajo presidencias kirchneristas (Fellner 2003-2007, Barrionuevo 2007-2011 y Fellner 2011-2015), Jujuy se convirtió en una de las provincias donde se implementó más claramente una agenda de políticas públicas centradas en la justicia social, generando crecimiento económico y mejoras en la calidad de vida de los grupos más vulnerables. La implementación de esta agenda recayó en buena medida en redes de movimientos sociales lideradas por la organización Tupac Amaru, quien rápidamente fue monopolizando la representación de los territorios.
Los logros en materia social consolidaron al peronismo electoralmente, pero implicaron una disputa entre la dirigencia partidaria y la dirigencia social. La referente de Tupac Amaru, Milagro Sala, recurría constantemente a la protesta y a la movilización como herramienta para la negociación política, lo que generó en buena gran parte de la ciudadanía y la clase política provincial un progresivo hartazgo. El necesario alineamiento de Fellner con la agenda presidencial había implicado aceptar un caballo de Troya en su propio espacio que era difícil de justificar frente a propios y extraños. Por otro lado, sin bien inmediatamente después de la derogación de la Ley de Lemas en 1999 el faccionalismo en el seno del justicialismo se había moderado, nunca dejó de ser un problema. Desde entonces, en todas las elecciones provinciales se presentaron líneas internas a competir por fuera del aparato oficial del partido del gobierno. Dichos intentos no tuvieron éxito inicialmente, pero al cabo serían la clave para conseguir, en 2015, un cambio de partido en el gobierno.
Gráfico 3. Jujuy. Resultados electorales de las listas oficialistas (PJ), opositoras (UCR) y disidentes (otras listas justicialistas) en los comicios al poder ejecutivo provincial (1983-2019)
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
La UCR permaneció como el principal partido de la oposición, frecuentemente aliado al MPJ y a otras formaciones menores. Las intendencias fueron bastiones importantes del poder radical durante las gobernaciones justicialistas, principalmente el municipio de la capital, San Salvador de Jujuy, y otras que mantuvieron el mismo signo político prácticamente desde 1983 como Tilcara o Palmasola.[4] Por otro lado, el vinculo de Fellner con la UCR y su líder, Gerardo Morales, se caracterizó más por el entendimiento que por la disputa. Tras el virtual empate en las elecciones de 1999, las aristas del juego judicial, municipal y legislativo sugieren un patrón de apoyo político cruzado entre partidos.[5] Dicha dinámica empezó a modificarse, sin embargo, con la victoria de la UCR en las elecciones legislativas de 2013, donde obtuvo mayoría por primera vez desde 1983, tanto en el nivel provincial como nacional. Las etiquetas partidarias en competencia en estos comicios evidencian los actores que en el 2015 harían posible un acuerdo tripartito entre la disidencia peronista (el peronismo massista de Frente Primero Jujuy, liderado por Carlos Daniel Snopek), el radicalismo (liderado por Gerardo Morales) y el PRO.[6]
Tabla 1. Resultados a las elecciones legislativas nacionales, Jujuy (2013)
Partidos/alianzas electorales |
Cantidad de votos |
Porcentaje |
Cantidad de bancas |
Alianza Frente Jujeño (UCR+Socialista) |
129.016 |
39,81 |
2 |
Alianza Frente para la Victoria (PJ) |
127.718 |
39,41 |
1 |
Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores |
22.682 |
7,00 |
|
Alianza Frente Primero Jujuy (Blanco de los Trabajadores + otros) |
17.156 |
5,29 |
|
Propuesta Republicana PRO |
15.146 |
4,67 |
|
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Primer gobierno radical (2015-2019)
Sin lugar a duda, todo el año 2015 estuvo teñido de una efervescente atmósfera electoral. Las elecciones presidenciales a finales de año se desarrollaron en un ambiente de fin de época, ya que tras doce años de gobiernos kirchneristas, el gobierno federal tenía posibilidades de cambiar de manos. En la provincia de Jujuy, las elecciones encontraron al oficialismo dividido entre quienes se alineaban con la estrategia del gobernador de apegarse claramente a la candidatura presidencial del Frente para la Victoria y quienes consideraban que era mejor tomar cierta distancia. Los partidarios de la primera opción se habían ido aislando progresivamente en una “mesa chica”, liderada por Fellner y compuesta en gran medida por dirigentes peronistas incorporados al partido en los ‘90 (como Guillermo Jenefes y Rubén Rivarola) donde se tomaban la mayoría de las decisiones programáticas y electorales sin participación significativa del resto del aparato. Los simpatizantes de la segunda opción (como Carlos Daniel Snopek y Carlos Haquim) consideraban, cada vez con más convicción, la necesidad de tomar distancia del kirchnerismo a nivel nacional y, por ende, del fellnerismo.
A fines del 2014, gracias a la intermediación de Carlos Haquim, Gerardo Morales (líder de la UCR provincial) y Sergio Massa (líder del Frente Renovador,[7] disidencia justicialista a nivel nacional) se encontraron y sellaron una coalición electoral multinivel. El acuerdo consistía en presentar a Massa como candidato a la presidencia, Morales a la gobernación y Haquim a la vice gobernación en las elecciones del año siguiente. Al mismo se sumaría más adelante la rama provincial del PRO, dada la creación de la Alianza Cambiemos a nivel nacional entre el PRO, la Coalición Cívica y la UCR.[8] La confluencia de todas estas fuerzas en el Frente Cambia Jujuy (FCJ) obtuvo la victoria en las elecciones de 2015 por un muy significativo 58,31% (récord histórico en las elecciones gubernativas), generando una alternancia en el poder ejecutivo provincial que no se había producido desde el año 1983. El radical Gerardo Morales pudo así cobrar su revancha pendiente desde 1999.
Tabla 2. Elecciones al poder ejecutivo y legislativo provincial, Jujuy (2015)
Elecciones al Poder Ejecutivo |
Elecciones al Poder Legislativo |
||||||
Fórmula |
Partido o coalición |
Votos |
% |
Partido |
Votos |
% |
Bancas |
Morales-Haquim |
Frente Cambia Jujuy* |
226.646 |
58,31 |
UCR |
105.199 |
30,70 |
10 |
Fellner-Jenefes |
FPV** |
139.119 |
35,79 |
FPV |
92.304 |
26,94 |
8 |
|
|
|
|
Primero Jujuy |
43.236 |
12,62 |
4 |
|
|
|
|
UyOSP*** |
27.322 |
7,97 |
2 |
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Referencias:
*UCR + Blanco de Los Trabajadores + Pro-Propuesta Republicana + MPJ + 14 partidos menores.
** Frente para la Victoria – PJ.
*** Unidos y Organizados por la Soberanía Popular (Tupac Amaru).
El FCJ estaba integrado por los principales partidos opositores nacionales: el PRO, la UCR, el GEN, el Partido Socialista y el Frente Renovador y parte de su victoria puede explicarse por el efecto arrastre que produjo la adhesión de listas colectoras a las candidaturas presidenciales de Sergio Massa, Mauricio Macri y Margarita Stolbizer. Los logros obtenidos en la elección nacional en el territorio jujeño fueron, asimismo, en ese orden, siendo Jujuy la única provincia en 2015 donde Massa obtuvo el primer puesto en la competencia a la jefatura del estado (en la primera vuelta). En una dinámica que ya se venía consolidando desde el 2011, las etiquetas que se unificaron en los dos principales frentes (FCJ y FPV) compitieron en listas separadas para los cargos legislativos. En la Legislatura, finalmente, el radicalismo obtuvo 10 bancas con el 30,8%, seguido por el FPV que con el 27% conquistó 8. Por su parte, el massista Frente Primero Jujuy (FPJ) obtuvo 4 y el Frente Unidos y Organizados, representante de los movimientos sociales y liderado por Tupac Amaru (FUyO), 2. Ningún partido obtuvo mayoría absoluta ni quorum propio, complicando la labor del nuevo gobernador, que sólo contó con 20 bancas sobre 48.
Gráfico 4. Resultados de las elecciones al poder legislativo provincial. Bancas obtenidas por partido, Jujuy (2007-2019).
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Referencias: 4to partido = FUYO (2013), FUYO (2015), FIT (2017) y Juntos por Jujuy/PJ (2019).
La victoria del FCJ fue una de las cinco que aseguró gobernadores afines al nuevo gobierno federal de Cambiemos, que ganó a las pocas semanas, y en segunda vuelta, la presidencia de la nación. Al final del año electoral, cinco provincias terminaron formando parte de la coalición presidencial. Tres de ellas contaban con un peso específico legislativo, electoral, poblacional y económico muy importante: Ciudad y Provincia de Buenos Aires (PRO) y Mendoza (UCR). Las otras dos eran distritos menores como Corrientes (UCR) y Jujuy (UCR). Pero la victoria en esta última fue muy significativa en términos simbólicos, ya que abría la caja de Pandora de la ruptura de la hegemonía peronista tras medio siglo de gobiernos unicolor y mostrando que la alternancia era posible a pesar de la solidez que el justicialismo había mostrado en los distritos periféricos desde la vuelta a la democracia. Por su parte, el FPV-PJ se impuso en doce jurisdicciones (Salta, Formosa, Misiones, Chaco, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Entre Ríos, San Juan, Santa Cruz y Tierra del Fuego), el Peronismo Federal en cuatro (Córdoba, Chubut, San Luis y La Pampa) y sendos partidos provinciales en tres (Santa Fe, Neuquén y Río Negro).
Ilustración 1. Resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2015, por departamento y por provincia.
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Fuente: (Tow, 2020)
Referencias: La victoria de la Alianza Cambiemos se muestra en las áreas color amarillo y la del Frente para la Victoria en las áreas color azul.
La Alianza Cambiemos, en sus dos primeros años de gobierno (2016 y 2017), fue muy exitosa en la obtención de apoyo por parte de los gobernadores en el Congreso nacional, a pesar de no contar con mayorías automáticas en ninguna de las dos cámaras. Gracias a ello, logró aprobar casi toda la legislación presentada, generando un rápido cambio de paradigma económico y político en el país, hacía un modelo más liberal y con mayor protagonismo de los actores privados (Levy, 2020; Triguboff, 2020).
En el distrito jujeño, los ritmos de la política también fueron vertiginosos tras la victoria electoral del radicalismo. Una decisión controvertida marcó inmediatamente la agenda: el enjuiciamiento de la dirigente social Milagro Sala. Gerardo Morales, ya desde la campaña electoral había declarado que su principal objetivo sería controlar el accionar de los movimientos sociales y había mantenido un enfrentamiento personal con la líder de la organización Túpac Amaru. Con minoría en la cámara legislativa y una recién estrenada coalición en el poder ejecutivo, el gobernador Morales decidió apostar fuerte y, con apoyo presidencial, alentó modificaciones en el poder judicial que le permitieron desencadenar un entramado de acusaciones consecutivas contra la líder social y otros dirigentes territoriales. Su encarcelamiento provocó una contundente respuesta de todo el arco político opositor nacional. La situación se tornó por demás incómoda para el gobernador con la intervención posterior de la Comisión de Trabajo de la ONU, que exigió la libertad inmediata de Milagro Sala. Sin embargo, y a pesar de que el tema estuvo en la agenda nacional durante largo tiempo, la excarcelación de la líder popular no tuvo lugar durante los cuatro años de mandato radical. Por el contrario, se fue sucediendo la apertura de diversas causas judiciales y la confrontación con la figura de Milagro Sala fue una constante en el discurso del gobernador.
Otra decisión controvertida, esta vez del vicegobernador, fue la convocatoria a elecciones internas en el PJ de Jujuy en marzo 2016, fruto de las cuales Haquim (perteneciente al Frente Renovador) asumió como nuevo presidente del partido, desterrando por completo al fellnerismo que había liderado la agrupación los últimos años. Así, durante el 2016, el PJ de Jujuy fue manejado por el massismo, con la indisimulada esperanza de lograr integrar al PJ local en la alianza oficialista Cambiemos. En reacción a ello, a finales de ese año (diciembre de 2016), la dirección del Consejo Nacional del Partido Justicialista decidió la intervención del distrito electoral. Se designó al ex gobernador de Mendoza Celso Jaque como interventor y se otorgó un plazo de un año para normalizar la circunscripción y la realización de nuevas elecciones de autoridades. El 1 de diciembre de 2017 Celso Jaque dio por terminada la intervención decretada por la Mesa de conducción Nacional, abriendo una nueva etapa que tendría a Rubén Rivarola como máximo referente del partido a nivel local.
Las elecciones legislativas de 2017
La posición política de la Alianza Cambiemos se consolidó en todo el país con los resultados de las elecciones legislativas de 2017, que permitieron mejorar su presencia en las cámaras nacionales y en los territorios provinciales, sin obtener, no obstante, mayorías automáticas. En el territorio de Jujuy, el resultado del Frente Cambia Jujuy también fue muy exitoso.[9] Las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de julio 2017 fueron la primera prueba electoral del oficialismo provincial luego del escenario histórico del 2015.[10] De los ocho colores partidarios en disputa para diputados y senadores nacionales, la ciudadanía pudo elegir candidatos solamente en los dos espacios justicialistas (6 listas competían por el PJ y 3 listas por el Frente Renovador), evidenciando su enorme atomización. El resto de los partidos presentó listas únicas. Asimismo, a diferencia de 2015 y anticipando lo que ocurriría en 2019, el Frente Cambia Jujuy compitió con boletas separadas (el radicalismo y sus aliados por un lado y el Frente Renovador por otro).
Dos conclusiones fundamentales dejaron las PASO de 2017. Por un lado, la victoria del oficialismo (36% de los votos para la lista de la FCJ-UCR) confirmó el éxito del rumbo tomado en 2015 y lo fructífero de la estrategia de aliarse con el ejecutivo nacional. Por otro, se evidenció que el espacio justicialista mantenía, en conjunto, su peso en la provincia (30% de los votos para las 6 listas del PJ y 13% para las tres listas del Frente Renovador) pero que, al presentarse disperso no pudo remontar su principal obstáculo: definir un único liderazgo. La historia volvía a repetirse.
En la elección legislativa definitiva del mes de octubre de 2017, el oficialismo mejoró aún más su desempeño para cargos nacionales, alcanzando 52% de los votos para la categoría de senadores (dos de las tres bancas en disputa) y diputados (dos de las tres bancas en disputa). El tercer escaño en ambas categorías fue para el Frente Justicialista (20%). El Frente de Izquierda (FIT) y el Frente Renovador no obtuvieron ninguna banca en la arena nacional, a pesar de que el primero logró uno de sus mejores rendimientos electorales en la historia de la política provincial. Para la legislatura unicameral provincial (que renovaba 24 de sus 48 escaños), el Frente Cambia Jujuy obtuvo 46% de los votos y 13 bancas (3 más de las que renovaba), el Frente Justicialista 17% y 5 bancas, el FIT 16% y 4 bancas y Primero Jujuy (Frente Renovador) 8% y 2 bancas. En la competencia subnacional, con 30 puntos de distancia respecto de la segunda fuerza y 21 puntos por encima de la suma de los dos espacios justicialistas, el radicalismo fue el gran ganador. Por su parte, la suma de los dos espacios oficialistas (UCR y Primero Jujuy/Frente Renovador) alcanzó el 56%, manteniendo el nivel de apoyo ciudadano logrado en 2015 (58%), consagrando la división del peronismo y logrando una mayoría en la cámara que le permitiría gobernar sin sobresaltos los siguientes dos años. Es destacable el hecho de que el FIT ingresara por vez primera en la cámara con un número importante de diputados.
Gráfico 5. Jujuy. Resultados de las elecciones al poder legislativo provincial de los dos principales partidos, Jujuy (1983-2019)
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Las elecciones provinciales y nacionales de 2019
El optimismo del gobierno tras la victoria obtenida en las elecciones de medio término de octubre de 2017 no duró mucho tiempo. A partir de mayo de 2018, la presidencia de Mauricio Macri entró en una progresiva crisis. Los principales indicadores macroeconómicos empezaron a ser preocupantes (caída del PIB, crónica fuga de capitales, inestabilidad cambiaria y aumento de la inflación y del desempleo).[11] En un contexto de ya creciente endeudamiento, la clausura del crédito internacional y la decisión del gobierno de pactar un préstamo de más de US$50.000 millones con el FMI (el más importante en la historia del país y del propio FMI) presagió una serie concatenada de dificultades. El acuerdo con el banco internacional revirtió la hasta entonces política gradualista del gobierno y obligó a implementar políticas de ajuste fiscal. Las mismas “generaron una creciente incapacidad del presidente para mantener las expectativas y el apoyo de los sectores sociales que habían sido importantes para su ascenso, incluyendo grandes sectores de la clase media” (Angria y Vommaro, 2020, p. 8). Al comienzo del año electoral, la figura de Mauricio Macri se encontraba cuestionada al punto de que se barajaron candidaturas alternativas a la presidencia provenientes del propio partido en el gobierno (como la de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal) y personalidades ajenas a Cambiemos (como la del ex ministro de Economía Roberto Lavagna). Finalmente, la coalición gobernante decidió apostar por la reelección de Mauricio Macri.
Por su parte, el PJ, después de su derrota en las legislativas de 2017, había comenzado a reconstruir relaciones con los líderes peronistas no kirchneristas (principal, pero no únicamente, con el Frente Renovador de Sergio Massa) y con una amplia gama de partidos y movimientos progresistas de centro e izquierda, en pos de acercar posiciones para formar una coalición. La presentación de la formula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner en mayo de 2019 fue la decisión que definitivamente organizó al movimiento en pos de ese objetivo.[12] Así, a lo largo del 2019, la política electoral se fue organizando poco a poco en torno a un eje de competencia izquierda-derecha con dos grandes frentes rivales, peronistas y no peronistas. Si bien durante el año electoral se perfilaron alianzas de centro con posibilidades ganadoras (en particular Alternativa Federal, protagonizada por los gobernadores de Córdoba y Salta, Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey, el senador Miguel Pichetto, el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna), fueron perdiendo referentes que migraron hacia los frentes oficialista y opositor y llegaron muy debilitadas a los comicios de octubre 2019.
El 2019 fue un año electoral particularmente intenso en la arena subnacional. A lo largo del mismo todas las provincias (con excepción de Santiago del Estero y Corrientes) eligieron gobernadores o Jefe de Gobierno (en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Por otro lado, 23 de los 24 distritos renovaron sus autoridades legislativas (todos menos Santiago del Estero). La principal particularidad residió, sin embargo, en la inusualmente alta cantidad de gobiernos provinciales que decidieron desdoblar su elección de la competencia nacional (el mayor número desde 1983). Sólo dos provincias oficialistas (Provincia y Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y Catamarca mantuvieron elecciones simultáneas. Si bien habitualmente los gobiernos provinciales opositores optan por desacoplar sus comicios para evitar el efecto arrastre del presidente, en esta ocasión no sólo fue así, sino que distritos gobernados por partidos de la propia coalición Cambiemos (como Mendoza y Jujuy), afines (como Córdoba) y con partidos provinciales (como Neuquén, Río Negro y Santa Fe) optaron también por adelantar la competencia electoral (solamente el gobierno de Salta decidió desplegar los comicios después de la elección nacional).
Los gobiernos provinciales de signo oficialista, como el liderado por Gerardo Morales en Jujuy, se resintieron con la paulatina pérdida de apoyo ciudadano del presidente.[13] Gerardo Morales fue el mandatario que más tardó en anunciar su fecha electoral, tratando de honrar el pedido de Mauricio Macri de concentrar todos los comicios de Cambiemos en la misma fecha. Finalmente, en marzo de 2019, anunció que las elecciones provinciales se realizarían el 9 de junio, tres meses antes de las presidenciales, desoyendo el pedido del presidente. Mayo y junio fueron meses fundamentales en los que se definieron los posicionamientos de gran parte de los actores del juego electoral. Cristina Fernández hizo su primer acto público después de más de dos años en silencio y le propuso a Alberto Fernández encabezar una fórmula presidencial por el PJ. Por su parte, la UCR desarrolló en Buenos Aires su convención nacional en la cual, tras posiciones muy encontradas, se decidió respaldar la reelección de Macri y se hizo un tímido llamado a la apertura de la coalición Cambiemos. En mayo también se desarrollaron las elecciones de uno de los mayores distritos del país, Córdoba, con una más que contundente victoria del “peronismo federal” (54%) y una derrota de los dos candidatos de Cambiemos (19% y 12%). En ese mismo distrito, la coalición oficialista había obtenido 70% en el ballotage del 2015.
Junio fue el mes de mayor concentración de elecciones provinciales: San Juan, Misiones, San Luis, Santa Fe, Chubut, Tucumán, Tierra del Fuego, Formosa, Jujuy y las PASO en Mendoza. Asimismo, se terminaron de definir el resto de las candidaturas clave: Mauricio Macri anunció que el sempiterno senador y jefe del bloque peronista, Miguel Angel Pichetto, completaría su fórmula y Sergio Massa abandonó el peronismo federal para integrase como primer diputado por la Provincia de Buenos Aires a la lista de Fernández-Fernández por el PJ. Las cartas estaban dadas.
Los eventos nacionales fueron caldeando el proceso hacia las elecciones en Jujuy, una provincia donde, a priori, el radicalismo tenía el camino allanado para la reelección ya que venía de ganar las elecciones legislativas con amplio margen y podía mostrar una gestión aceptable. Pero la campaña estaba altamente nacionalizada y Morales sabía que no podía contar con el efecto arrastre por colectoras que tanto le había aportado en 2015. Por su parte, el peronismo, que seguía sin encontrar un liderazgo, se había embarcado en una lucha interna infructuosa por un espacio político cada vez más exiguo. La permanencia de dirigentes empresariales desgastados, provenientes del menemismo y directamente vinculados a la era fellnerista (Rivarola y Jenefes, principalmente), ocluyeron una necesaria renovación generacional. En esas condiciones, el radicalismo aspiraba a concretar la primera victoria en el año para Cambiemos. Pero Jujuy siempre había sido una provincia peronista y la izquierda anhelaba repetir su desempeño de 2017, así que la disputa podía estar más cerrada de lo que a priori se había previsto. Nada estaba garantizado para el Frente Cambia Jujuy (FCJ), que repetía la fórmula con la que había llegado al poder en 2015 (Gerardo Morales representando a la UCR y Carlos Haquim al peronismo massista).
En el espacio justicialista, la negativa del presidente del partidoRubén Rivarola) de habilitar elecciones internas generó un récord en la fragmentación de la oferta electoral, danto lugar a cinco listas en competencia. Por el PJ oficial, como “Frente Justicialista”, se presentaba Julio Daniel Ferreyra, un recién llegado a la política, encarnando inesperadamente una apuesta por un conservadurismo ajeno al perfil típico de los dirigentes provinciales desde el ocaso del MPJ. Rivarola había conseguido la adhesión a esa candidatura de la agrupación kirchnerista Kolina que había designado como vice al intendente de El Carmen, Adrián Mendieta. La segunda estaba liderada por el senador Guillermo Snopek y respaldada por el exvicegobernador Guillermo Jenefes en el “Frente Juntos por Jujuy”. Las otras tres listas peronistas eran “Jujuy y su Gente”, el “Frente Patriótico Entre Todos” y “Unidad Ciudadana” (que llevaba como candidata a Paula Álvarez Carreras, abogada de la dirigente social Milagro Sala). Otros seis candidatos competían por la gobernación en una extensa y competitiva oferta (FIT, MPJ, Unir Mi Jujuy, Frente de Unidad del Pueblo Pluricultural, Partido por la Dignidad del Pueblo y MTS Nueva Izquierda). Asimismo, se renovaban la mitad de los escaños de la Legislatura provincial (24) y 27 intendencias. En total, había cerca de 3.500 candidatos.
Finalmente, Gerardo Morales consiguió la primera victoria cambiemita del 2019 y su reelección con el 43,76% de los votos, una proporción menor al 2015 (58%) y al 2017 (46%). Las dos principales listas del justicialismo quedaron en segundo y tercer lugar: el “Frente Justicialista” de Julio Ferreyra con 32,77% y el “Frente Jujuy por Todos” de Guillermo Snopek con 10,43%. Los resultados evidenciaron que si el peronismo se hubiera presentado unido podría incluso haber tenido posibilidades de acceder a la gobernación. El resto de los contendientes obtuvo menos del 5% de los votos cada uno (inclusive Jujuy por su Gente y Unidad Ciudadana, del espacio peronista).
Tabla 3. Elecciones al poder ejecutivo y legislativo provincial, Jujuy (2019)
Elecciones al Poder Ejecutivo |
Elecciones al Poder Legislativo |
|||||||
Fórmula |
Partido o coalición |
Votos |
% |
Partido o coalición |
Votos |
% |
Bancas |
|
Morales-Haquim |
Frente Cambia Jujuy |
176.482 |
43,76 |
Frente Cambia Jujuy |
105.199 |
28,38 |
8 |
|
Ferreyra - Mendieta |
Frente Justicialista |
132.186 |
32,77 |
Frente Justicialista |
92.304 |
28,26 |
8 |
|
Snopek - Colque |
Frente Juntos Por Jujuy |
42.062 |
10,43 |
Primero Jujuy |
43.236 |
16,28 |
5 |
|
Casas - Briones |
Frente Por Jujuy y Su Gente |
13.543 |
3,36 |
Frente Juntos Por Jujuy |
27.322 |
10,04 |
3 |
|
Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos electorales (Tow, 2020).
Los resultados de los comicios a la cámara legislativa local fueron casi un empate técnico entre el FJ y el FCJ, aunque la noche de las elecciones se anunció el triunfo del primero y el recuento confirmó el del segundo. Cuatro agrupaciones superaron el piso del 5% del padrón para entrar en la legislatura: el FCJ logró el 28,38% de los votos; el “Frente Justicialista”, mejorando sustancialmente sus resultados respecto al 2017, obtuvo 28,26%; “Primero Jujuy” de Haquim que siguiendo la tendencia histórica presentó listas separadas a la UCR de diputados, intendentes y concejales, consiguió 16,28 %, y el “Frente Juntos Por Jujuy”, 10,04%. Así, la atomización del peronismo permitió que el oficialismo retuviera la mayoría en la legislatura provincial (FCJ + Primero Jujuy) y evitó que tres de sus frentes lograran algún escaño. Para la categoría de Intendente de San Salvador, el radical Raúl “Chuli” Jorge retuvo el cargo por cuarta vez consecutiva con 46%, aventajando por 20% a M. Palmieri, candidato del Frente Justicialista.
Las elecciones subnacionales de Jujuy permitieron así a la Alianza Cambiemos alcanzar su primer triunfo en el 2019. Al final del año, de las cinco provincias que formaban parte de la coalición presidencial, sólo tres (Jujuy, Mendoza y CABA) renovaron mandato: el PRO perdió la provincia de Buenos Aires y en Corrientes no se desarrollaron elecciones. Cambiemos no logró sumar ningún otro distrito a su armado territorial. En Jujuy, por otro lado, resultó evidente que la falta de convergencia del peronismo en una sola etiqueta electoral fue el factor determinante de la victoria radical: si los tres espacios justicialistas más relevantes se hubieran presentado juntos (incluso prescindiendo de los votos de Primero Jujuy de vicegobernador Haquim), habrían conseguido 45,75%, suficiente para recuperar la gobernación perdida en 2015. Lograron, al menos, recuperar 10 puntos desde la elección anterior e igualar al oficialismo en la Legislatura.
Dos meses después, en agosto, se llevaron a cabo las elecciones primarias nacionales (PASO). En las mismas, se verificó la anterior hipótesis ya que la fórmula Fernández-Fernández del PJ obtuvo un 48% (en línea con el conjunto del país) y solamente un 30,16% votó la propuesta de Juntos por el Cambio (cercano al 32% obtenido a nivel nacional). En la elección presidencial definitiva de octubre de 2019, la fórmula justicialista mantuvo en la provincia norteña un resultado similar, 46,16% (cercano al 48,24% nacional). La fórmula oficialista Macri - Pichetto ganó peso obteniendo un 41,50% (similar al 40,28% nacional). Los resultados evidencian lo acertado que fue la decisión del gobernador de desacoplar las elecciones provinciales, así como la gran capacidad de los partidos y los votantes de disociar sus decisiones políticas en la arena subnacional respecto de la nacional.
Conclusiones
Gerardo Morales le dio a la Alianza Cambiemos el primero y uno de los escasos triunfos subnacionales del año electoral 2019. Este resultado se explica, primero, por la acertada decisión del gobernador de adelantar los comicios, desacoplando su derrotero del de la Alianza Cambiemos a nivel nacional, haciendo uso de los importantes grados de autonomía que el federalismo argentino le otorga a los actores políticos provinciales (Calvo y Escolar, 2005). Cómo toda provincia periférica alineada ideológicamente con el presidente (Vaca Ávila, 2020), el gobierno radical jujeño fue muy dependiente del apoyo fiscal y de las políticas públicas desplegadas por el gobierno nacional de Mauricio Macri en su territorio.[14] Sin embargo, el gobernador Morales supo jugar esta permanente tensión entre autonomía y dependencia a su favor, mostrando gran habilidad política.
El frente oficialista liderado por Morales y Haquim, si bien fue perdiendo votos en las sucesivas elecciones (58% en 2015, 52% en 2017 y 44% en 2019), se consolidó en el gobierno. El justicialismo, por su parte, aunque nunca vio demasiado horadado su capital político (nunca bajó del 30% desde 2015 y podría lograr el 45%), nunca consiguió encaminar sus divisiones internas. Los resultados, mirados en perspectiva histórica, muestran una importante estabilidad de las afinidades electorales de los votantes del distrito: el PJ mantiene un piso alto (30%) y un promedio estable del 35% con una desviación estándar baja (2,7) y la UCR no consigue superar, en solitario, el 50% de los votos, si tenemos en cuenta los resultados a la legislatura provincial desde 1983 a 2019.[15] En el año 2017, el radicalismo logró el 46% y 13 bancas, cercano a otros máximos históricos, 1987 (35% y 13 bancas) y 1999 (48% y 12 bancas), frente a un promedio de aproximadamente 30% y 8 bancas, con una desviación estándar baja (2,3). Es decir, para los dos partidos más importantes, la variación es baja y, desde el inicio del presente ciclo democrático, el promedio histórico de la UCR es el umbral mínimo del justicialismo.
El escenario frente a las próximas elecciones gubernativas de 2023 se presenta bastante incierto, ya que Gerardo Morales, líder indiscutido del espacio radical, no puede renovar mandato y por ahora no hay muestras de que sea fácil encontrar un sucesor. Mientras, el justicialismo, nunca logró reconstruirse luego de la implosión sufrida en 2015, sigue enfrascado en disputas internas infructuosas y enfrenta muchas dificultades para encontrar un liderazgo.
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Listado de entrevistas
(Los entrevistados que solicitaron no revelar su nombre se identifican con números).
Aramayo, Carlos. Miembro del Partido Comunista Revolucionario y profesor en la Universidad Nacional de Jujuy. San Salvador de Jujuy, 23 de junio de 2016.
Cruz, Washington. Diputado provincial, nacional y presidente del Partido Justicialista de Jujuy. Purmamarca (Jujuy), 21 de septiembre de 2012.
Matuk, Alejandro. Diputado provincial por el Partido Justicialista de Jujuy. San Salvador de Jujuy, 25 de junio de 2016.
Molinari, Liliana. Abogada en juicios de Derechos Humanos y dirigente social (CODESEDH). San Salvador de Jujuy, 19 de junio de 2016.
Nieto, Rodolfo. Diputado provincial por el Partido Radical de Jujuy. San Salvador de Jujuy, 20 de junio de 2016.
Ortiz de Matteucchi, Elvira. Secretaria del Tribunal Electoral de Jujuy. San Salvador de Jujuy, 25 de junio de 2016.
Rodríguez, Javier. Asesor legislativo de la Cámara de Diputados de Jujuy y líder social. Tilcara (Jujuy), 20 de septiembre de 2012.
Tizón, Ramiro. Presidente del Partido Socialista de Jujuy. San Salvador de Jujuy, 20 de septiembre de 2012.
[1]Según Calvo y Escolar (2005, p. 4), distintos procesos institucionales “fueron aislando progresivamente los sistemas políticos provinciales de la competencia nacional, generando anidamientos políticos complejos entre las distintas arenas electorales subnacionales y la competencia electoral nacional”. Esto produjo un aislamiento progresivo de las arenas políticas subnacionales y al reforzamiento del poder de los gobiernos locales.
[2] Para un análisis detallado de lo que ocurrió en la provincia durante la década de los ‘90 ver Lagos (2009) y Vaca Ávila (2020).
[3] Para más detalles sobre las diferencias programáticas de las corrientes internas del justicialismo en Jujuy durante la renovación peronista ver Kindgard (2016).
[4] La intendencia de San Salvador de Jujuy estuvo en manos del radicalismo desde 1991 (salvo por el período de Martiarena, 2003-2007), con cuatro mandatos consecutivos de Hugo Cid Conde (1991-2003) y otros tres de Raúl “Chuli” Jorge (2007-2020).
[5]“Fellner le aseguró una parcela de poder a todos dentro y fuera del partido. Otorgó espacios de poder a la UCR. Aceptó muchos nombramientos radicales en la justicia (en el Tribunal de cuentas, muchos jueces). Con Morales se llevaban bien, tenían la misma visión sobre la economía provincial (sobre la minería del litio, por ejemplo). Los radicales ponían menos problemas a Fellner que los propios peronistas, pues le aprobaban los presupuestos provinciales con mayor facilidad, sin solicitar cambios, ni obras para los distritos” (Matuk, 2016).
[6]PRO: Propuesta Republicana.
[7] El Frente Renovador fue una coalición de figuras provenientes del peronismo y de varios partidos pequeños con arraigo territorial originalmente en la provincia de Buenos Aires. Fue conformado en 2013 para las elecciones legislativas de medio término, y se presentó a las elecciones generales de 2015 en el marco de la coalición UNA (Unidos por una Nueva Alternativa), con su líder, Sergio Massa, como candidato presidencial.
[8] En realidad, Morales había pensado que el radicalismo debía aliarse con el massismo en todo el país. Sin embargo, en la Convención Nacional de la UCR en Gualeguaychú (marzo 2015) se votó un acuerdo con el PRO y la Coalición Cívica y Morales tuvo que alinear su armado provincial con dicho acuerdo.
[9] Los jujeños eligieron 3 senadores y 3 diputados nacionales, 24 legisladores provinciales, 68 concejales y 78 vocales municipales.
[10] En Jujuy, las PASO sólo definen los candidatos a cargos nacionales, ya que la legislación electoral provincial no prevé primarias obligatorias para los cargos provinciales o municipales.
[11]Para más detalles sobre el gobierno de Cambiemos ver Levy (2020) y Triguboff (2020).
[12] Alberto Fernandez había sido Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner durante su presidencia en 2003-2007, cargo en el que se mantuvo durante el primer año de gobierno de Cristina Fernández (2008) y al que renunció por desavenencias en la gestión del conflicto con el sector agropecuario. Alberto Fernández representaba un sector moderado del peronismo.
[13]En marzo 2019, “según el promedio de 15 estudios de opinión (…) en las PASO Macri tendría una intención de voto del 30,6% contra 30,5% de Cristina Fernández. (…) Una encuesta de la Consultora Hugo Haime, publicada el 10 de marzo, puso por primera vez a Mauricio Macri perdiendo en cualquier escenario de ballotage (51% a 39%)” (Levy, 2020, p. 239).
[14] Gerardo Morales hace alusión explícita a este punto en su primer discurso como gobernador reelecto el 9 de junio de 2019.
[15] Se toman los resultados legislativos al ser el ámbito electoral donde los frentes se dividen y se presentan con listas separadas.